Sin explicaciones, sin excusas.

Sin explicaciones, sin excusas.

sin explicaciones sin excusas

Tú eres quien determina lo que vales, sin necesidad de dar explicaciones a nadie. Y tu propio valor que es un hecho en sí, no tiene nada que ver con tu comportamiento, ni con tus sentimientos – Wayne W. Dyer

Por unos motivos o por otros, malgastamos parte de nuestro tiempo, que ya sabemos que es el bien más escaso que poseemos, en dar explicaciones, o en tener que excusarnos, por lo que hacemos, o no, por lo que queremos, o por lo que no nos interesa. A veces tenemos que darlas hasta por lo que somos. Pero esta es una de las grandes inutilidades de nuestra existencia y a la que debemos dedicarle muy poco tiempo, por no decir directamente ninguno. Como decía Oscar Wilde y hoy recogemos en nuestro azucarillo, aquellas personas que nos quieren y para las que somos importantes, no necesitan para nada nuestras explicaciones, porque realmente creen en nosotros. Nuestros enemigos, aquellas personas que nos detestan, a las que no caemos bien, o simplemente aquellas que sienten envidia por cómo somos, o por lo que somos o hasta por lo que tenemos o dejamos de tener, no creerán nada de lo que digamos, porque ya tendrán su propia idea preconcebida creada y lo que podamos hacer o decir, sin más, les trae directamente al fresco. Han decidido que no es cierto, simple y llanamente. Finalmente están según Wilde y de forma muy acertada, los estúpidos y estúpidas, es decir aquellas personas que no van a entender lo que tengamos que explicar, por lo que tampoco debemos de perder el tiempo con esta categoría.

Está claro por tanto, visto lo visto, y debemos estar de acuerdo, en que dar explicaciones es una pérdida de tiempo, que no nos va a llevar a ningún sitio, por lo que como decíamos al principio, no tenemos que perder ni un solo momento de nuestra vida en dar esas explicaciones.

Hasta aquí todos de acuerdo, creo. Pero qué pasa cuando no nos piden esas explicaciones, sino que somos nosotros quiénes nos empeñamos en enzarzarnos en excusarnos por lo que hacemos o por lo que no hacemos, buscando toda clase de explicaciones. En este caso, ¿también pensamos lo mismo? Esta situación es más compleja, ¿verdad? No nos gusta que nos pidan explicaciones y entendemos que no debemos de perder el tiempo en darlas, pero sin embargo, cuando necesitamos excusarnos, ahí sí creemos en las explicaciones. Pues, aunque sea difícil, hemos de ser coherentes, y tampoco darlas cuando no nos las piden.

Sé que es difícil, porque es una pelea diaria, muy difícil de batallar, el no dar explicaciones para justificar el porqué no se ha conseguido un objetivo. Es muy difícil no hacerlo, porque es cierto que cuando no todo depende lo que se haga en primera persona, el no alcanzar las metas puede llegar a asustar, sobre todo, cuando la consecuencia puede ser muy negativa, e incluso muy dolorosa. Es cierto que en esos momentos nuestra debilidad nos lleva a reaccionar dando explicaciones y justificaciones que nos excusen por no haber alcanzado nuestro objetivo. Es en estos momentos en los que debemos de aprender a ser fuertes y asumir nuestra responsabilidad. Y una cosa importante, responsabilidad, no significa culpabilidad. La culpabilidad sólo llegará cuando no hayamos hecho todo lo posible por conseguir nuestros objetivos por alcanzar nuestras metas. Entonces sí tendremos que sentirnos culpables, y asumir nuestra responsabilidad, sin buscar a quién endosar nuestra falta. Pero si lo hemos dado todo, lo hemos hecho todo, lo hemos intentado, sin guardarnos nada para nosotros, en ese caso, sí somos responsables es cierto, de no haber conseguido cumplir, pero no culpables. Esta es la gran diferencia, que debemos de asumir, y tenemos que tener clara: responsabilidad no es culpabilidad, y sólo se es culpable, cuando no se da todo, cuando nos dejamos dominar por el ego, o la desidia, o la dejadez, o la vagancia. Así que si lo das todo, sí responsable, pero no culpable.

