Se es más feliz, cuando se sabe lo que cuesta

Se es más feliz, cuando se sabe lo que cuesta

“No te des por vencido, aunque lo estés. Vuela, llora, corre y sueña sin descanso hasta lograrlo. La vida sigue y tu alma debe crecer, porque jamás sabrás lo fuerte que eres, hasta que ser fuerte no sea tu única opción” – Anónimo

Nos gusta mucho cuando propios y extraños enviáis por el medio que sea fotos de azucarillos, a modo de sugerencia, porque os gustan, o porque tenéis el detalle de recordar este grial y de enviarlas. El de esta semana nos llegó por alguna de estas vías y por supuesto, os lo agradecemos de corazón. Saber que cada semana muchos y muchas de vosotros esperáis a que el lunes ese chute de energía positiva os llegue en forma de sobrecito de azúcar nos ha hecho que desde hace ya más de un año, sí como lo oís, ya llevamos un año con esto de los sobrecillos, no hayamos fallado nunca, a pesar de haber habido semanas más que difíciles, momentos horribles, en lo personal y por supuesto en lo profesional… pero saber que teníamos una cita y que esta era ineludible ha sido una de las cosas que también nos ha servido en determinados momentos para tener más coherencia y sobre todo, cuando las fuerzas tal vez, más flaqueaban, para tomar impulso y decir, ¡vaaaamoooossss, aquí está el azucarillo y no son simples palabras, son creencias y afirmaciones basadas en la experiencia propia!”.

Recordad que aquí somos muy de escarmentar en carnes propias todas las cosas que decimos, y tal vez por eso sea por lo que pese a que ya van más de un año, con sus doce meses y sus cincuenta y dos semanas, todavía lo seguís leyendo, compartiendo, demandando más, de verdad muchas gracias porque para quién escribe, no hay mayor regalo que te lean.

El 6 de marzo de 2015 abríamos nuestro particular cajón de azúcares, con la intención de compartir un trocito de realidad, y de haceos partícipes de un camino que se vislumbraba complicado, y en el que necesitábamos creer. Necesitábamos convencernos de que podíamos, de que éramos capaces, de que estábamos hechos de la pasta necesaria para afrontar todos los retos, para tirar los muros, para dejarnos la piel en el intento, y sobre todo, para tener la valentía y la humildad de hacerlo, de caernos, una y otra, y otra, y otra vez… y siempre levantarnos una más de las que hincábamos la rodilla en el suelo. Abríamos esta sección, que hoy forma parte de nuestro ADN y nos consta que del de alguno y alguna de vosotras también, con uno de los “azucarillos sublimes” con lo que ha sido nuestra bandera a lo largo de todo este tiempo y que por supuesto esperamos que siga siendo, porque ojo, no vamos a dejar de lunes tras lunes, lanzar ese mensaje que nos dé el chute necesario para seguir adelante.

El primero de los azucarillos decía “la esperanza es desear que algo suceda, la fe es creer que va a suceder y la valentía es hacer que suceda”. Un año después estas palabras siguen grabadas a hierro en nuestro pecho, las hemos repetido muchas veces, les hemos sacado punta, y las hemos retorcido, siempre con la firme voluntad de que estábamos haciendo y que teníamos que seguir haciendo. Hoy un año después, podemos ponernos delante de vosotros, de los y las que nos estáis acompañando en este camino, y decir que aunque nos equivoquemos a veces, que aunque haya habido momentos de dolor, de error, de estar perdidos, hemos sido valientes, muy valientes, porque hemos y seguimos haciendo que las cosas sucedan.

Dejamos de llorar por lo mala que era la vida, por las diferentes injusticias que se estaban cebando con estas humildes gentes, y decidimos que había que secarse las lágrimas, limpiarse lo mocos, apretar los puños y tirar hacia adelante. ¿Fácil? Para nada, no nos engañemos, por momentos ha sido una auténtica mierda, y aún en otros muchos lo sigue siendo, pero ojo, aquí estamos, aquí seguimos. Avanzamos cada día lo que las fuerzas, el valor, las ganas, el empuje o lo que sea nos permite… Unos días más, otros menos, pero lo más importante es que no nos paramos y sobre todo que no retrocedemos.

Hemos aprendido mucho de la lucha, pero también hemos aprendido en este año mucho de la ayuda, del apoyo, de la humildad, de las manos que aparecen y que cuando menos te lo esperas se te tienden y te ayudan a seguir…

Gracias y mil gracias, por ser, por estar, por compartir, y por seguir siendo, estando y compartiendo… Esto no ha hecho nada más que empezar y un año no es nada. Estamos y seguiremos, porque queremos, y sobre todo porque nos matamos para ello. Hoy más que nunca podemos decir que creemos absolutamente en lo que dice el azucarillo de este lunes “serás feliz me dijo la vida, pero primero te haré fuerte”. Pues ahí estamos en ser como el acero…

https://www.youtube.com/watch?v=a7NuCsEo8JU

 

No llegas, si no lo intentas

No llegas, si no lo intentas

Todo está dentro de mí, y no hay jueces, y no hay fronteras, ni límites para mí – Henri Barbusse

Los seres humanos tenemos algo increíble y que a veces ni si quiera somos conscientes de ello, pero es lo que nos hace muchas veces ser grandes, seguir adelante. Esta semana queremos hacer una reflexión en cuanto a lo que podemos hacer y a lo que muchas veces terminamos haciendo. La diferencia entre uno y otro punto, la mayoría de las veces la ponemos nosotros mismos, y puede ser positiva o negativa, en función de nuestro convencimiento, nuestra fuerza de voluntad y nuestra capacidad de sacrificio y de superación.

