El azucarillo de hoy pretendemos que sea un homenaje a la lucha, a la integridad, a la libertad, a tantas cosas que representa en nuestra cabeza la democracia, y que a veces, como la tenemos, no somos conscientes de la inmensa suerte que tenemos.
Desde esta ventana, hemos hablando miles de veces de lucha, de no rendirse, se seguir hacia adelante, pasara lo que pasara, porque si creemos en algo, si tenemos un sueño, si nuestro objetivo lo tenemos claro, tenemos que ser fieles a nosotros y nosotras mismas y no dejar que nadie, ni nada nos haga desistir. Que no lleguen las “fuerzas del lado oscuro” y nos convenzan de que es mejor la mediocridad, es mejor es agachar la cabeza y aceptar lo que se nos impone…
Desde esta tribuna siempre hemos abogado por ser “jedais” que con la espada de la voluntad, de la acción, del trabajo, de la humildad y de la convicción y la constancia, seamos capaces de derrotar a todos los Darth Vader y a todas sus fuerzas del imperio, por mucho que nos amenacen con la derrota, con la miseria, con la impotencia… o que nos seduzcan con lo fácil, con lo que nos viene dado, con lo que nos adormece, con lo que nos convierte en números, nos hace seres pequeños sin alma y dóciles, manejables, pero con ciertos mínimos asegurados.
Hemos de reconocer que nunca nos hemos caracterizado sólo por hacer uso, más o menos locuaz de la palabra, sino que siempre hemos querido que nuestro discurso estuviera impregnado de verdad y de experiencias en primera persona, y siempre ha sido así, pero hoy nos vais a permitir que saquemos a la luz un caso que es fuente de inspiración, porque como decíamos al principio desde nuestra perspectiva de libertad, hay cuestiones, que aunque sean muy difíciles, complicadas de afrontar, en gran medida no están cohibidas o coartadas por la imposibilidad de poder expresarnos. Hoy queremos hablar de Leopoldo López. En TATGranada, en la edición de 2016, hemos tenido ocasión de escuchar a su esposa Lilian Tintori, que nos ha contado en primera persona, cómo está siendo la encarcelación de su esposo, así como los motivos por los que está preso.
Queremos en primer lugar reconocer que pese a conocer la historia, el haber escuchado hoy de primera mano a su esposa contarla ha hecho que cambie la perspectiva y que la admiración por ese hombre, Leopoldo López, quien independientemente de su ideología, está preso, sólo por hablar, por decir su verdad, por pedir libertad, por querer que las cosas mejoren en su país, nos ha tocado muy mucho la fibra sensible, y sobre todo nos ha hecho reaccionar y querer poner un pequeño grano de arena, haciendo un reconocimiento y sobre todo, y dentro de nuestras posibilidades, dando a conocer esta situación de absoluta injusticia que se está produciendo, en un país llamado democrático, como es Venezuela, y lo que es peor, con el beneplácito de muchos dirigentes, gobernantes, representantes políticos, etc., que se empeñan en negar la mayor y en no reconocer la vulneración de un derecho universal como es el de la libre expresión y libre pensamiento, en la figura del líder de la oposición venezolana.
Desde nuestro púlpito de libertad es a veces muy fácil todo, incluso escribir estos post, en los que semana tras semana gritamos que tenemos que luchar, que tenemos que perseguir nuestros sueños, que tenemos que hacer, que tenemos que buscar nuestra felicidad. Hoy queremos hacer un alto en el camino y utilizando la figura de Leopoldo López, poder hacer un pequeño homenaje a aquellas personas que luchan, incluso poniendo en peligro su vida, por alcanzar un sueño, por perseguir unos ideales, por buscar su felicidad o la de los suyos. Vaya por ellos, todo nuestro respeto, solidaridad y apoyo. El azucarillo de hoy es un homenaje muy sentido a todas estas personas, que han demostrado un valor, y una fuerza dignas de todo respeto y admiración.
Si alguna vez no te dan la sonrisa esperada, sé generoso y da la tuya, porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa, como aquel que no sabe sonreír a los demás – Dalai Lama
Esta semana vamos a hablar de la actitud, pero hoy no vamos a hablar de fuerza, ni de coraje, ni de valentía, hoy queremos hacer referencia a una de las más poderosas armas que tenemos, pero que a la vez, menos utilizamos. Nos referimos a la sonrisa.
La vida es muy complicada, en periodos incluso puede llegar a ser desesperante. Los problemas se multiplican, y hay ocasiones en las que nos convertimos en bomberos profesionales. Siempre apagando fuegos, siempre de arriba hacia abajo, siempre corriendo, siempre luchando. Estamos muy acostumbrados y acostumbradas a apretar los dientes, porque eso nos ayuda a seguir, eso nos imprime fuerza, nos imprime carácter. Nos han enseñado que en una negociación hay que fruncir el ceño, hay que poner carade pocos amigos, cara de poker, cara de perro, porque así nos irá mejor.
Las películas han hecho mucho mal, sobre todo aquellas en las que el “prota”, siempre está malhumorado, porque nos han hecho creer que la mala “baba”, que el malhumor y tener siempre aspecto de mal encarado, es a la postre lo mejor para conseguir los objetivos, para llegar a las metas…
Nos han engañado, haciéndonos creer que las personas que siempre parece que tuvieran algo metido por salva sea la parte, resultan más profesionales, más creíbles, más formales… De alguna manera nos han hecho creer, que las caras largas, los rictus egipcios, las narices mirando al sol, y las barbillas apuntando al viento, son la mejor carta de presentación de las personas “como dios manda”, de la “gente de bien”… son el símbolo inequívoco de tener capacidad, de unir en una misma persona la calidad y la cualidad… y poco a poco, lo hemos ido creyendo.