Un pequeño consejo, para terminar, por si puede servir para algo, o para alguien. Cuando nos marquemos una meta, mejor es que tengamos siempre un plan b pensado, por lo que pueda pasar. La buena planificación será nuestra mejor aliada para alcanzar nuestros objetivos, bueno, y el no dejar de hacer, por supuesto.

Estar a la última, ¿necesidad o capricho?

Estar a la última, ¿necesidad o capricho?

teclado brillante

“A veces navegamos con el viento, a veces en contra, pero debemos navegar, no estar a la deriva, ni echar el ancla” – Oliver Wendell Holmes

Hoy nos planteamos tanto en el caso de los nuevos emprendedores y emprendedoras, así como en el de las empresas que ya están asentadas en el mercado, si el estar a la última en lo que a la utilización de las nuevas tecnologías se refiere, es realmente una necesidad en la que hay que invertir tiempo y recursos, o por el contrario, se pude considerar un capricho, para así ser más “cool”.

Lo cierto es que en pleno siglo XXI ya, pocos son los sectores, o las empresas que pueden mantenerse fuera de la “onda de la introducción de las nuevas tecnologías”. Es cierto que en cada caso hay que ser consciente de que es lo que realmente es imprescindible, y qué es lo que puede pasar a un segundo término, sobre todo cuando estamos en clave de ahorro.

Hace unos años, en plena investigación sobre el sector industrial de Andalucía, hubo un hecho que llamó poderosamente nuestra atención, y es que una cooperativa olivarera muy importante de Andalucía, y que movía una cantidad de dinero, realmente impresionante, no contaba con correo electrónico, ni tampoco con algo tan básico como un fax. Cuando le requerimos la información necesaria, que además al ser un estudio oficial del Instituto de Estadística de Andalucía, tenían obligación de presentar, pensamos que se trataba de una excusa burda, pero cuál fue nuestra sorpresa, cuando un par de semanas después recibimos la información, perfectamente mecanografiada, pidiendo disculpas por enviarla por correo ordinario porque el fax estaba roto. La verdad es que en ese momento lo entendimos como algo hasta tierno, pero evidentemente, fuera de la mera anécdota, es imposible que una empresa, pueda ser competitiva estando tan al margen del mundo actual. Ojo, puede que esa empresa tuviera beneficios, que de hecho así era, pero si estuviera en el presente en cuanto a su gestión seguro que serían mayores, y sobre todo se elevaría su competitividad.

Hemos querido mencionar este caso, porque es cierto que existen muchas velocidades para las empresas, va a depender del mercado en el que se muevan, y por supuesto del grado de asentamiento que tengan en el mercado, así como de cuáles sean sus objetivos de crecimiento. Pero lo cierto es que la mayoría no podemos permitirnos el lujo de estar de espaldas a la evolución. Hoy hay cuestiones tan básicas que ni se mencionan para una empresa, como contar con un mail (por favor corporativo) y que por supuesto que tenga presencia en la Red. Antes estar presente en la red, quedaba finiquitado con tener una página web que hacía las veces de escaparate al ciber mundo. Hoy esto no es suficiente. La presencia tiene que ser más dinámica, y mostrar sobre todo interactuación con el mundo en el que se mueve la empresa, con sus potenciales clientes, con sus competidores, con sus proveedores o distribuidores. Hoy tenemos muchas opciones, por eso hay que estudiarlas y elegir en cuál o cuáles queremos tener presencia. Es importante tener en cuenta que NO ES NECESARIO ESTAR DE TODAS LAS FORMAS POSIBLES. Pero lo que sí es cierto, que en la forma en la que elijamos estar, tenemos que ser constantes y demostrar que nos interesa y que estamos vivos. Por ejemplo, con las redes sociales. Tendremos que ver cuál nos interesa más. Y una vez que hemos optado por una o varias, es necesario que nuestra actividad y nuestra presencia sea constante. Que no parezca que un día estuvimos en una jornada, o hicimos un curso, en el que nos hablaron de la importancia de las redes y nos “apuntamos” a todas y nunca más se supo.

