Rendirse no es opción

Una persona no está acabada cuando es derrotada, lo está cuando se rinde- Anónimo

Empezar a correr puede cambiar tu vida, sobre todo si te lo tomas en serio, es decir, si te aficionas de verdad. Si de pronto te das cuenta de que necesitas ese momento contigo mismo para volar, para reflexionar, para evadirte, para reír, y hasta para llorar. Correr es algo que se te mete por las venas y que empiezas a necesitar tanto como respirar.

Hace poco más de una año es cierto que este tipo de expresiones, me harían reirme, y pensar que la persona que lo estaba diciendo estaba pirada, tenía una vida muy aburrida, o simplemente era de una secta. Esta es la soberbia de la ignorancia, claro está. Nuestro ego, que antes de nada pone el parapeto de “eso es de locos” “correr es para tontos”, o el famoso “correr es de cobardes”. Aunque esta semana queremos precisamente hacer la reflexión totalmente contraria. Hay pocas cosas más de valientes que correr, correr de verdad. Vamos a explicar esta reflexión.

Puede parecer de locos, pero correr realmente nos da muchas lecciones que podemos aplicar a nuestra vida. Cuando empiezas a correr, la verdad es que no sabes de lo que vas a ser capaz, no sabes si vas a llegar a doblar la esquina, o si alguna vez serás capaz de correr una maratón o incluso una de esas carreras extremas que hay de 100 kms, como la de Ronda, en Málaga. Pero eso da igual, porque lo realmente importante es empezar y seguir, y poner todo nuestro empeño. Igual debería de ser nuestra propia vida, y por supuesto los proyectos que comencemos. Darlo todo, sin reservas y seguir hacia delante. No sabemos dónde está el final, pero igual que cuando nacemos, no sabemos el tiempo que viviremos.

Otra lección fundamental, piedra angular de esta forma de vida, y que probablemente sea la que termina enganchando, es la capacidad de sacrificio y de superación que se genera. El primer día a las dos zancadas, te quieres parar, pero sigues, al siguiente día un poco más, al siguiente más… y así hasta ir alejando tus limitaciones, y creciendo en cada esfuerzo que superas, en cada momento que crees que no vas a poder más, y sin embargo, aprietas los puños, y dices, venga un poquito más, y lo haces.

Cada vez que consigues vencer a tu cuerpo, que tu cerebro gana la batalla a las fuerzas, al cansancio, al dolor, te haces más fuerte como persona y aprendes una lección que luego puedes llevar a tu vida cotidiana. A tu trabajo, a tus retos diarios, a tus pequeños o grandes fracasos. Enseñas a tu cerebro a que convenza al resto del equipo, a ese cuerpo que no puede más, a que tome las riendas y tire hacia delante. Esa sensación que es la que te produce un subidón tremendo, es por tanto, la que sabrás buscar, porque ya has desarrollado la capacidad de generarla, cuando las cosas se tuerzan, cuando no te salgan los proyectos, cuando la vida te golpee, cuando te falte alguien, cuando te sientas triste, mal, solo o sola… soy capaz de tirar, puedo tirar, puedo hacerlo. Seguir intentando, seguir luchando. Hoy un pasito más, mañana otro, avanzando aunque sea milimétricamente, pero nunca retrocediendo.

Correr te da eso. Te da ese saber que los límites que tenemos están muy por encima de lo que realmente pensamos. La vida es igual. Cuántas veces hemos creído que no éramos capaces de algo, y al final no lo hemos hecho porque sencillamente, habíamos perdido antes de empezar. Es necesario que creamos en nuestras posibilidades, que luchemos, y sobre todo que no nos autolimitemos. Si no puedo será porque lo haya dado todo y al final no lo haya conseguido, pero de entrada no diré no, no diré no puedo, no diré no soy capaz.

Correr te enseña que rendirse no vale, que hasta que tu cuerpo literalmente no pueda más queda mucho más de lo que piensas. Cada vez que salgo a correr, pararía pasados los 200 primeros metros, porque además son cuesta… pero sigo, y luego pasado el segundo kilómetro también, pero sigo, y pasado el quinto me tiraría al suelo, pero sigo… Cada vez intento que sea un poco más.

Para terminar, la última gran lección. Teniendo una equipación maravillosa, súper cool, todo última tecnología, se consiguen unas fotos muy guays para Twitter, Facebook e Instagram, pero para correr de verdad sólo hace falta empezar y seguir, es decir, voluntad y constancia.

No hay secreto, y no hay excusas. Igual que en la vida misma, voluntad y constancia, y todo lo demás llegará. No es fácil, por supuesto que no, pero eso no significa que no sea posible, así que cuando creamos que no podemos más, respiremos hondo, nos apretaremos los machos y seguiremos un poco más. Y recuerda, cuando te pregunten si merece la pena, la respuesta es clara… ¿merece la pena vivir?

https://www.youtube.com/watch?v=W05PQPHZ6hM