Pero hoy venimos a decir ¡basta! Hoy queremos reivindicar la risa y la sonrisa como las armas letales, contra la desesperación, el tedio, el aburrimiento, el dolor, el sopor, la tristeza, el enfado, la decepción, la pena del alma… ante cualquier cosa que nos haga sufrir, que nos haga padecer… Nuestra mejor arma tiene que ser una sonrisa.
No se discute con alguien que sonríe, se confía en la persona que sonríe, nos inspira paz, nos trasmite positivismo, nos ilumina el día, y sobre todo y ante todo, nos demuestra que en esta vida hay esperanza. Que las cosas ya son lo suficientemente feas y duras cómo para encima darles la satisfacción de mostrarnos tristes y cabizbajos… NOOOO
Abogamos por esa sonrisa que es capaz de iluminar un alma. Por esa sonrisa que está trasmitiendo el “sí se puede”, el “lo vamos a conseguir”, el “creer es el primer paso para conseguir”. Muchas veces pensamos que no tenemos razones para sonreír y ahí es dónde caemos derrotados por “la otra manera de entender la vida”. Siempre hay un motivo para sonreír, tan sólo hemos de aprender a buscarlo, a encontrarlo, a disfrutarlo, a dárnoslo.
No nos dejemos engañar por quien dice que la fuerza está en la seriedad, porque no es cierto. Os aseguramos, y de eso por estos lares se entiende un rato, que hay que ser mucho más fuerte para sonreír que para mostrarse serio. Hay que ser mucho más valiente para salir a la calle con una sonrisa pintada en el rostro, que con cara de no haber ido al baño en una temporada.
Aquí y ahora, os decimos que apostamos por la sonrisa, por enseñar los dientes, por arrugar la frente, por pronunciar las patas de gallo. Queremos sonreír para decirle al mundo, empezando por nuestra propia persona, que no nos vamos a dejar vencer. Que no vamos a tirar la toalla. Que por muy feo que nos lo pongan, por muy negro que nos lo pinten, #YoApuestoPorSonreír. Las lágrimas se acabaron, se secaron los lagrimales. Ahora es el tiempo de sonreír, no porque las cosas nos vayan mejor, sino porque nosotros vamos a hacer que nos vayan mejor, que es muy diferente.
No sucumbáis a la tristeza, al rostro enjuto, a la cara de mala hostia… no os dejéis engañar. En esta vida, sólo venceremos al mal, sea cual sea la forma en que aparezca, con una sonrisa, que además no cuestan, y una vez por ahí leímos que cuando se sonríe se hace ejercicio porque se ponen en funcionamiento más de 200 músculos. Así que risas y sonrisas, para conquistar el mundo. Ve por la vida regalando sonrisas, porque son gratis, ¡¡pero tienen un valor incalculable!!
“La gratitud es riqueza, la queja es pobreza” – Doris Day
Hoy queremos hablar del vil metal, sí de eso a lo que llamamos dinero, billetes, pasta, money… y miles de cosas más. Parece que nos han enseñado desde pequeñitos a que hablar de dinero es de mal gusto, y que es mejor no hacerlo. Esto lleva a que en una entrevista de trabajo salgas sin conocer el sueldo, incluso a que haya quien empieza a trabajar y no sabe lo que ganará. También a que no preguntemos el precio de determinadas cosas y después nos llevemos sustos de muerte. Hablar de dinero es de mal gusto, pero ¿por qué?
Está claro que el dinero no da la felicidad, eso dicen, y debe de ser cierto, porque hay personas que lo tienen, y además mucho, y sin embargo, tienen vidas muy desgraciadas. Aunque hay que reconocer que no tenerlo es también muy complicado y hace que las cosas no sean nada fáciles. Vivir con esa angustia perenne de si llegaré o no, de si podré o no, la verdad es que desde luego, recomendable para la salud no es. Es probablemente uno de los tipos más asfixiantes de “angustia vital”, os lo podemos asegurar… pero hoy la reflexión que queremos hacer es otra. Probablemente si preguntáramos en la calle, nos encontraríamos con que la gente nos respondería que la pobreza es la falta de dinero, la falta de recursos. De hecho esa es la definición que también da la Real Academia de la Lengua Española… aunque desde nuestro punto de vista, el significado real es otro.
No tener dinero, no es ser pobre, no tener dinero es simplemente un hecho temporal, mejor cuanto más momentáneo, pero no es una característica que defina a una persona. Ni mucho, menos, y pensamos que en ese sentido, tal vez estamos realmente muy confundidos y confundidas. El ser humano que es pobre es quien no atesora ningún tipo de cualidad. Es aquella persona que no es humilde, que se siente más que el resto. Es la persona arrogante, que piensa que es mejor que las demás. El pobre o la pobre son quiénes ponen su interés por encima de cualquier cosa, aquellos que son incapaces de dar, porque parece que sólo aprendieron a pedir. Pobre es quien no tiene valentía, quien prefiere esconder la cabeza bajo tierra y no remangarse y enfrentarse a la vida, a las personas, a las situaciones. Los pobres son los que no se atreven a vivir, los que prefieren estar dentro de su círculo de comodidad, dentro de aquellos que conocen, aunque lo odien, porque les falta ese espíritu rico que los haga querer crecer, querer volar, querer hacer más grande su mundo.
Pobres son quiénes preguntan primero ¿qué me vas a dar? Antes de decir, ¿en qué te puedo ayudar? Pobres son los que se conforman con lo que les viene, los que no luchan, no pelean por alcanzar aquello que realmente quieren. Renuncian a sus sueños, porque esa es la mejor manera de vivir en la anestesia, por si finalmente, después del esfuerzo, no pudiera llegar a cumplirlos. Pobres son quienes se levantan, pensando en acostarse, y quiénes cuando van a la cama se limitan a dormir, no a soñar. Pobres son las personas que cuando miran atrás o a los lados, ven que no hay nadie que las acompañe en el camino, porque nunca se preocuparon de cuidar a quiénes estaban, a quienes querían acompañar, a quiénes lo daban todo, y no pedían.