De entrada no hay una red mejor que otra, va a depender de las preferencias de nuestros consumidores y también de la dedicación que podamos tenerle, de la formación que tengamos, de que podamos o no contar con un Community. A modo de ejemplo, si optamos por estar presentes en Twitter hemos de ser conscientes de que como mínimo tendremos que poner cuatro al día. Si optamos por Facebook como mínimo tendremos que postear una vez cada día. Si por el contrario optamos por estar presentes mediante un blog, tendremos que trabajar la calidad de los contenidos, y además como mínimo tener una entrada semanal. En definitiva son muchas las posibilidades que se nos presentan, sólo hemos de buscar la que mejor se adecúe a nuestras necesidades. Igual ocurrirá con las herramientas de gestión , aquí nuestra recomendación es que el esfuerzo que se haga sea mayor, ya que todo lo que gastemos en mejorar la calidad y la rapidez de nuestro trabajo, realmente será una inversión que además a buen seguro que la amortizaremos rápidamente.

Emprender comienza por “sacártela” de la cabeza.

Emprender comienza por “sacártela” de la cabeza.

El primer paso cuando tienes una idea de negocio es convertirlo en un proyecto. Las ideas cuando están en nuestra cabeza pueden sonar genial, y además pueden tener una estructura muy lógica, pero el primer paso para que se conviertan en una realidad es “sacarlas fuera”. ¿Qué significa sacar las ideas? Pues es tan fácil como sentarse delante de un ordenador, de una Tablet, o incluso los más románticos, con un papel y un lápiz e intentar darle cuerpo, plasmarla por escrito, de tal forma que pase a ser el embrión de lo que más tarde será el Proyecto como tal, que será un documento que nos servirá mucho en el proceso de búsqueda de financiación, tanto pública como privada, en el caso de que tengamos que buscar socios, etc. Ahora no nos vamos a centrar en el Proyecto, del que más adelante hablaremos, ahora estamos generando el embrión.

Son muchas las ideas que nunca se realizaron, son muchos los proyectos que murieron porque nunca nacieron, son muchas las personas que dicen “eso se me había ocurrido a mí”, y en todos estos casos hay algo en común. NO SE HIZO NADA. Por ello es muy importante que el primer paso del apasionante proceso que supone sacar un proyecto empresarial o profesional propio hacia adelante, sea “contar la idea”. A veces no es fácil, pero eso no significa que haya que desistir. Por experiencia podemos dar algunas pistas de cómo conseguirlo de una manera más fácil y más estructurada, lo que luego nos será de gran ayuda para convertirlo en ese documento, ese Proyecto, del que hablábamos antes y que se convertirá en nuestra primera herramienta de venta.

El primer paso es ponerse sencilla y llanamente a escribir, a contarlo tal y como lo sentimos dentro de nosotros mismos, sin importarnos las expresiones o las palabras, porque lo más importante es que realmente salga, que empiece a tomar cuerpo. Una vez que ya existe, que ya ha salido y que no es simplemente algo que está en nuestra cabeza, es el momento de empezar a darle el primer barniz de realidad. Para ello es necesario ahora sí tener en cuenta algunos aspectos fundamentales y que se han de plasmar. Para que sea más fácil os contamos cuáles son:

