“Las claves del éxito son: soñar, actuar y nunca rendirse” – Carlos Bernal
De una manera u otra los azucarillos siempre son el reflejo de lo que particularmente vivimos cada semana. Hay quien escribe un diario, y estamos quiénes compartimos las vivencias y las reflexiones con el resto de universo, utilizando para ello esos maravillosos sobrecitos de azúcar. Siempre se encuentra el oportuno, el que te sirve como excusa para contar al mundo lo que quieres. El que resulta ideal para expresar lo que estás viviendo y lo que estás sintiendo.
Esta semana seguimos hablando de la lucha y seguimos hablando de la fuerza y la constancia para seguir adelante peleando por lo que queremos. Por diferentes casualidades, nos está tocando librar una batalla de esas en las que para la mayoría no habría que haberse metido. Una de esas luchas, para las que hay que tener muchas ganas, mucha convicción y una moral a prueba de bombas. Es una de esas peleas en las que el chiquitito se enfrenta al grandullón, en la que por mucho que sepas que tienes razón, y que tu demanda y tu petición se basan en la mayor de las justicias, eres consciente de que la dificultad es enorme, de que te vas a buscar muchos enemigos en el camino, que van a esperarte para cuando llegue el momento poder ponerte la puntilla, si fuera necesario, pero pese a todo, sabes que tienes razón, sabes que lo que pides es justo y sobre todo tienes la convicción necesaria para enfrentarte al mundo, para gritar con todas tus fuerzas, aquí estoy, lo que pido es justo, la verdad y la razón son mis aliadas, así que no me dan miedo vuestras amenazas, no me dan miedo vuestros tanques, no me dan miedo vuestras muestras de poder, porque la historia nos ha enseñado que una vez hubo un tal David, que con tan sólo una honda y una piedra consiguió vencer a un gigante llamado Goliath.
Conscientes de la dificultad, conscientes de lo complejo, conscientes de la envergadura del enemigo, aquí y ahora volvemos a ceñirnos el cinturón y a seguir hacia adelante, porque podremos no conseguirlo, pero desde luego, lo que no haremos nunca será lamentarnos por no haberlo intentado, por no haberlo dado todo, por no haber luchado hasta el final, por no habernos dejado la piel, peleando por aquello que sabemos justo. Los molinos de viento dan miedo, son grandes, tanto que Don Quijote los vio como furibundos gigantes que querían matarlo. Lo sabemos. Pero cuando crees en lo que haces, cuando de verdad te implicas, cuando tu compromiso está por encima de los convencionalismos, de lo económico, de las prebendas, y lo único que te motiva es hacer justicia, conseguir que la verdad se imponga, y sobre todo dar voz a quien le cuesta gritar y hacer que las ilusiones de los demás no caigan en suelo roto, en ese momento te conviertes en el súper héroe a quién todos deberían de temer. Una mezcla de Spiderman, Superman, Thor, Hulk, La Mujer Maravilla, Tormenta y Lobezno… así que quiénes piensan que cacareando se consiguen las cosas, que actuando de forma mafiosa y con subterfugios siempre se consiguen las cosas, que tiemblen, porque somos como el general Custer, y si es necesario moriremos con las botas puestas. No porque lo que pedimos sea sólo bueno para nosotros y la justa recompensa a mucho trabajo, a mucho esfuerzo, a toda la ilusión del mundo y en algunos casos a la esperanza de que la justicia a veces gana. No, lo hacemos porque queremos mirarnos al espejo y que nos guste lo que vemos, porque queremos que nadie pueda hacer que agachemos la mirada. Lo hacemos porque la esperanza existe, y porque hay que creer en que la justicia y la verdad a veces ganan, en un mundo en el que el fango y la mediocridad, quieren hacernos creer que la luz no puede llegar.
Si al final, perdemos esta batalla, que estamos librando con machete entre los dientes, lo lamentaremos, pero aún así, no abandonaremos. Porque la guerra, fuera como fuese la vamos a ganar. Gracias a quiénes han querido sumarse y acompañarnos en esta tremenda lucha. Lo único que sí podemos prometer, es que no nos rendiremos, eso jamás. Lucharemos mientras exista la más mínima posibilidad y elevaremos nuestra voz allá dónde exista la más mínima probabilidad de que sea escuchada.
