¿Sabes venderte?
Hay momentos en los que especialmente es necesario pararse y hacerse la siguiente pregunta ¿a dónde voy? Da igual que hablemos a nivel de empresa o a nivel personal, tanto en lo profesional, como en nuestra propia vida privada. El correr mucho, no nos asegura que vayamos a llegar a ninguna parte, así que hoy, y aquí, nos vamos a parar por unos instantes, y vamos a reflexionar acerca de si sabemos vendernos o no.
Desde que los tiempos de la opulencia pasaron, desde que aprendimos que la crisis no iba a ser una brevedad, sino una situación con la que teníamos que aprender a vivir y a convivir, la necesidad de no ser uno más, la necesidad de ser visto, de ser reconocido se ha convertido en cuestión vital para sobrevivir. Las empresas que pasan desapercibidas, los productos que no son vistos por los consumidores, las marcas que no se reconocen, mueren. Eso mismo pasa con los y las profesionales.
Aplicar el concepto de la venta, cuando hablamos de personas tiene en nuestra cultura ciertas connotaciones que podrían hacernos pensar en la “inmoralidad de venderse”, ahora bien, la cuestión es, ¿qué diferencia hay entre vender un producto, digamos un refresco y vender los servicios de un arquitecto? En un caso parece que nuestra conciencia se calla, porque hablamos de un objeto, en el otro, si aplicamos el concepto de venta al arquitecto, como persona, parece que estuviéramos denigrándolo. Y nada más lejos de la realidad.
Dejemos las consideraciones ético-morales, a un lado y hablemos de lo que nos interesa. ¿Sabemos vendernos? ¿Qué tengo que hacer para venderme mejor? ¿Cómo puedo hacerlo?. Las recetas mágicas no existen, pero sí hay que hacerse ciertas reflexiones que nos ayuden a que cada uno encontremos la mejor manera de “vendernos”. Lo primero debe de ser, sin ningún tipo de dudas, el tener una marca, al igual que ocurre con los productos al uso. Las marcas son el distintivo que nos permite diferenciar a unos de otros, y con nosotros, como profesionales, ocurre exactamente lo mismo.
La primera cuestión que tenemos que tener clara es ¿qué quiero vender? A partir de ahí desarrollaremos nuestra propia marca personal, o personal branding, que parece que si utilizamos el anglicismo suena mejor. Independientemente de lo que queramos transmitir, hay que tener en cuenta, que el primer y más importante objetivo debe de ser el DIFERENCIARSE, siendo conscientes de que para aumentar el valor de nuestro trabajo individual, tenemos que construir, promocionar, comunicar y proteger nuestra marca personal, con el objetivo de que seamos vistos como profesionales diferentes y capaces de aportar un valor único e irrepetible.
Para quien quiera empezar a “trabajarse” su marca personal, os dejamos algunas indicaciones que pueden ser de ayuda, en ese proceso vital:
1. Lo primero es tener el valor de hacerse un DAFO personal. Recordemos que con el DAFO, analizamos los puntos débiles y los fuertes, que en este caso serían de nuestra propia persona, y las amenazas y oportunidades, que estarían relacionadas con nuestro entorno.
2. Define tus objetivos profesionales (corto, medio y largo plazo).
3. Elabora estrategias y planes de acción que te lleven a conseguir esos objetivos.
4. Trabaja una imagen global (personal y profesional) coherente con los objetivos establecidos.
5. Saca partido a las redes sociales, teniendo siempre muy presentes tus objetivos.
6. Aprende a desarrollar un networking inteligente y eficaz.
Este es un trabajo constante, que no se sustenta sólo en tener muchos Followers, o en tener un blog, la marca personal es una cuestión mucho más compleja. Se trata de un proceso estratégico que parte del autoconocimiento, que permite establecer estrategias (acciones y objetivos a largo plazo) que debe tender a culminar con la visibilidad. Para ello hay que ser consciente de que la marca personal, igual que las marcas comerciales, tiene cuerpo y alma. El cuerpo es la visibilización que hacemos de nosotros mismos, que es relativamente lo más fácil. Lo que hay que trabajar mucho es el alma de nuestra marca, sabiendo cuáles son los valores con los que se nos debe de identificar y por supuesto impregnándolo todo de autenticidad. Este es un proceso complejo, que debemos de ir construyendo poco a poco, siendo conscientes de una gran realidad y es que nuestra marca personal, nos acompañará durante toda nuestra vida.
Todo esto nos ayudará a desarrollar nuestra marca personal con coherencia, teniendo claro, y sin sentir ningún tipo de vergüenza que al fin y al cabo lo que queremos es vendernos mejor y tener un valor mayor en el mercado.