Como podéis ver se puede tener mucho dinero, y ser muy pobre. De la misma manera se puede no tener nada prácticamente y ser una persona rica. Una persona que lucha, una persona activa, una persona que inventa, que sabe que si te caes, te tienes que levantar, que sabe que en esta vida, los sueños sólo se alcanzan con mucho trabajo, con mucho esfuerzo, y aún así, sin ninguna garantía. Una persona rica es la que regala su tiempo, la que comparte, la que siempre está cuando se la necesita, la que no pide, la que da. La que sabe el valor de una sonrisa, y también el de las lágrimas. La que nunca llorará porque le duela algo, a no ser que ese algo sea el alma, y además lo hará sin esconderse, porque también se puede ser rico o rica en emociones, en sensaciones, en vivir las cosas tal como se sienten, aislándose del qué, del cómo y del con quién, tradicionales…
Dicho todo esto, hoy queremos decir algo, no tenemos dinero, las cosas son difíciles, pero sabemos que eso es un hecho temporal y externo… pero ojo, no somos pobres, tenemos la mayor de las riquezas, porque tenemos la valentía de enfrentarlo todo, de caernos y de levantarnos, de no parar de buscar, de no parar de creer, de no parar de hacer… no necesitamos nada más, porque lo tenemos todo. Son mucho más las cosas que tenemos que no cambiaríamos por dinero que las que sí, lo que nos hace inmensamente ricos.
“Si te caes, es para levantarte; si te levantas, es para seguir; si sigues, es para llegar a dónde quieres ir; y si llegas es para saber que lo mejor está por venir” – Anónimo
La verdad es que cuando las cosas se ponen feas, muchas veces es muy difícil ser positivos, y seguir hacia adelante, pero es necesario hacerlo. Desde que comenzamos con nuestros azucarillos hemos pasado muchos momentos de aquello de “pintaban bastos”. Os podemos asegurar que más de los que podrían parecer, pero pese a todo, hemos sido capaces. El “si te caes, te levantas” es ya un clásico de nuestra casa y por supuesto, de esta sección.
Abogamos por pelear hasta el final, por no cejar en el empeño, por no darnos por vencidos, pero pese a todo nuestro esfuerzo, a que no dejemos de luchar, y de pelear, hay ocasiones en las que no depende de nosotros y no podemos llegar a dónde queríamos o no somos capaces de alcanzar aquello que queremos, e incluso merecemos. Es muy duro, por supuesto, y duele más, pero al menos, y siempre lo hemos dicho, nos tiene que quedar el habernos dejado el alma en el intento. Eso sí que es lo más importante.
Hoy abrimos esta ventana hablando de que a veces, darlo todo, no es suficiente. Es importante reconocer que después es más difícil seguir, mucho más, pero pese a todo, hay que hacerlo. Ha habido momentos de dolor de alma, de querer mandarlo todo a paseo, de tener la sensación de que el aire nos faltaba y que lo que realmente te pedía el cuerpo era dejarte llevar, pero afortunadamente, no lo hemos hecho. ¿Por qué? Porque es importante encontrar esa razón por la que seguir. Eso que te haga recomponerte a cada golpe. Que te haga levantarte sacudirte y seguir. No es fácil, de verdad, para nada… pero hay que hacerlo, hay que seguir, seguir y seguir, hacer, hacer y hacer.
No siempre las promesas se cumplen, no siempre lo que esperas sucede, no siempre las palabras dadas tienen el valor que le otorgamos… pero ¿qué pasa cuando nosotros no podemos hacer nada para que los síes sean síes y los noes, noes, y no viceversa? Tras vivir muchas de estas situaciones, porque eso es lo que tiene tener más de 25 años, no apostamos por volvernos huraños y no querer confiar en nadie, tal vez sí saber llevar un escudo mayor del que llevamos, o tener más capacidad para discernir entre lo blanco y lo negro, pero nunca renunciar a vivir, y a convivir.
Pese a lo malo, pese al desengaño, pese al dolor, hacemos un canto a la esperanza, a la fuerza de la verdad, a creer en la acción, a seguir pensando que las cosas bien hechas, y que el esfuerzo continuado, tarde o temprano, tienen que tener su recompensa, sea como fuere, y evidentemente esperemos que en esta vida, pero nos negamos a volvernos elementos del mundo de las sombras, preferimos seguir creyendo en la luz, en la luz que aporta el querer, el saber, el hacer, el continuar. La voluntad de hacer, de no parar, y de rehacerse tiene que ser la que dirija nuestro caminar.