Este post no es el desvarío de una locura. Quien debe entenderlo, sabemos que lo va a entender, y quién crea que se nos fue la cabeza, simplemente que se deje llevar por las palabras, porque somos conscientes de que lo compartirá desde el principio hasta el fin.
Nadie nos dirá en qué podemos o no creer… nadie matará nuestros sueños… nadie nos derrotará antes de pelear la batalla final. Nadie dijo que fuera fácil y a nosotros nos pone lo difícil.
Una persona no está acabada cuando es derrotada, lo está cuando se rinde- Anónimo
Empezar a correr puede cambiar tu vida, sobre todo si te lo tomas en serio, es decir, si te aficionas de verdad. Si de pronto te das cuenta de que necesitas ese momento contigo mismo para volar, para reflexionar, para evadirte, para reír, y hasta para llorar. Correr es algo que se te mete por las venas y que empiezas a necesitar tanto como respirar.
Hace poco más de una año es cierto que este tipo de expresiones, me harían reirme, y pensar que la persona que lo estaba diciendo estaba pirada, tenía una vida muy aburrida, o simplemente era de una secta. Esta es la soberbia de la ignorancia, claro está. Nuestro ego, que antes de nada pone el parapeto de “eso es de locos” “correr es para tontos”, o el famoso “correr es de cobardes”. Aunque esta semana queremos precisamente hacer la reflexión totalmente contraria. Hay pocas cosas más de valientes que correr, correr de verdad. Vamos a explicar esta reflexión.
Puede parecer de locos, pero correr realmente nos da muchas lecciones que podemos aplicar a nuestra vida. Cuando empiezas a correr, la verdad es que no sabes de lo que vas a ser capaz, no sabes si vas a llegar a doblar la esquina, o si alguna vez serás capaz de correr una maratón o incluso una de esas carreras extremas que hay de 100 kms, como la de Ronda, en Málaga. Pero eso da igual, porque lo realmente importante es empezar y seguir, y poner todo nuestro empeño. Igual debería de ser nuestra propia vida, y por supuesto los proyectos que comencemos. Darlo todo, sin reservas y seguir hacia delante. No sabemos dónde está el final, pero igual que cuando nacemos, no sabemos el tiempo que viviremos.
Otra lección fundamental, piedra angular de esta forma de vida, y que probablemente sea la que termina enganchando, es la capacidad de sacrificio y de superación que se genera. El primer día a las dos zancadas, te quieres parar, pero sigues, al siguiente día un poco más, al siguiente más… y así hasta ir alejando tus limitaciones, y creciendo en cada esfuerzo que superas, en cada momento que crees que no vas a poder más, y sin embargo, aprietas los puños, y dices, venga un poquito más, y lo haces.
Cada vez que consigues vencer a tu cuerpo, que tu cerebro gana la batalla a las fuerzas, al cansancio, al dolor, te haces más fuerte como persona y aprendes una lección que luego puedes llevar a tu vida cotidiana. A tu trabajo, a tus retos diarios, a tus pequeños o grandes fracasos. Enseñas a tu cerebro a que convenza al resto del equipo, a ese cuerpo que no puede más, a que tome las riendas y tire hacia delante. Esa sensación que es la que te produce un subidón tremendo, es por tanto, la que sabrás buscar, porque ya has desarrollado la capacidad de generarla, cuando las cosas se tuerzan, cuando no te salgan los proyectos, cuando la vida te golpee, cuando te falte alguien, cuando te sientas triste, mal, solo o sola… soy capaz de tirar, puedo tirar, puedo hacerlo. Seguir intentando, seguir luchando. Hoy un pasito más, mañana otro, avanzando aunque sea milimétricamente, pero nunca retrocediendo.
Correr te da eso. Te da ese saber que los límites que tenemos están muy por encima de lo que realmente pensamos. La vida es igual. Cuántas veces hemos creído que no éramos capaces de algo, y al final no lo hemos hecho porque sencillamente, habíamos perdido antes de empezar. Es necesario que creamos en nuestras posibilidades, que luchemos, y sobre todo que no nos autolimitemos. Si no puedo será porque lo haya dado todo y al final no lo haya conseguido, pero de entrada no diré no, no diré no puedo, no diré no soy capaz.