Este fin de semana se disputaba en Boston el Campeonato del Mundo de Patinaje Artístico. Javier Fernández, es el único representante en la élite de este deporte que tenemos los españoles, ya había sido campeón en 2015 y era el máximo aspirante a alcanzar de nuevo lo más alto del podio, vista la temporada que estaba realizando. Su primera intervención, impecable como siempre, haciendo esos movimientos y esas piruetas que nos parecen fáciles y volando al ritmo de la música, sobre la pista de hielo. Cuando menos se esperaba… caída. En la retransmisión literalmente se dijo: “Javi ha perdido el oro”, y realmente así parecía. La lógica decía que en su segundo y definitivo programa debía de ir a asegurar la plata, a no arriesgar porque podía bajar aún otro peldaño más, e incluso, quedar fuera del podio. La razón decía que había que asegurar, la razón decía que había que no arriesgar… pero ¿quién sabía dónde estaba el límite de lo que Javier podía hacer? Cuando todo el mundo esperaba que el patinador hiciera lo normal, él decidió que su límite estaba muy por encima y entonces fue cuando maravilló al mundo consiguiendo, no sólo los 196 puntos y pico que necesitaba para superar al favorito, sino que consiguiendo nada más y nada menos que 216, la mejor puntuación de su historia. Javier nos ha dado una lección tremenda, recordándonos y demostrándonos que “el todo es posible” no es una frase hecha, es lo que hacen aquellas personas que de verdad quieren algo y están dispuestas a darlo todo y a dejarse la piel.

Puede que después de leer esto, pensemos, claro pero es que este hombre es un Campeón del Mundo. Claro y por eso lo es, porque no ha dejado de creer en sí mismo. Porque donde los demás han visto muros, él ha visto trampolines.

Cada uno de nosotros y nosotras se enfrenta a diario a retos, unos de mayor envergadura y otros de menor. A nuestra manera y en nuestro mundo también tenemos que ser campeones mundiales. Tenemos que ser campeones mundiales en darlo todo, campeones mundiales en seguir adelante, en ser buenos con las personas que nos quieren, en saber estar a la altura con quién nos necesita… Podemos ser campeones mundiales en tantas cosas…

Lo más importante para poder crecer y seguir ese camino que es la vida, es que no nos autolimitemos, que no nos creamos que porque otros no pudieron o no quisieron, nosotros tampoco podremos. Que no nos rindamos antes de intentarlo. Llevamos muchos meses hablando de este tema, y no nos cansaremos de seguir haciéndolo, porque lo triste no es llegar, lo triste es no hacerlo porque no lo hemos intentado, porque no creímos que pudiéramos, porque pensamos que era imposible o que era demasiado para nosotros. Si no llegamos, no importará, siempre que lo hayamos intentado. Muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos, porque hacemos cosas que jamás creímos que fuésemos capaces, pues sigamos haciéndolo así.

El poder de nuestra mente, y la capacidad de resistencia de nuestro cuerpo están mucho más allá de dónde pensamos. Por eso tantas veces ponemos el ejemplo de correr, porque nos sirve perfectamente para describir esa sensación inicial de no soy capaz y esa enorme satisfacción final cuando ves de lo que has sido capaz.

No lo olvides nunca, si no lo intentas no sabes si puedes o no… Así que déjate de buscar excusas, de ponerte límites y sencillamente, ¡¡¡salta!!! La recompensa de haberlo intentado, siempre merecerá la pena.

https://www.youtube.com/watch?v=yeFJuN6LfpA

 

Rendirse no es opción

Rendirse no es opción

Una persona no está acabada cuando es derrotada, lo está cuando se rinde- Anónimo

Empezar a correr puede cambiar tu vida, sobre todo si te lo tomas en serio, es decir, si te aficionas de verdad. Si de pronto te das cuenta de que necesitas ese momento contigo mismo para volar, para reflexionar, para evadirte, para reír, y hasta para llorar. Correr es algo que se te mete por las venas y que empiezas a necesitar tanto como respirar.

Hace poco más de una año es cierto que este tipo de expresiones, me harían reirme, y pensar que la persona que lo estaba diciendo estaba pirada, tenía una vida muy aburrida, o simplemente era de una secta. Esta es la soberbia de la ignorancia, claro está. Nuestro ego, que antes de nada pone el parapeto de “eso es de locos” “correr es para tontos”, o el famoso “correr es de cobardes”. Aunque esta semana queremos precisamente hacer la reflexión totalmente contraria. Hay pocas cosas más de valientes que correr, correr de verdad. Vamos a explicar esta reflexión.