Las piedras son enormes, los muros pueden llegar a ser gigantescos, pero es que además el camino se llena de hoyos, de baches… pero pese a todo, pese a todos, aquí seguimos, aquí seguiremos, luchando por lo que queremos, por lo que creemos, y por supuesto de la única manera en la que se puede conseguir, haciendo, haciendo, haciendo… No sabemos lo que nos depara el futuro, no sabemos cuántas hostias más nos llevaremos, no sabemos nada, pero sí que cuando quieres algo de verdad, sea lo que sea, nunca puedes dejar de intentarlo. Así que no olvidemos el mensaje de hoy, cuando los días sean grises, saquemos un paraguas de colores, porque al final nuestra actitud es la que decide. Recordad que si yo cambio, todo cambia… así que nuestra actitud será la que decida si la botella está medio llena o está medio vacía. No hay más, si te caes, te levantas. Si te equivocas, pides perdón, y vuelves a intentarlo. Como hemos dicho muchas veces, voluntad, constancia y humildad, esas serán nuestras armas. No te rindas, nunca te rindas, pase lo que pase, porque nuestros límites están mucho más allá de lo que creíamos…
En estos díasen los que en unas ciudades, concretamente esta semana han sido dos, A Coruñay Granada, se vive una exultante felicidad por mantener a sus equipos en Primera División, compitiendo nada más y nada menos que en la liga de las estrellas, en otras como Gijón, Getafe, o el madrileño y castizo Barrio de Vallecas, viven con angustia los días previos al 15 de mayo, día de San Isidro Labrador, cuando dos de estas tres localidades verán cómo dejan de pertenecer a es exclusivo club “De los 20 fantásticos”. El drama se cierne sobre dos de estos tres clubes, lo que hace que en muchas “casa” se esté viviendo con angustia, y evidentemente no sólo es porque dejarán de ver a los Messi, Ronaldo, Neymar y compañía de cerca, sino porque los descensos de los equipos de fútbol, pueden provocar auténticos dramasen la economía de “los pequeños”.
Es cierto, que el fútbol, podríamos denominarlo “el nuevo opio del pueblo”, y la verdad es que sí, pero no tenemos porqué interpretarlo como algo exclusivamente negativo. En los años más duros de la crisis, ese momento de salida del campo tras una victoria, dónde veías a la gente con una sonrisa en la cara, tal vez la única de la semana, también es importante. El fútbol tiene un elemento de cohesión social importante, y esa es una de sus grandezas. Es un elemento que sobre todo bien gestionado, se convierte en un pilar de organización social y estructuración de grupos importante. Además, por supuesto, es un espectáculo, eso no lo podemos negar… pero estamos en un blog de empresa, y esta no es la parte del fútbol de la que nos queremos ocupar hoy.
Hoy queremos reflexionar acerca de la importancia económica que tiene para una ciudad pequeña, del tipo de las que hemos estado hablando, Granada, A Coruña, Gijón… el contar con un motor económico capaz de generar plusvalías más que interesantes para unas economías bastante modestas.
Hace un par de años, desde GRUPO3, analizábamos utilizando como base varios estudios y datos, tanto de las cámaras de comercio, como de la propia Liga de Fútbol Profesional, el impacto económico que tiene concretamente para Granada el tener a su equipo de fútbol en la Liga de las Estrellas. De la información recabada, se desprendía que el aporte directo del Granada CF a la ciudad y a los municipios más próximos, oscila entre los 6 y los 8 millones de Euros, mientras que de forma indirecta, por el aporte que supone desde el comercio, la hostelería, el turismo, y diferentes servicios de muy diferente naturaleza, habría que sumar otros 22-24 millones de euros. Es decir, el tener o no tener un equipo en primera división significa que la economía local se vería mermada en aproximadamente 30 millones de euros. Para una provincia como Granada, lamentablemente a la cola de Europa por cifras de PIB y por niveles de desempleo, el contar con este aporte o no, es vital.
Al margen de esta valoración económica directa que se hace, hay otra importantísima que no podemos valorar exhaustivamente, y si lo hiciéramos los ojos nos saldrían de las órbitas, porque el nivel de notoriedad que alcanza la marca Granada, es de dimensiones estratosféricas. Un partido como el de este fin de semana, que sirve para decidir quién gana la liga, haciendo al Granada protagonista absoluto de esta batalla por el título, ya que es el único que podría “quitársela” al FC Barcelona, hace que se esté hablando de la ciudad de la Alhambra en todos los países del mundo; que el partido del próximo sábado a las 17:00 horas se vaya a ver en directo en más de 100 países y que se ronde la cifra de 1000 millones de personas que lo verán. ¿Qué institución podría pagar esa publicidad? Está claro que nadie, ni particular, ni empresa, ni administración podría asumir esta factura, que además se asocia a noticia y a interés, por lo que su valor es mucho mayor que el de una mera campaña publicitaria.
Dicho todo esto, queda claro que el fútbol no es cosa de frikis, aunque pueda haber mucho frikismo. El fútbol es negocio, pero no sólo para los dirigentes de los clubes o los futbolistas, el fútbol es generador de riqueza para las ciudades y para sus empresas, lo que lo convierte en un auténtico motor económico, sobre todo en ciertas economías, muy castigadas por la crisis, en las que el sector servicios es el que sustenta a la población, y en las que la inserción laboral es más que complicada.
Por todo ello, además de por los colores, claro está, los granadinos y granadinas, nos debemos de alegrar de que el Granada CF se mantenga en Primera División, y aquellas personas que murmuran en momentos, o incluso lo gritan en otros, eso de “Ojalá descienda”, que sean conscientes de lo que desean, no vaya que su deseo se convierta en realidad y después venga el lamento y el crujir de dientes.
Pase lo que pase, le pese a quien le pese, y mande quien mande… el Granada estará en Primera División una temporada más, y la economía granadina, también una temporada más podrá seguir beneficiándose de ello.
“El éxito en la vida no se mide por lo que logras, si no por los obstáculos que superas” – Anónimo
Hoy queremos hablar de logros que sí llegan, de objetivos que sí se consiguen. Hoy toca reconocer que los esfuerzos cuando son constantes, cuando son con todo lo que tenemos, y sobre todo, cuando no se deja de creer, tienen su recompensa. Somos lo que somos no por a dónde llegamos, sino por lo que superamos para hacerlo.
Los azucarillos no dejan de ser trocitos de realidad y de cotidianeidad condensadosen un suspiro de verdad que plasmamos en unas líneas. Y de igual manera que en otras semanas hemos hablado de lucha, de caerse y levantarse, de seguir y seguir, de hacer y de hacer, de no rendirse y de no bajar en ningún momento los brazos, hoy queremos como decíamos antes recordar que a veces se consiguen los objetivos y se alcanzan las metas.