  1. La idea: redactarla de forma que quede clara, y sobre todo, algo esencial, trasmitiendo ilusión y la firmeza de que es realizable.
  2. Los promotores: contar brevemente quién o quiénes son las personas que están tras ese proyecto, tras esa idea, exponiendo la motivación que les lleva a querer llevarla a cabo.
  3. El entorno: hacer referencia al momento temporal y espacial en el que se va a poner en marcha. Al fin y al cabo se trata de enmarcarla geográficamente, dándole el tinte socioeconómico que se pueda.
  4. La clientela: hay que hacer referencia a quiénes van a ser los clientes, y por supuesto esto supone la primera gran decisión. No todo el mercado es nuestro cliente, hay que decidir quién es quién más nos interesa.
  5. La competencia: brevemente demostrar que la hemos tenido en cuenta. ¿Quiénes son? ¿Dónde están?. Estas dos preguntas al menos tienen que haber sido respondidas.
  6. La producción: ¿cómo lo vamos a hacer realmente? Este es el momento de explicarlo. Da igual que se trate de un producto (hablaremos de proceso de producción) o de un servicio (en este caso será proceso de servucción).
  7. Las personas: además de quién lo promueva, es necesario hacer un breve ejercicio para contar si vamos a necesitar a más personas o no, y si las vamos a necesitar, cuál será el perfil que busquemos.
  8. Los recursos: hacer una primera aproximación a los recursos que son necesarios para la puesta en marcha, y analizar las posibilidades tanto públicas como privadas.

Una vez que hayamos conseguido redactar un documento en el que partiendo de esa idea inicial que escribíamos sin importarnos el formato, demos respuesta a estas ocho cuestiones, ya sí que estamos en condiciones de ponernos a trabajar en el Proyecto de verdad. Es decir en ese documento que ya comentábamos que será nuestra primera herramienta de venta, por lo que tendremos que dotarlo de todos aquellos atributos que hagan que sea atractivo y por supuesto vendible. Del proyecto y sus diferentes partes hablaremos más adelante. Recordad que para cualquier cosa que necesitéis GRUPO3 está a vuestra disposición.

La motivación está en hacer y en sentir

La motivación está en hacer y en sentir

Motivación es una palabra que forma parte de nuestro día a día. Si nos vamos al diccionario a buscar el significado formal de la palabra, nos encontramos con que la Real Academia de la Lengua la define como “Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia”. Esta es una definición muy teórica, pero a la que podríamos denominar “poco motivante”. Si seguimos indagando, nos encontramos con que se considera motivación a la “cosa que anima a una persona a actuar o a realizar algo”. Esta concepción al menos, es más práctica. Pero si estuvieras en una entrevista de trabajo, o con un cliente, y te preguntaran ¿qué motivación tienes para seguir con este proyecto?, os habéis parado a pensar, ¿qué es lo que diríais?

Tal vez alguien que lea este post, no tenga que ponerse en situación, porque ya se haya tenido que enfrentar a responder a esta pregunta, pero sí que podría pensar en qué fue lo que respondió, y analizarlo.

Si los coches andan con combustible, las Tablets con baterías de litio, las batidoras con electricidad, los seres humanos funcionamos con motivación. Por eso es tan importante que tengamos claro qué es lo que realmente nos motiva, qué es lo que hace que merezca la pena un trabajo, qué es lo que hace que no nos importe el tiempo que tengamos que dedicarle a un proyecto. La respuesta obvia sería la motivación. Pero realmente la motivación, es saber el porqué, el para qué, el por quién, o incluso, siendo sinceros, el por cuánto. Es importante que seamos capaces de responder a estas preguntas para nosotros mismos. Que tengamos el valor de saber y de aceptar qué es lo que realmente nos motiva, para así saber dónde hemos de buscar.

Por si puede servir de punto de partida, y sin ánimo de ser retóricos, ni de dar consejos a nadie, pero sí de ayudar en ese proceso de autoconocimiento que debe de llevarnos a mejorar nuestro branding personal y a conseguir nuestros objetivos profesionales, hablaremos de nuestra concepción de la motivación.

La auténtica motivación, la que te lleva a hacer lo que haga falta por conseguir algo, lo que sea, se sustenta en dos columnas hercúleas, el hacer y el sentir. Nos tiene que poner lo que hacemos, y nos tiene que poner lo que sentimos, mientras lo hacemos. Tenemos que buscar qué es lo que en el caso particular de cada uno de nosotros hace que seamos capaces de generar dopamina (hormona responsable del placer) y endorfina (hormona responsable de la felicidad). No hay fórmulas magistrales, no hay varitas mágicas, hay proceso de búsqueda y de conocimiento de nosotros mismos, por supuesto, de forma honesta. Asumiendo qué es lo que realmente nos motiva, aceptándolo y después buscándolo. Es un proceso en el que hay que invertir tiempo, pero en el que la recompensa por supuesto, merece la pena.