Puede parecer de locos, pero correr realmente nos da muchas lecciones que podemos aplicar a nuestra vida. Cuando empiezas a correr, la verdad es que no sabes de lo que vas a ser capaz, no sabes si vas a llegar a doblar la esquina, o si alguna vez serás capaz de correr una maratón o incluso una de esas carreras extremas que hay de 100 kms, como la de Ronda, en Málaga. Pero eso da igual, porque lo realmente importante es empezar y seguir, y poner todo nuestro empeño. Igual debería de ser nuestra propia vida, y por supuesto los proyectos que comencemos. Darlo todo, sin reservas y seguir hacia delante. No sabemos dónde está el final, pero igual que cuando nacemos, no sabemos el tiempo que viviremos.

Otra lección fundamental, piedra angular de esta forma de vida, y que probablemente sea la que termina enganchando, es la capacidad de sacrificio y de superación que se genera. El primer día a las dos zancadas, te quieres parar, pero sigues, al siguiente día un poco más, al siguiente más… y así hasta ir alejando tus limitaciones, y creciendo en cada esfuerzo que superas, en cada momento que crees que no vas a poder más, y sin embargo, aprietas los puños, y dices, venga un poquito más, y lo haces.

Cada vez que consigues vencer a tu cuerpo, que tu cerebro gana la batalla a las fuerzas, al cansancio, al dolor, te haces más fuerte como persona y aprendes una lección que luego puedes llevar a tu vida cotidiana. A tu trabajo, a tus retos diarios, a tus pequeños o grandes fracasos. Enseñas a tu cerebro a que convenza al resto del equipo, a ese cuerpo que no puede más, a que tome las riendas y tire hacia delante. Esa sensación que es la que te produce un subidón tremendo, es por tanto, la que sabrás buscar, porque ya has desarrollado la capacidad de generarla, cuando las cosas se tuerzan, cuando no te salgan los proyectos, cuando la vida te golpee, cuando te falte alguien, cuando te sientas triste, mal, solo o sola… soy capaz de tirar, puedo tirar, puedo hacerlo. Seguir intentando, seguir luchando. Hoy un pasito más, mañana otro, avanzando aunque sea milimétricamente, pero nunca retrocediendo.

Correr te da eso. Te da ese saber que los límites que tenemos están muy por encima de lo que realmente pensamos. La vida es igual. Cuántas veces hemos creído que no éramos capaces de algo, y al final no lo hemos hecho porque sencillamente, habíamos perdido antes de empezar. Es necesario que creamos en nuestras posibilidades, que luchemos, y sobre todo que no nos autolimitemos. Si no puedo será porque lo haya dado todo y al final no lo haya conseguido, pero de entrada no diré no, no diré no puedo, no diré no soy capaz.

Correr te enseña que rendirse no vale, que hasta que tu cuerpo literalmente no pueda más queda mucho más de lo que piensas. Cada vez que salgo a correr, pararía pasados los 200 primeros metros, porque además son cuesta… pero sigo, y luego pasado el segundo kilómetro también, pero sigo, y pasado el quinto me tiraría al suelo, pero sigo… Cada vez intento que sea un poco más.

Para terminar, la última gran lección. Teniendo una equipación maravillosa, súper cool, todo última tecnología, se consiguen unas fotos muy guays para Twitter, Facebook e Instagram, pero para correr de verdad sólo hace falta empezar y seguir, es decir, voluntad y constancia.

No hay secreto, y no hay excusas. Igual que en la vida misma, voluntad y constancia, y todo lo demás llegará. No es fácil, por supuesto que no, pero eso no significa que no sea posible, así que cuando creamos que no podemos más, respiremos hondo, nos apretaremos los machos y seguiremos un poco más. Y recuerda, cuando te pregunten si merece la pena, la respuesta es clara… ¿merece la pena vivir?

https://www.youtube.com/watch?v=W05PQPHZ6hM

 

Atrévete a no rendirte

Atrévete a no rendirte

“Si fallaste ayer no importa. Hoy tienes la oportunidad de comenzar de nuevo… más inteligentemente” – Anónimo

Hay momentos en los que el mundo se abre bajo nuestros pies, en los que parece que un abismo nos traga, en los que la luz del sol desaparece y todo a nuestro alrededor son llantos y crujir de dientes… estas situaciones lamentablemente se dan en nuestras vidas, y si lo decimos es porque las hemos vivido. Son esos momentos en los que tienes que elegir “pastilla roja o pastilla azul”. Podemos optar por dejarnos llevar, por bajar los brazos, por esconder la cabeza en un hoyo, tal cual hacen los avestruces. Podemos dedicar el resto de nuestra existencia a lamentarnos, a mirar al cielo y a decir ¿por qué a mí? Podemos buscar culpables, pasarnos toda nuestra existencia lamentándonos de nuestra jodida mala suerte.