Correr te enseña que rendirse no vale, que hasta que tu cuerpo literalmente no pueda más queda mucho más de lo que piensas. Cada vez que salgo a correr, pararía pasados los 200 primeros metros, porque además son cuesta… pero sigo, y luego pasado el segundo kilómetro también, pero sigo, y pasado el quinto me tiraría al suelo, pero sigo… Cada vez intento que sea un poco más.
Para terminar, la última gran lección. Teniendo una equipación maravillosa, súper cool, todo última tecnología, se consiguen unas fotos muy guays para Twitter, Facebook e Instagram, pero para correr de verdad sólo hace falta empezar y seguir, es decir, voluntad y constancia.
No hay secreto, y no hay excusas. Igual que en la vida misma, voluntad y constancia, y todo lo demás llegará. No es fácil, por supuesto que no, pero eso no significa que no sea posible, así que cuando creamos que no podemos más, respiremos hondo, nos apretaremos los machos y seguiremos un poco más. Y recuerda, cuando te pregunten si merece la pena, la respuesta es clara… ¿merece la pena vivir?
“Quien quiere hacer algo, encuentra un medio, quién no quiere hacer nada, encuentra una excusa” – Proverbio Árabe
A veces le damos mucha importancia a las grandes obras, las grandes frases, las grandes personas… el término grande, magnifica lo que hay a nuestro alrededor y porqué no decirlo, a veces hace que nos sintamos muy, muy, muy poquita cosa.
Parece que lo grande es lo que importa, y que sea como sea, lo que tenemos que hacer es buscar esa grandeza. Si no llegamos a ella habremos fracasado, pero ¿eso es del todo cierto? ¿es siempre así? Nuestra respuesta es que no. Y vamos a explicar porqué no…
Nada nace grande, nada. Todo aquello que nos parece tremendo, ya sea una persona, un edificio, una maravillosa película o un libro, hubo un momento en el que no fue nada, y poco a poco se fue convirtiendo en algo grande. Con esto lo que queremos decir es que las grandes obras se construyen ladrillo a ladrillo, piedra a piedra, fila a fila… no podemos pretender que por generación espontánea surjan. Esta apreciación que realmente no tiene nada de original, porque es una auténtica perogrullada -disculpad por ella-, a veces, simplemente la obviamos.
Como decía esta gran verdad, parecemos olvidarla muy a menudo. Olvidamos que cuando queremos llegar a un quinto piso, hay que pasar por el primero, por el segundo, tercero…Muchas cosas de las que queremos hacer, ya sea a nivel personal o profesional, son nuestro auténtico quinto piso… y como las vemos tan altas, allí arriba, pensamos que no podemos llegar a asomarnos al balcón que nos está esperando en lo más alto, porque es demasiado para nosotros. Y si lo vemos así, tenemos razón, pero es que no es así como hay que afrontarlo. Imaginad si Miguel Ángel cuando recibió el bloque de mármol de Carrara hubiera pensado que era imposible sacar de ahí a su Piedad… o los constructores de catedrales góticas, que todavía no podemos más que maravillarnos de ver y disfrutar lo que fueron capaces de construir, básicamente con sus manos y con unas herramientas arcaicas… sin luz, sin electrónica, sin ordenadores, sin TIC`s… ¿a que nos resulta cuánto menos impresionante? Pues bien, ¿por qué esa racionalidad que aplicamos a estas cuestiones, no nos la aplicamos a nosotros mismos y mismas?