El camino nunca es fácil, siempre lo decimos, y probablemente, aunque a veces nos cueste creerlo, sea lo mejor, sobre todo cuando pones perspectiva y analizas de dónde vienes y a dónde has llegado. Pero en ese recorrido, es fundamental que cumplamos con normas que son universales.
La primera. Es esencial querer, no de boquilla, sino que de verdad. Estar totalmente convencido o convencida de que sí, de que estamos en disposición de hacerlo, y que estamos seguros al cien por cien. Esta convicción es fundamental, y será a la que tendremos que recurrir, sobre todo en los momentos en que flojeen las fuerzas, porque cuando el destino es elevado, el camino es más que difícil.
La segunda es la constancia. Aunque siempre hay días malos y días buenos. Aunque en muchas ocasiones, pese a esforzarte de todas, todas, las cosas no llegan a salir… pese a eso, es fundamental que no cejes en tu empeño. Caerse está permitido, pero levantarse es obligado del todo. Aunque te duela hasta el alma, aunque seas la única persona que cree en que es posible, aunque estés al borde del abismo, sigue, sigue, y sigue. Recuerda que si te caes, te sacudes y te levantas, porque el esfuerzo, la constancia y la decisión serán el mejorcombustible para alcanzar nuestros objetivos.
La tercera. La tercera es la que realmente nos hace grandes. La tercera es la que nos lleva a lograr nuestras metas, y es sin lugar a dudas, la pasión, la ilusión, la emoción. En esta vida hay veces que la razón nos dirá no, la nuestra propia. La gente nos dirá no. El universo nos dirá no, pero mientras nosotros creamos en el sí, mientras que nosotros trabajemos con ahínco y constancia por el sí, y al menos exista una única posibilidad, mientras eso ocurra, nadie podrá quitarnos nuestras ilusiones, y nadie nos derrotará antes de que salgamos al terreno de batalla.
Si la primera y la segunda son difíciles, la tercera es para nota. Pero la tercera es la que hace sublimes a las personas, la tercera es la que hace que la gente normal, pueda hacer cosas enormes, la tercera es la que saca a los héroes y a las heroínas que hay en nuestro interior. La tercera es la que hace que nos crezcamos ante las derrotas, que nos hagamos grandes cuando las cosas nos vienen mal, que nos convirtamos en gigantes, cuando el mundo quiere empequeñecernos.
Todo lo que estamos contando hoy parece teoría, parece arenga de película. Pero sabéis lo mejor de todo, que no lo es. Que es cierto. Que lo hemos vivido, y que lo hemos visto y que por eso lo podemos contar. A partir de la semana que viene volveremos a las trincheras, volveremos a la lucha. Pero hoy queremos parar un momento, tomar aire y gritar al mundo que este es el momento de valientes y valientas y que nosotros es precisamente eso lo que somos.
Nadie me hará pequeño, nadie me dirá que no, nadie jugará con mis ilusiones, nadie me pondrá límites, porque sencilla y llanamente, mi vida la decido yo, mi destino lo escribo yo, y mi camino lo elijo yo. Si no llego será porque realmente no pueda, pero jamás será porque me rinda, o porque alguien me diga que es imposible.
“Las claves del éxito son: soñar, actuar y nunca rendirse” – Carlos Bernal
De una manera u otra los azucarillos siempre son el reflejo de lo que particularmente vivimos cada semana. Hay quien escribe un diario, y estamos quiénes compartimos las vivencias y las reflexiones con el resto de universo, utilizando para ello esos maravillosos sobrecitos de azúcar. Siempre se encuentra el oportuno, el que te sirve como excusa para contar al mundo lo que quieres. El que resulta ideal para expresar lo que estás viviendo y lo que estás sintiendo.
Esta semana seguimos hablando de la lucha y seguimos hablando de la fuerza y la constancia para seguir adelante peleando por lo que queremos. Por diferentes casualidades, nos está tocando librar una batalla de esas en las que para la mayoría no habría que haberse metido. Una de esas luchas, para las que hay que tener muchas ganas, mucha convicción y una moral a prueba de bombas. Es una de esas peleas en las que el chiquitito se enfrenta al grandullón, en la que por mucho que sepas que tienes razón, y que tu demanda y tu petición se basan en la mayor de las justicias, eres consciente de que la dificultad es enorme, de que te vas a buscar muchos enemigos en el camino, que van a esperarte para cuando llegue el momento poder ponerte la puntilla, si fuera necesario, pero pese a todo, sabes que tienes razón, sabes que lo que pides es justo y sobre todo tienes la convicción necesaria para enfrentarte al mundo, para gritar con todas tus fuerzas, aquí estoy, lo que pido es justo, la verdad y la razón son mis aliadas, así que no me dan miedo vuestras amenazas, no me dan miedo vuestros tanques, no me dan miedo vuestras muestras de poder, porque la historia nos ha enseñado que una vez hubo un tal David, que con tan sólo una honda y una piedra consiguió vencer a un gigante llamado Goliath.