Seguro no faltará quién venga con mayor o menor verdad, a darnos sus condolencias, a hacer que nos sintamos mejor pasándonos la mano por el lomo, y ahí nos apoltronaremos, en la cómoda sala de la pena. Contaremos una y otra vez, lo tristes que estamos, lo que duele haber perdido, o no haber llegado, o no conseguirlo. Hablaremos de lo que pudo haber sido y no fue. De lo cerca que estuvimos, de lo que lo merecíamos, de que era nuestro. Y así seguiremos dando lástima, bajando la mirada, languideciendo el rostro… Intentaremos de esta manera provocar la condescendencia, que nos den la razón, que nos recuerden lo grandes que somos, y lo injusta que ha sido la vida, los demás, los grandes, los chicos, los verdes, los naranjas con nosotros. Cada nueva vuelta al regodeo de nuestra miseria particular, servirán para encontrar nuevas aristas culpables, nuevas víctimas propiciatorias sobre las que volcar nuestra bilis, ocultando nuestra impotencia, o nuestra ineptitud, o nuestra cobardía, o nuestra falta de humildad, o nuestro no saber hacer

Cuando todo se tuerce, cuando los planes no salen como queremos, esta puede ser nuestra actitud. Este el camino fácil, y seguro que la mayoría lo verá bien, aunque a nuestras espaldas nos traten de pusilánimes, de débiles, de incapaces… sabiendo en lo más íntimo de su ser, que llegado el caso harían lo mismo.

Pero luego está la otra opción. La de elegir cambiar. La de elegir remangarse y dar la vuelta a las cosas. La que supone estar dispuestos a sufrir, a darlo todo, a no dejar ni una mijita en el tintero, por cambiar las cosas, por mejorar la situación, por intentarlo de nuevo, por aprender de los errores y volver a intentarlo. Nadie nace enseñado. Todos y todas hemos de aprender y a veces el proceso de aprendizaje es muy duro, pero es necesario que creamos, y por supuesto que queramos. No para un rato, no para un momento, si no para siempre y para todo. Pueden llamarme loco, pero no cobarde. Pueden pensar en que somos temerarios, pero desde luego lo preferimos mil veces antes de quedarnos regodeándonos en la miseria, llorando por lo que pudo haber sido y no fue, y sin hacer nada para cambiar, para mejorar, para arreglar, o simplemente para marcarnos nuevos objetivos, para buscar nuevos caminos, nuevos retos, que incluso puedan superior a los anteriores.

Llorar por los rincones no es una opción, no es nuestra opción. Apostamos por la vida, por la lucha por el cambio, por morir en el intento, pero desde luego no por languidecer y podrirnos como ese tomate que se queda olvidado en el fondo del cajón de las verduras del frigorífico, del que nadie echa cuentas, mientras el tiempo va pasando, y sólo un día cuando ya el hedor es insoportable, buscamos su procedencia, y entonces, directamente va a la basura, a ser posible, en la parte más profunda. Aquel tomate que pudo haber sido parte de un guiso artístico, o de un exquisito gazpacho, o al menos haber alegrado el pan de un bocata de sábado por la noche, cuando vuelves hambriento… Aquel tomate no ha sido nada, sólo un elemento pestoso que además puede que haya contagiado al resto de verduras del cajón, y así podremos decir, es que el tomate fue el causante de que se echara a perder el pimiento o la berenjena. El tomate no pudo elegir salir del cajón, pero nosotros sí. Así que nos negamos a pudrirnos en un rincón, pensando en los manjares a los que podíamos haber acompañado o incluso en los que me podíamos habernos convertido.

Optamos por la lucha, por la batalla, por no dejar que la pena nos consuma o por no rendirnos ante la mala suerte. La suerte no es buena o mala, nosotros la convertimos en una u otra cosa, con nuestras acciones, así que hagámosla buena, porque no dejemos de hacer. Porque siempre hay un nuevo comenzar, si estamos dispuestos a ello, y si somos lo suficientemente humildes cómo para reconocer en lo que nos hemos equivocado y aprendemos de ello. Tal vez el nuevo camino que emprendas sea mejor que el anterior… si no lo intentas, no lo sabrás…

 

Aprendiendo a reconstruir

Aprendiendo a reconstruir

“La valentía más grande del ser humano es mantenerse de pie, cuando se está cayendo a pedazos por dentro” – Anómimo

Qué fácil es parecer grande cuando las cosas van bien. Cuando lo que se oyen son trompetas y fanfarrias, o cantos de sirena, en esos momentos es muy fácil bailar bajo la luna, saltar las olas, aullar con los lobos… Mientras la diosa fortuna nos sonríe, nos sentimos poderosos y poderosas, miramos desafiantes a propios y extraños, y todo porqué, porque somos geniales, nos vemos geniales, el mundo nos hace sentir geniales y ahí estamos, en lo más alto de nuestra atalaya, desde la que oteamos el horizontes y desde la que muchas veces nos permitimos el lujo de ser condescendientes con el resto del universo, cometiendo un error tan atroz como olvidarnos de la más importantes de las virtudes, sobre todo cuando las cosas nos van súper.

Nos estamos refiriendo a la humildad, por supuesto. A esa compañera de viaje que es la primera que solemos olvidar en cuanto llega su prima la soberbia, que arrincona a la humildad y se presenta ante nosotros como poseedora de la verdad absoluta. Convence a nuestro ego, y entonces irremediablemente nos hemos perdido.

Ahí es cuando demostramos de verdad cuán ruines y necios podemos llegar a ser y que la estupidez propia del género humano, realmente no tiene límites. Ser águila cuando el sol brilla en el horizonte y cuando nuestra corte nos rinde pleitesía, sinceramente no tiene mérito alguno, si apuramos, más bien todo lo contrario.

Ahora bien, cuando se tornan pintas, la cosa cambia. Cuando nuestro mundo se vuelve negro, las luces se apagan y lo único que vemos si levantamos la vista, es puro lodo, ahhhh… eso es ya otra historia. Y realmente lo es, porque el panorama no es nada atractivo, pero ahí es donde hay que demostrar de qué material se está hecho, y de verdad cuál es nuestra valía y nuestro valor.