Un ejemplo muy claro y que de alguna manera muchos y muchas de nosotros hemos vivido. Dejar peso. Dejar peso cuando el reto que tienes por delante, supera los 20 kilogramos. Qué pereza da, verdad… es cierto, nos encantaría tomar la pastillita de la felicidad que hiciera que cuando nos despertáramos, esos kilos hubieran desaparecido. Y no tener que pasar por duro ejercicio, por aprender a comer de nuevo, por olvidarnos de todos esos dulces y bollerías, que además son absolutamente negativos para nuestra salud. Pero si no empezamos… en vez de 20, nos sobrarán 30… Lo mismo pasa con cualquier cosa que queramos. Nada aparece o desaparece por arte de magia, y además es mejor, porque el esfuerzo es un elemento muy importante para reconocer el valor de las cosas que se consiguen. Lo dado o lo regalado, en muchas ocasiones no sabemos valorarlo, pero aquello que logramos con esfuerzo, eso sí que somos capaces de verlo, entenderlo y asumirlo en la realidad de su magnitud.
Así que la cuestión es fácil. ¿Podemos cambiar?Por supuesto. Pero para ello hay que empezar, y no vale hacerlo mañana. Hay que hacerlo ya. Empezando por pequeñas cosas, pequeños detalles, superando pequeños retos… y poco a poco, cada vez serán mayores, hasta alcanzar el objetivo. Subiremos nuestro primer piso, llegaremos a la segunda planta, pasaremos la tercera, alcanzaremos la cuarta y finalmente desde la terraza de ese quinto, miraremos hacia abajo para sentir la satisfacción del deber cumplido y del trabajo bien hecho.
Antes de terminar, sólo un apunte. Igual que hay que empezar por las pequeñas cosas, para alcanzar las grandes, lo mismo hemos de hacer con las personas que nos rodean. Es decir, puede que haya quien de pronto nos de algo muy grande… pero a quien hay que agradecerle de verdad, es a quien está ahí, día tras día, poniendo su granito de arena, dedicándonos su tiempo,consolándonos cuando lo necesitamos, tirándonos de las orejas si fuera necesario, o dándonos ese empujón que a veces nos falta cuando el miedo o la falta de fe en nuestras posibilidades nos quiere hacer desistir. Llegar un día y hacer algo estupendo puede ser muy fácil. Lo difícil es permanecer y poco a poco estar ahí.
Así que gracias para quiénes formáis parte del poco a poco de quien suscribe este azucarillo que como cada semana, sólo pretende hacer que nos movamos y que vayamos a conseguir aquello que queremos,sin miedo, y sin dilación, y sólo pensando en que lo hacemos por nosotros.
“Lo útil es votar a quien defiende tus valores” – eslogan de la candidatura de VOX a nivel nacional.
Ignacio Noguera, licenciado en derecho, con experiencia más que sobrada en el mundo de la empresa, con una vida hecha y asentada reconoce que entra en política, sencilla y llanamente porque se “cabrea”, y se plantea que es el momento de hacer algo al respecto, aunque siempre había creído que existían dos mundos, el de la política y el de la vida real de la ciudadanía. Pero oye hablar sobre VOX, se informa, lee el manifiesto fundacional y se siente reflejado.
VOX es una de las nuevas formaciones que entra en liza por la Alcaldía de Granada, y de otras muchas ciudades de España. Aunque a muchos el nombre de esta formación nos recuerde a nuestra época de escolares, y a los diccionarios que manejábamos (particularmente me recuerda el diccionario de latín que utilizaba en 2º de BUP), es una palabra procedente del latín que significa HABLA, y de alguna manera esta es la idea que hay tras esta formación, dar voz a toda una parte de la ciudadanía que se encontraba huérfana, políticamente hablando. Nace el 16 de enero de 2014 (por lo que tan sólo PODEMOS, es más “joven”) con ámbito nacional, y según Ignacio, es un partido en el que cabe todo, menos la izquierda, pero sí es una formación en la que pueden convivir perfectamente la gente “puramente de derechas”, con demócratas cristianos, neoliberales… aunque con una salvedad, que quiere especialmente remarcar Nogueras y es que “el liberalismo salvaje es tan malo como el comunismo”. Además del firme posicionamiento ideológico, sin complejos, VOX se asienta sobre la intención de realizar una regeneración política, en la idea de la eliminación del estado autonómico (para esta formación política ha sido fuente de corrupción y de multiplicar los gastos de una manera incomprensible e inaceptable, además de haber generado grandes diferencias en cuestiones fundamentales como por ejemplo la educación), realizando una recentralización del Estado español, que volvería a tener todas las competencias. No habría nivel intermedio, para VOX sólo tendría que existir el nivel local (ayuntamientos + diputaciones) y el estatal.