Conscientes de la dificultad, conscientes de lo complejo, conscientes de la envergadura del enemigo, aquí y ahora volvemos a ceñirnos el cinturón y a seguir hacia adelante, porque podremos no conseguirlo, pero desde luego, lo que no haremos nunca será lamentarnos por no haberlo intentado, por no haberlo dado todo, por no haber luchado hasta el final, por no habernos dejado la piel, peleando por aquello que sabemos justo. Los molinos de viento dan miedo, son grandes, tanto que Don Quijote los vio como furibundos gigantes que querían matarlo. Lo sabemos. Pero cuando crees en lo que haces, cuando de verdad te implicas, cuando tu compromiso está por encima de los convencionalismos, de lo económico, de las prebendas, y lo único que te motiva es hacer justicia, conseguir que la verdad se imponga, y sobre todo dar voz a quien le cuesta gritar y hacer que las ilusiones de los demás no caigan en suelo roto, en ese momento te conviertes en el súper héroe a quién todos deberían de temer. Una mezcla de Spiderman, Superman, Thor, Hulk, La Mujer Maravilla, Tormenta y Lobezno… así que quiénes piensan que cacareando se consiguen las cosas, que actuando de forma mafiosa y con subterfugios siempre se consiguen las cosas, que tiemblen, porque somos como el general Custer, y si es necesario moriremos con las botas puestas. No porque lo que pedimos sea sólo bueno para nosotros y la justa recompensa a mucho trabajo, a mucho esfuerzo, a toda la ilusión del mundo y en algunos casos a la esperanza de que la justicia a veces gana. No, lo hacemos porque queremos mirarnos al espejo y que nos guste lo que vemos, porque queremos que nadie pueda hacer que agachemos la mirada. Lo hacemos porque la esperanza existe, y porque hay que creer en que la justicia y la verdad a veces ganan, en un mundo en el que el fango y la mediocridad, quieren hacernos creer que la luz no puede llegar.
Si al final, perdemos esta batalla, que estamos librando con machete entre los dientes, lo lamentaremos, pero aún así, no abandonaremos. Porque la guerra, fuera como fuese la vamos a ganar. Gracias a quiénes han querido sumarse y acompañarnos en esta tremenda lucha. Lo único que sí podemos prometer, es que no nos rendiremos, eso jamás. Lucharemos mientras exista la más mínima posibilidad y elevaremos nuestra voz allá dónde exista la más mínima probabilidad de que sea escuchada.
Este post no es el desvarío de una locura. Quien debe entenderlo, sabemos que lo va a entender, y quién crea que se nos fue la cabeza, simplemente que se deje llevar por las palabras, porque somos conscientes de que lo compartirá desde el principio hasta el fin.
Nadie nos dirá en qué podemos o no creer… nadie matará nuestros sueños… nadie nos derrotará antes de pelear la batalla final. Nadie dijo que fuera fácil y a nosotros nos pone lo difícil.
“Así como la vida te dio la posibilidad de soñar, también te dio la posibilidad de convertir tus sueños en realidad” – Anónimo
Es cierto que hay momentos en los que tirar para adelante cuesta más. Hay días, sería mentira decir lo contrario en los que parece que es imposible y que los molinos siempre se convierten en gigantes, a los que no podrás vencer. Creer y querer, y hacer y hacer para llegar, hay días en los que se torna difícil. Hoy aquí en el chute de positividad real más grande que podéis encontrar en la red, nos vamos a permitir tener tan sólo 30 segundos de angustia, de miedo, de inseguridad, de sensación de impotencia, porque esto también forma parte del camino. Sería mentira, y además no hablaríamos de personas, sino que de máquinas, si dijéramos que nunca titubeamos,que nunca las lágrimas inundan nuestros ojos, o que nuestra nariz no se llena de mocos… claro que eso nos ocurre, y muchas veces, porque el camino es muy complicado y porque alcanzar aquello que se busca y que se quiere no es nada fácil. Lo de pelear duro todos los días, no es un dicho, es un hecho, y todos los días, hay momentos en los que la sensación es que son muchos días, por eso tantas veces hemos hablado de la constancia, el arma definitoria para alcanzar nuestros sueños, a los que para hacerlos más realizables, recordad que decidimos llamarlos metas.
El otro día en una conversación referíamos el daño tan grande que ha podido hacer la pequeña y la gran pantalla, cuando nos muestra los cambios, los logros, las superaciones, de toda una vida, en tan sólo unos segundos. Es muy fácil decir “dos años después, 10 años después, 20 años después”, lo difícil es pasarlos, lo difícil es superarlos, lo difícil es vencerlos.
Pero está claro que hay que seguir, está claro que hay que pelear y está claro, que pase lo que pase, nosotros mismos no vamos a tirar la toalla, ni nos vamos a dar por vencidos. Hay metas que parece que conforme avanzas se alejan, es cierto, o que se esconde como cuando éramos niños y jugábamos a aquello de 1,2,3… el escondite inglés… pero nosotros no debemos de dejar de visibilizarlas.
El dolor del pecho, el asfixio en la garganta, ese nudo en el estómago, o ese martillo cincelando nuestro cerebro, es también parte del camino. Es una mochila que llevamos y que tenemos que aprender a usarla y sobre todo a sobrellevarla. Es imposible vaciarla del todo, pero lo que sí podemos es aprender a saber llevar mejor su carga. El deporte es una de los mejores remedios que podemos utilizar. Ya sabéis que muchas veces hablamos de correr, porque ese momento en el que creemos que somos incapaces de dar una zancada más, pero sin embargo la damos, nos genera una energía, una positividad, una carga que se convierte en el mejor arma contra el desasosiego o el dolor de alma.
Hay muchas cosas que nosotros o nosotras no podemos controlar. Hay cosas que se escapan totalmente, pero eso no nos debe de hacer pequeños, eso debemos de aprender a verlo como un obstáculo que hay que saltar, y si es demasiado alto para saltarlo, tendremos que aprender a rodearlo, y si no podemos rodearlo, a hacer un túnel subterráneo que nos haga dejarlo atrás. No es fácil, ya lo sabemos, lo vivimos, lo sufrimos y lo sentimos. Pero pese a todo, debemos de seguir, y debemos de hacerlo por nosotros, porque como dice el eslogan de esa conocida marca “yo lo valgo”. Ahí debemos aferrarnos. Sigamos adelante porque nosotros podemos, porque nosotros queremos, porque nosotros lo merecemos, porque sobre todo, si hay alguien en el mundo a quién no podemos engañar es, precisamente a nosotros mismos.