Aquí es realmente cuando descubrimos si en nuestro interior habita un pajarito asustadizo, que prefiere esconderse en su nido, esperando a que escampe, a que vuelva a salir el sol o a que pase la tormenta, o sin embargo si nuestro espíritu es realmente de guerrero o guerrera. Si ante la dificultad y la adversidad somos capaces de crecernos, de sacar lo mejor de nuestro interior, y sobre todo de aprender de los errores, de reconocer nuestros fallos humildemente, de pedir ayuda, y sobre todo, de optar por darlo todo, por dejarnos la piel en la lucha por salir, por seguir, entonces sí que nos mereceremos esa alfombra roja y sobre todo esos apoyos de la grada.

De aquí hay varias lecturas que  podemos hacer. La primera es que cuando las cosas nos van bien y todo son parabienes, hemos de tener la grandeza necesaria para no creernos más que nadie, ni el ombligo del mundo. En esos momentos es cuando menos caso tenemos que hacer a la siempre insinuante soberbia que nos hace creernos semidioses. La segunda es que ante la adversidad hemos de saber crecer, porque somos capaces de mucho más de lo que creemos, sobre todo si realmente nos esforzamos y decidimos darlo todo. La fuerza que nace de nuestro interior, si somos capaces de dejarla salir, nos va a sorprender muy mucho. La tercera, creo que es la más importante y es algo de lo que hemos hablado en otras ocasiones. No tener vergüenza por el fracaso, ni miedo a equivocarnos. Somos lo que somos porque somos el producto de micro éxitos y de micro fracasos. No pasa nada porque las cosas no nos salgan bien, siempre que aprendamos e intentemos que no se vuelva a repetir.

Los fracasos, si sabemos aprender de ellos, pueden ser la base de éxitos futuros, así que no despreciemos la oportunidad de hacerlo. Y esto no son palabras vacías o bonitas. Esto son palabras que se basan en la experiencia propia y en la realidad de haberlo hecho. Sin ser súper hombres, ni súper mujeres, sólo con compromiso, acción y constancia, se puede construir casi cualquier cosa que queramos… y esto lo dice quien está reconstruyendo después de que haya pasado un tsunami. Así que ¿te vas a esconder o vas a hacer?

¿Quién dice cuál es el límite?

¿Quién dice cuál es el límite?

“No limites tus desafíos, en su lugar, desafía a tus límites” – Anónimo

Hoy vamos a hablar de los límites, de lo que realmente somos capaces de hacer y de lo que creemos que somos capaces de hacer. Aunque pueda sonar a tópico, esa creencia en lo que sí o en lo que no somos capaces de hacer, se convierte en el primer condicionante en positivo o negativo. Con esto lo que queremos decir es que la simple idea de poder hacer algo, no va a hacer que lo hagamos, pero sí es la precondición para que lo consigamos. En sentido negativo, si pensamos que no somos capaces, estamos diciendo a todo nuestro cuerpo, a nuestra alma incluso que no vamos a poder, con lo cual el resultado será precisamente que no podremos, porque es lo que realmente iremos buscando.

Por todo ello cuando hablamos de actitud positiva parece que estamos hablando de tonterías, o que nos va el “rollo telepredicador americano”, pero no es eso. Ya hemos dicho muchas veces que las palabras son importantes, y por supuesto los pensamientos, que son el idioma con el que hablamos con nosotros mismos, también lo son. Si dentro de mí estoy viendo que no puedo, que no llego, que no sirvo, que no sé, que no soy capaz… el resultado será precisamente ese… será NO. Pero si en mi fuero interno sé que puedo, estoy trasmitiendo a todas mis células una información clara, una información positiva. Sin darme cuenta de esta manera, proporciono el poder necesario a mi organismo, a mi mente, a mi alma, a mi ser, para que crea en sus posibilidades, para que sea consciente de a dónde quiero llegar… Señores y señoras, esta es la primera condición para poder hacer algo, saberte capaz de conseguirlo.

Ahora bien, esto no es “la cuarta dimensión”. Estando todo el día en un sofá, o pensando en que se puede hacer algo, no se va a conseguir nada. Vale que hay que sentirse capaz, creerse capaz, y que este es el primer paso, pero el siguiente e inmediato es remangarse y ponerse a ello.

La magia no existe, y aunque la suerte a veces toca a nuestra puerta, es mejor que nos pille en faena, por lo que pueda pasar. Por causa divina no voy a encontrar trabajo, no voy a dejar de fumar, no voy a ponerme en forma, no voy a mejorar mi nivel de inglés o de informática, no voy a terminar el libro que empecé, ni a aprobar el examen, ni a nada de nada. Obvio, primero creer y después hacer. Parece sencillo, ¿verdad? Es algo absolutamente obvio, ¿cierto? Pues si realmente lo lleváramos a cabo seríamos personas mucho más felices, y tendríamos ante nosotros un mundo mucho mejor.