Nogueras, tiene una concepción de la política, como auténtico servicio público. Los políticos deben estar realmente a las órdenes de los ciudadanos. Además, manifiesta que no va a dejar su trabajo en el caso de que salga elegido, porque es a dónde después tiene que volver, porque en su concepción bajo ningún concepto entra el estar en política más de ocho años. Él es consciente de que debe de compaginar trabajo y política, reconociendo que es muy difícil, pero haciéndolo con honradez, desde su punto de vista no tiene que haber ningún problema. Lo que es más, para Ignacio todas las personas que entran en política tendrían que tener una experiencia real previa laboral, a ser posible con responsabilidades, para que así sepan de verdad de qué hablan, y puedan predicar con el ejemplo. Además los cargos públicos, no deberían de tener los privilegios que tienen, porque así se alejan de la ciudadanía y de la realidad de su vida cotidiana y de sus problemas.
Según el cabeza de lista de VOX en Granada, las tres palabras que definirían lo que representa su partido serían: honradez (si no eres honrado no entres en política); esfuerzo (entendido como valor, las cosas que cuestan son las que valen); y finalmente capacidad (en la política debe de haber gente con la preparación necesaria). Su convencimiento es que VOX supone “la forma honrada de hacer política”, basándose en estos tres pilares básicos. Además Ignacio considera que la primera cuestión por la que hay que votar a VOX es por el hartazgo con lo viejo, con los partidos viejos, que son prácticamente todos los que hay.
En cuanto a la posibilidad de realizar pactos para la próxima legislatura ante la posibilidad de que no haya una mayoría absoluta, Nogueras nos confiesa que personalmente le cuesta mucho creer en los pactos. Su partido no entraría a formar parte del gobierno porque cree que el pequeño además de actuar hipotecando al grande, se diluye en él, y pierde sus propias señas de identidad. En todo caso, sí estarían dispuestos a pactar determinados contenidos, actuaciones, políticas concretas, pero nunca entrar en el gobierno municipal.
Para VOX, lo más importante en la política municipal es manejar con racionalidad el presupuesto, y no endeudar más a la ciudad. Además como puntos importantes dentro de su programa está reclamar la gestión de la Alhambra y de Sierra Nevada para Granada, para la ciudad, además volvería a sacar a la palestra el proyecto del Teleférico a Sierra Nevada, porque según Nogueras, hay empresas y dinero para hacerlo. Desde su perspectiva Granada capital, sería parte de la propia estación de esquí, integrándola en la oferta, de la misma manera que negaría el proyecto del Atrio de la Alhambra y obligaría a que los visitantes del monumento nazarí se implicaran más con la ciudad, y sobre todo con el comercio y la oferta hostelera de Granada. Cree que es necesario reducir las tasas que pagan los establecimientos de restauración (restaurantes, bares y cafeterías), sobre todo en lo que a terrazas se refiere, para que así los negocios de hostelería generen más empleo. Cree necesario además que hay que mejorar la limpieza de la ciudad, y sobre todo mejorar el aspecto general de Granada, y no “ponerse a asfaltar justo antes de las elecciones”. Las empresas públicas municipales deben desaparecer, porque hacen competencia a las empresas privadas, que son las que tienen que realmente ofrecer los servicios. La administración está para vigilar la igualdad de oportunidades y hacer que se cumpla la legalidad. No tiene porqué entrar a competir con la iniciativa privada, porque no lo hace en igualdad de condiciones, y encima su mala gestión o sus pérdidas es algo que “pagamos entre todos”. En esta línea, desde VOX además, se propone que desaparezca la financiación pública a partidos, sindicatos y organizaciones empresariales.
Para Ignacio Nogueras, su candidatura supone el estar en contacto con la realidad, el tener los pies en la tierra y el haber tenido experiencia previa a nivel de gestión de empresa, lo que hace que tenga una visión mucho más profesionalizada y real de cómo hay que gestionar la vida pública desde un ayuntamiento.