Hoy nos presentamos aquí, una vez más haciendo gala de nuestra inmensa humanidad, porque nos equivocamos como nadie, nos venimos abajo como cualquiera, nos duele todo como a quién más, pero hemos decidido que pese a todo… ya sabéis: secarse las lágrimas, limpiarse los mocos y tirar para adelante. El trabajo tiene que tener su recompensa, el hacer y no dejar de hacer, tiene que tener su recompensa, el caer y levantarse tiene que tener su recompensa… ese es nuestro mantra, y hasta ahora nos sirve… Nunca renuncies a lo que realmente quieres, nunca, nunca… por muy difícil o muy duro que sea lo que haya que hacer para conseguirlo, porque, sin lugar a dudas, renunciar dolerá mucho más…
Si te caes, te levantas… te sacudes, estiras el cuello, sacas pecho, sacudes tu melena al viento, y sigues… siempre sigues… siempre sigues… porque aunque creas que no puedes más, un secreto, siempre se puede un poquito más…
“El networking nada tiene que ver con la caza. Tiene que ver con la agricultura, ya que de lo que se trata es de “cultivar relaciones”, escuchando y averiguando para ver en qué podemos aportar valor”.
Hay una palabra, con tintes de «palabro», que últimamente ha pasado a formar parte de la nueva jerga del mundo empresarial, junto a otras que ya van estando más asentadas como benchmarking, mentoring, management, reporting, target, y otras muchas más. Nos estamos refiriendo al tan traído y llevado últimamente, Networking. La traducción para este anglicismo sería «red de contactos». Realmente no es nada nuevo. Hace años, en los cursos de «técnicas de búsqueda de empleo» tan prolijos en los noventa y en la primera década de este siglo XXI, recuerdo que lo llamábamos directamente «capital relacional». Recuerdo hablarle a los alumnos de este capital, como el más importante y el que más debíamos de cuidar, tanto en lo personal, como en lo profesional.
Así el networking como decíamos, es una práctica que ha existido siempre, ya que forma parte de la misma naturaleza del ser humano. Somos seres sociales que tienden a reunirse, a relacionarse y en muchos momentos a apoyarse, a ayudarse. Desde que puedo recordar cuando he necesitado a un mecánico, a un abogado, a un gestor, a un economista, a un electricista o a un carpintero, he preguntado a conocidos, a personas en las que confías por el nombre, por el teléfono de alguien «de confianza» que pudiera ayudarme al respecto. Creo que todos y todas hemos actuado de esta manera, o mejor dicho, en presente, actuamos de esta manera. El que el profesional o la profesional que llega a nosotros venga «de parte» de alguien en quién confiamos, de alguien a quién conocemos, es el aval suficiente y necesario para directamente poner la solución a nuestro problema, sea el que sea, en manos de esa «persona recomendada». Esta es una práctica a la que no sólo recurrimos en el terreno de lo personal, o de lo doméstico. Incluso en el terreno empresarial y/o profesional, también esta práctica es muy habitual. Aunque en cualquier formación de management te insisten en la necesidad de contar siempre con tres presupuestos, no voy a hablar por boca de otras empresas, pero es cierto que la mayor parte de las veces, la decisión última viene porque es una recomendación de alguien, empresa o conocido, cuyo criterio tiene la validez suficiente, como para servirnos como el criterio de mayor peso en la elección. Pues esto sencillamente es el networking.
En los últimos años están surgiendo empresas que se dedican justo a impulsar de una manera organizada, esta práctica que ya hemos comentado que es tan antigua como la propia humanidad. La filosofía es promover relaciones de confianza y de conocimiento entre empresarios y profesionales de diversos sectores, lo ideal es que cuántos más, mejor, y que todo el mundo trabaje para todo el mundo. Es decir, ampliar las redes de contactos individuales, consiguiendo un efecto multiplicador en el grupo. No se busca la simple suma, la progresión aritmética, sino que lo que se pretende es consolidar una red de relaciones de tal manera, que las relaciones crezcan de forma exponencial, y beneficien a todos y cada uno de los miembros del grupo.
Existen diferentes empresas de networking y algunas de ellas, han alcanzado un grado de consolidación importante, incluso en todo el territorio nacional. Los miembros de los grupos nos obligamos entre nosotros a buscar referencias (recomendaciones y potenciales negocios/trabajo) para los compañeros. Estas referencias se comparten entre los compañeros, y se da puntual información de las mismas. Se contabilizan los negocios que se han cerrado, así como el volumen que se ha generado entre todos los miembros del grupo. La idea es trabajar como un equipo que tiene como objetivo común el beneficio de todos.
Como decíamos antes es lo de siempre, pero ahora de forma organizada y estructurada, y además adquiriendo un compromiso con los miembros del grupo, para que todos generen. Suelen reunirse una vez en semana (en el caso del que GRUPO3 es miembro lo hacemos los martes a las 7 de la mañana), pero además se organizan toda una serie de eventos, en los que se suele entremezclar el carácter empresarial y el social, en los que se da cabida a otras muchas empresas que no forman parte de los grupos cerrados, y que tienen como principal finalidad, el ampliar cada vez más esa red de contactos o capital relacional.
Por cierto en GRUPO3 somos miembros de N&N, Negocios y Networking. Esta empresa tiene delegaciones por toda España, y aunque es de las más recientes, empieza a tener un importante grado de implantación en la península. Para nosotros ha sido una decisión acertada, por las relaciones humanas que estamos generando, y por las sinergias, que pese a llevar sólo un mes empezamos a encontrar. Nuestro planteamiento es que el negocio, ya vendrá. Ahora estamos trabajando en la integración, en la pertinencia, y en conocer bien las posibilidades de todos los miembros del grupo.