Estas reflexiones no son para nada el producto de haber ingerido ningún tipo de tóxico alucinógeno, realmente se basan en la experiencia vital propia, por eso podemos compartirlo y afirmarlo, porque no se trata de una creencia, no se trata de un mantra que repetimos para autocomplacernos, se trata de una realidad, empíricamente constatada. Es decir, que esto lo hemos vivido en carnes propias.

Al final no hay nada como superar esos momentos y esas situaciones que te hacen crecerte, y de las que se sale porque las mismas entrañas son las que deciden que sí lo hacemos, que sí podemos, que sí sabemos…

Vivimos en una sociedad, en la que en general se nos enseña a ser autolimitadores. Nos adiestran para que nos autoimpongamos límites, porque de esa manera, es más fácil que nos quedemos en la mediocridad, es más fácil que nos quedemos en una versión triste de nosotros mismos, y sobre todo más manipulable y más políticamente correcta… Desde pequeños nos muestran el inmenso abanico de miedos, nos asustan coartando nuestra creatividad, y dándonos a entender que soñar es malo, que querer más es tener avaricia, o codicia, o soberbia. Nuestro sistema está diseñado de tal modo, que al final nosotros nos ponemos nuestros límites, nos los creemos, y con ellos nos encerramos en nuestro círculo de la comodidad y hala, a pasar allí nuestra vida. Nos hace dejar de pensar en el rojo, en el naranja, en el verde o en el azul cielo, y a centrarnos en el gris, porque en ese, en ese siempre podremos pensar, porque al gris siempre podemos aspirar…

Por eso la pregunta de esta semana es clara ¿quieres seguir en el gris, o prefieres apuntarte a otro color?

Nosotros por lo pronto elegimos el rojo. El rojo claro simboliza alegría, sensualidad, pasión, amor y sensibilidad. El rojo oscuro evoca energía, vigor, furia, fuerza de voluntad, cólera, ira, malicia, valor, capacidad de liderazgo. En otro sentido, también representa añoranza. Definitivamente elijo el rojo, con sus claros y sus oscuros.

¿Qué color eliges? Recuerda que cuando éramos niños, el gris era el último color que quedaba en la caja… no sabíamos para qué utilizarlo, sólo nos servía como sustituto del negro, cuando este se acababa o se nos perdía. #TerminaConElGris #EligeTuColor

 

¿Quién es el cliente misterioso?

¿Quién es el cliente misterioso?

Cliente misterioso marekting

No podemos decir quién es,  ni cómo es, lo que sí sabemos es que se hace llamar cliente misterioso o mystery shopper y que es la persona anónima que hace más felices a los clientes reales y a los empresarios y empresarias.

Es el James Bond de las compras, un espía que se viste con ojos de cliente y que de forma objetiva vive la experiencia de compra, la valora e informa. Unas veces se disfraza de mujer, otras de hombre, llega sin avisar y puede tener diferentes edades, estilos, gustos y preferencias.

Es una técnica de investigación que se utiliza cuando se quiere conocer y evaluar el servicio de atención al cliente y la percepción de una empresa.  Se trata de medir la experiencia de compra de una manera global, desde que se inicia la necesidad y deseo de adquirir un producto o un servicio, hasta la atención posventa.  La idea es conocer cómo son tratados los clientes por el personal encargado, cómo se sienten en el establecimiento, si tienen o no facilidad para realizar la compra, para solicitar información sobre productos, etc., en definitiva, si sus expectativas se cubren o no.

El cliente misterioso es una técnica aparentemente sencilla, incluso suena divertida, sin embargo, es necesario que personal experto la planifique  y  la ejecute para obtener toda la información necesaria.  En GRUPO3, llevamos 22 años dirigiendo clientes misteriosos y todavía, como el primer día, nos resulta asombroso la sorpresa de nuestros clientes al recibir el informe de resultados y conocer detalles que hasta ese momento, no habían advertido en sus propios negocios y empleados. Es absolutamente imposible mirar a una empresa propia con ojos de cliente e intentar vivir la experiencia de compra sin estar influenciado.

El cliente misterioso se puede realizar en la propia empresa y  en la competencia, dependiendo de que el objetivo sea fidelizar a los clientes, o además, saber qué les gusta de la competencia y por qué pueden llegar a preferir sus productos o servicios antes que los nuestros. El tipo de empresa que realiza mystery shopper puede ser cualquiera, sin importar el sector de actividad, el tamaño, el tipo de cliente, el producto que vende o el servicio que presta.

El resultado, información de extremado valor para adaptar la experiencia de compra a lo que el cliente realmente necesita y espera. Si el cliente es la razón de ser de las empresas, ¿por qué no saber qué sienten cuando compran lo que queremos venderle?

Salir del círculo de confort

Salir del círculo de confort

“Renunciar a mi pasión es como desgarrar con mis uñas una parte viva de mi corazón” – Gabriele D´Annunzio

De mayor quiero ser médico, futbolista, bailarina, capitán, enfermera, bombero, policía… hasta princesa o súper héroe… pero ¿cuándo fue la última vez que de verdad quisimos ser felices? Desde que somos pequeños se nos enseña a que debemos de buscar un futuro en el que consigamos ser cosas, en el que busquemos la riqueza, el reconocimiento social, la fama, en el que lleguemos a ser lo que de nosotros y nosotras se espera. Es mejor que seamos médicos que pintores, o profesores antes que conductores… Nuestros padres en su afán de que tengamos una “buena vida” de alguna manera nos ayudan y nos animan para que busquemos el ser socialmente aceptados, para que consigamos un estatus que nos haga estar dentro de los círculos de lo recomendable…

Esto ¿está mal? Bueno, pues probablemente no. Pero habría que dar un paso más, deshaciéndonos de los prototipos sociales, optando no por lo políticamente correcto, y sí por lo que de verdad nos gusta. ¿Por qué no enseñamos a nuestros hijos e hijas que de verdad lo más importante es buscar la felicidad? ¿Por qué no los enseñamos a que tienen que luchar realmente por ser felices?