Al final, siempre debemos de recordar que la mayor de las satisfacciones que tiene el ser humano, independientemente de lo que le guste o le deje de gustar, es la emocional, a la que ojo, no hay porqué llegar de forma “espiritual”, no confundamos, a esta recompensa emocional, también se puede llegar, de forma “material”. Sólo tenemos que atrevernos a reconocer qué es lo que nos lleva a esa recompensa emocional, que hace que lo que cueste llegar, merezca la pena. En ese momento tendremos muy claro, qué es lo que nos motiva.

El movimiento se demuestra andando, y una imagen vale más que mil palabras. Esperamos que lo disfrutéis y sobre todo que reflexionéis.

¿Qué dicen de nosotros los avatares que utilizamos en las Redes Sociales?

¿Qué dicen de nosotros los avatares que utilizamos en las Redes Sociales?

Ya sabemos que la marca personal es una cuestión muy importante, tanto en el terreno profesional, como incluso en el personal. Trabajar en la construcción de esta, para que trasmita lo que realmente queremos, no es una cuestión baladí. Como decíamos en otra entrada de este blog: “Este es un proceso complejo, que debemos de ir construyendo poco a poco, siendo conscientes de una gran realidad y es que nuestra marca personal, nos acompañará durante toda nuestra vida.”

El hecho de que nos acompañe durante toda nuestra vida, nos debe hacer reflexionar sobre lo que estamos trasmitiendo en las Redes Sociales, siendo conscientes de que en este mundo digital, todo deja huella y todo tiene que guardar coherencia. Desde GRUPO3, recomendábamos hacer un DAFO personal que nos ayudara a conocernos mejor, y a saber de esta manera qué podíamos explotar sobre nosotros mismos y qué podíamos o necesitábamos mejorar, para poder alcanzar los objetivos que nos marcásemos.

Como comentábamos más arriba, hoy vamos a centrarnos en lo que trasladamos con nuestros avatares. Es decir, con esa imagen que elegimos para que sea la que nos represente y la que nos visibilice en la Red. A lo largo de la semana en nuestro Twitter (@GRUPO3Estudios) vamos a ir dándo claves e indicaciones muy prácticas, que seguro que os hacen pensar, e incluso hasta reir.

Como adelanto sí que nos gustaría dar algunas claves que no se deben de descuidar acerca de la foto o imagen que elijamos para que nos represente en las redes:

1º Tiene que haber imagen (nada de dejar el famoso “huevo” de Twitter, por ejemplo)

2º No poner fotos en las que no se identifique a la persona, bien por estar demasiado lejos, bien por estar borrosa, bien por haber más de una persona en la imagen.

3º Si queremos utilizar fotos de animales, que sea porque realmente va con nuestra idiosincrasia, pero recordad que es poco serio y profesional, a no ser que tengamos algo que ver con el mundo de los animales.

4º Si se utilizan marcas, carteles, logotipos, etc., hay que asegurarse de que se identifican claramente y se ven bien.

5º Los avatares de cómic, dibujos, etc., tampoco es que sean muy serios, serviría la indicación de los animales. Dependerá mucho de lo que queramos transmitir con nuestra marca, pero lo que sí es importante, es que al menos lo trabajemos y lo personalicemos, para que nos represente a nosotros y no a cualquiera.

6º Recordemos que las mejores fotos son de cara, a ser posible con fondo neutro, e incluso en blanco y negro, esbozando una sonrisa y sin utilizar gafas de sol, gorras u otros elementos similares. Además probablemente la foto en blanco y negro de nuestro rostro sea la que trasmita una mejor imagen de seriedad, profesionalidad y responsabilidad.

Ahora es el momento de revisar cómo son nuestras fotos en las redes y de estar atentos y atentas durante toda la semana a las indicaciones que os iremos dando por twitter (@GRUPO3Estudios).