Nuestra batalla principal debería ser la de ayudar a los demás, o a nosotros mismos a descubrir qué es lo que realmente nos hace felices. ¿Por qué no nos han enseñado a buscar aquello que realmente nos llena? ¿Por qué nosotros tampoco lo hacemos con las personas que tenemos cerca, ni tan siquiera con nosotros mismos?

Hoy queremos reivindicar que como dice el refrán nunca es tarde si la dicha es buena. Con esto lo que queremos decir es que da igual la edad que se tenga, da igual el momento de la vida en el que nos encontremos. No podemos renunciar a buscar nuestra felicidad, y a luchar por ella. A hacer aquello que realmente nos apasiona. La vida es tan corta, y nos empeñamos en hacerla tan gris a veces. Nosotros mismos nos apagamos las luces, nos cortamos las alas, porque nos creemos que ya no podemos. Que somos mayores. Que no se puede cambiar. Que no tiene ya sentido luchar por hacer otras cosas. En ese momento nos auto convencemos como la zorra con las uvas, de que seguro que no estaban tan buenas, y para ello nada mejor que buscar mil excusas del tipo, ya no puedo, ahora pasó mi momento, soy mayor… todo sencillamente por no salir de nuestro círculo de confort, ya que aunque no nos guste, y nos asfixie y nos haga sentirnos pobres personas, nos es conocido, y aunque nos sintamos hasta miserables estando dentro, sabemos lo que podemos esperar, sabemos a lo que podemos atenernos. Pero esto no es otra cosa que vivir una vida a medias, llena de cobardía, llena de “seguridades” que nos empequeñecen.

Hoy queremos proponer de nuevo una revolución. Una revolución vital. Hoy queremos gritar al mundo que hay que tener pasión por lo que se hace y que por ello hay que ser valiente y valienta para buscar aquello que realmente nos proporcione esa sensación de ante todo estar vivos y vivas, pese al vértigo, pese a las cosquillas en la barriga por lo desconocido. Salir del círculo de confort, atreverse a intentarlo. Atreverse a estrellarse, aún a sabiendas de que puede doler mucho. Eso es la vida. Eso es estar vivo. ¿Por qué no queremos probarlo?¿Por qué queremos seguir viviendo como vegetales? ¿De verdad que la opción debe ser la seguridad?

Aun a riesgo de resultar de manicomio, queremos decir basta, queremos decir que no, a vivir a medias. Se acabó el tiempo de las medias tintas, de los titubeos, de los miedos. Se puede, si se quiere, y aquí y ahora nos comprometemos con la vida, con la lucha, y con la pasión. Nadie puede asegurarnos el llegar, nadie puede decirnos que sí que lo conseguiremos, pero nadie tampoco puede decirnos lo contrario. Así que nuestra opción es clara, luchar por nuestro sueño, luchar por nuestra pasión, y si morimos en el intento, al menos habremos dado todo a cambio de lo que de verdad queremos. Se acabó ser un vegetal. Se acabó ser de goma. Se acabó ser “lo que esperan que sea”. Vamos en busca de la felicidad, quien se apunte bien, y quien no, pues también, pero que luego no se queje… el círculo de comodidad, es el lugar más triste del mundo, es el sitio dónde el gris es el único color permitido ¿vas a seguir dentro, o te animas a buscar lo otro?

Si quieres algo, ve a por ello… es el único secreto.

https://www.youtube.com/watch?v=oCj32hjByxc

Networking | Tendencias TIC para PYMES

Networking | Tendencias TIC para PYMES

Networking Cámara de Comercio de Granada

Hoy hemos asistido al evento de networking «Tendencias TIC para PYMES» organizado por La Cámara Comercio Granada y Negocios y Networking Granada. Ha sido un éxito de participación de empresas. Tras la presentación de la jornada por parte de la Cámara de Comercio, ha habido una interesantísima presentación de la empresa Intelligenia, a cargo de su CEO José Carlos Calvo Tudela, que nos ha hablado de aplicaciones muy útiles para empresas y al alcance de cualquier PYME. Como colofón, una hora de networking para establecer y afianzar relaciones comerciales y un café antes de continuar con la jornada de trabajo.

Programa «Tendencias TIC para PYMES»

08:45 – 9:00h Acreditación de participantes

09:00 – 09:15h Presentación y bienvenida

  • Cámara de Granada.
  • Ordoño Vázquez. Negocios & Networking

09:15 – 9:45h TENDENCIAS TIC PARA PYMESNetworking Cámara de Comercio de Granada
¿En que me ayudaría tener una APP de mi empresa?

  • Cuando SÍ y cuando NO tiene sentido una APP en mi empresa.
  • Las claves de una APP empresarial.
  • Como saber si mi APP está cumpliendo su misión

Ponente y Dinamizador:

José Carlos Calvo Tudela. 
CEO & Co-founder de Intelligenia – ingeniería inteligente.

09:45 – 10:30h NETWORKING

10:30 – 11:00h COFFEE BREAK

 

El magisterio de lo vivido

El magisterio de lo vivido

“Me lo contaron y lo olvidé, lo vi y lo entendí; lo hice y lo aprendí” – Confucio

El refranero español, siempre sabio, ya decía que nadie escarmienta en carne ajena… y qué verdad que es. Cuando se habla de que el aprendizaje tiene que ser práctico, sea cual sea el tipo de materia sobre la que verse la formación, se está diciendo una verdad universal. Hoy queremos reflexionar precisamente sobre estas cuestiones.

Es muy fácil decir lo que hay que hacer, es muy fácil ser el dueño o dueña de teorías concienzudas e interesantes acerca del cambio, de la libertad, de la fuerza… de mil cosas. Es fácil sentarse y ver cómo suceden las cosas, pero ¿eso es aprender? ¿Así se puede realmente saber hacer algo? Sinceramente, por mucho que haya quien piense que sí, la realidad es que humildemente decimos que no. Hasta que no conduces no sabes conducir, por mucho que tengas un carné. Hasta que no te caes de una bici y te vuelves a subir, las veces que sean necesarias hasta conseguir mantenerte y recorrer el mundo si fuera necesario, no sabes montar en bicicleta… y así podríamos decir con todo. Por ello apliquémonos el cuento.

Durante estos meses, en los que se han producido muchos cambios, afrontado retos, y derribado muros, hemos podido experimentar en su máxima expresión lo que hoy comentamos. Sólo aprendemos de lo que hacemos, de lo que somos capaces de llevar a cabo. Cualquier otro planteamiento, sería una falacia. Además, haciendo es cómo descubres dónde están realmente tus límites, y aprendes a superarlos. Haciendo consigues una formación, imposible de pagar con cursos de miles de hora teóricas. Cuando haces, sientes, y cuando sientes, aprehendes, que es mucho más, que simplemente aprender o conocer.

Es cierto que muchas veces nos deslumbran las metas, y queremos alcanzarlas ¡¡¡yaaaa!!!. Queremos resultados rápidos. Estamos en la era de Internet y todo lo queremos aquí y ahora. Pero amigos y amigas, por mucho que exista el ciber espacio, al final, en esta vida, lo que sigue funcionando y lo que nos hace realmente alcanzar nuestros sueños, que ya sabemos que hemos de transformar en metas, no es otra cosa que “el a fuego lento”. Poco a poco y paso a paso. No podemos pretender obtener resultados que vengan por la vía fácil de la rapidez. Probablemente a los que somos hijos de la “cultura del pelotazo” y hemos podido comprobar sus consecuencias, esto no habría que decírnoslo, pero como el hombre (y por supuesto la mujer) es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra, seguimos buscando la dieta milagrosa, que nos haga perder peso rápido, compramos el método de las mil palabras para “dominar” un idioma en cien días, ese negocio que nos haga enriquecernos de un día para otro. Nos ponemos extensiones en el pelo, en las uñas… Buscamos que un par de agujas nos hagan odiar el tabaco… en definitiva nos alejamos del esfuerzo, de hacer, hacer y hacer, para aprehender, e intentar de esa manera, mejorar y a ser posible, no olvidar.

Lamentablemente venimos a desvelar un secreto… no se puede engañar al tiempo. Las cosas requieren de su momento. Los aprendizajes necesitan superar niveles, seguir pasos, que hay que ir dando, uno tras otro. Y además, por si fuera poco, nadie puede hacerlo por nosotros mismos. Si focalizamos nuestro anhelo en la meta, pensando que el camino va a ser de rosas, probablemente estemos auto avocándonos al fracaso… Es importante que seamos conscientes de que al final lo que cuenta es el esfuerzo, pero no sólo el esfuerzo, sino que algo que si cabe es hasta más importante, por la dificultad que entraña… nos referimos a la constancia. Esforzarnos un día está bien, y cualquiera lo puede hacer. El secreto de la pirámide radica en hacerlo todos los días, ese es el verdadero genio de la lámpara.

Seguro que hoy no estamos descubriendo la pólvora, porque todos y todas habéis pensado en estas cuestiones, y seguro que hasta las tenéis claras, así que sólo falta una cosita… la acción. Pasar del dicho al hecho. Como siempre decimos desde esta ventanita que abrimos cada semana… se trata hacer, hacer y hacer… si nos caemos, nos levantamos, nos sacudimos y seguimos a lo nuestro, que es hacer, hacer y hacer…

Hasta la próxima semana, y de verdad, y de corazón, no lo dejéis para mañana. Quien os escribe se ha equivocado tanto, y ha dejado tantas cosas para mañana que cuando quiso darse cuenta, casi que no tiene remedio… por eso, empezad ya, no esperéis, porque la espera lo único que trae es a la postre, desespera. Y por supuesto, no te rindas, cuando las cosas se pongan difíciles, por muy feas que pinten… sigue haciendo, intentando, inventado. No pares, porque entonces sí que habrás perdido todo.