Fuere como fuere, de forma organizada, perteneciendo a un grupo, o simplemente a la vieja usanza, las empresas y las personas responsables de las empresas tenemos que tener presencia en todos aquellos fotos en los que podemos generar negocio. Siempre pensando en el futuro y siempre entendiendo que este tipo de relaciones que se establecen son bidireccionales, y hay que buscar el beneficio de todos. Todos sumamos. Así que a invertir un poquito de tiempo en «networkingnear», merece la pena.
“¿Quieres lograr lo que nunca has alcanzado? Necesitas hacer lo que aún no has intentado” – Antonio Gutiérrez
Hoy tal vez habríamos hablado de otras cosas, por ejemplo de lo que nos importa o no la opinión de los demás, pero vamos a incidir en algo que nos gusta mucho, y es el tema de la osadía, de la valentía, de atreverse a hacer cosas nuevas, cosas diferentes.
Lo cierto es que a todo el mundo nos gusta ser bueno en lo que hacemos. Nos hace sentirnos seguros, nos hace sentirnos hasta importantes, y la verdad, eso está muy bien. La seguridad de estar ante “lo que controlamos” nos hace estar felices, nos da mucho positivo. Es genial. Quien escribe, quien canta, quien baila, quien pinta, quien es un gran abogado penalista, o una excepcional peluquera o un incomparable electricista… da igual, lo cierto es que sabemos hacer algo, nos hace sentirnos bien, y la verdad ¿para qué cambiar? Absolutamente comprensible y absolutamente lógico. Si soy bueno en una cosa, ¿para qué me voy a arriesgar con algo que no domino? Pues bien, aquí está el auténtico quid de la cuestión.
Si hago algo medianamente bien ¿por qué intentar hacer otra cosa diferente y que no me salga igual? A esto evidentemente le podemos llamar sin miedo a equivocarnos, estar tranquilamente en nuestro círculo de confort. Sabéis que es un tema que nos gusta sacar de vez en cuando sobre todo para intentar que no nos acomodemos demasiado en ese estatus.
Lo desconocido por naturaleza nos da miedo, nos preocupa no ser capaces o no estar a la altura, pero está claro y lo hemos recordado muchas veces que el mayor condicionante que tenemos los seres humanos es el miedo, es el que nos hace perder batallas antes de tan siquiera librarlas. Hay un símil deportivo que nos encanta, y es el de los equipos que pierden los partidos en el vestuario, ya que cuando saltan al terreno de juego su actitud es ya la de “no voy a poder”, “no voy a ser capaz”, por lo que efectivamente, ni puedes, ni eres capaz, y te vuelves a casa con una derrota.
La vida nos ha enseñado, y esto os prometemos que está aprendido en carnes propias a que realmente no somos conscientes de lo capaces que somos, de las enormes posibilidades que tenemos para hacer cosas o para afrontar retos, hasta que de verdad no nos ponemos a ello. Lo cierto es que como vivimos en esa cultura en la que el fallo se penaliza como si fuera lo peor que nos puede pasar, lo que realmente nos cohíbe es ese miedo que se une al terror a fallar y que se nos estigmatice. La verdad nos gustaría que fuéramos hijos e hijas de otra manera de ver las cosas y de entender el mundo. Nadie nace enseñado y puede que esto debiéramos llevarlo tatuado en la frente todos, para que así estuviéramos todo el día viéndolo en el rostro de los demás. Errar es la manera de aprender. No se puede aprender por ciencia infusa o por ósmosis, sería genial, pero la cosa no va así. Hay que aprender haciendo y haciendo corremos el riesgo de equivocarnos, y de no hacerlo bien, pero sólo así es como aprenderemos.
Hoy en clase, hablando con los alumnos de estas cosas decíamos que la vida se sustenta sobre tres pilares, que son, el primero hacer, hacer, hacer y olvidarse de las perífrasis verbales de “voy a hacer” “tengo que hacer”… nada, simplemente hazlo. El segundo, que todo tiene que ser real y de verdad, es decir, no podemos vivir en la mentira, ni en la milonga, porque eso nos llevará a ninguna parte y nos aislará. Y tercero la humildad y el reconocer que necesitamos ayuda, que no somos mejores que nadie, y que por muy buenos que seamos en algo, siempre tenemos que aprender, siempre tenemos que mejorar, siempre tenemos que seguir aprendiendo, siempre que seguir mejorando, ya que en el momento en el que nos apoltronemos en el ya lo sé, sencilla y llanamente estaremos muriendo.
Y todo esto sabiendo que si nos equivocamos, no pasa nada, aprendemos del error, intentamos no cometerlo de nuevo, y seguimos hacia adelante. La vida es un continuo aprendizaje y un continuo proceso de mejora, que además si queremos que sea profunda y real, siempre tiene que nacer y partir de nuestro interior…
Hoy poníamos en clase también el ejemplo de los “tentetiesos” de los bebés. Esos muñecos que por más golpes que les das, y por más veces que den “hocicazos” en el suelo, vuelven a su posición original… Pues bien, ¿a que es un buen referente? Ya sabéis a partir de ahora, seremos como los tentetiesos que cuanto más rápido se caen, más rápido se levantan…
No os dejéis asustar ni intimidar por quien os llame fracasados o fracasadas por haber errado en algo o no haber conseguido un objetivo, porque a nosotros siempre nos quedará el haberlo intentado. No perdáis el partido antes de jugarlo… Jugar hasta el final, como si os fuera la vida en ello, sudad la camiseta, dejaos la piel en el terreno de juego, porque así cuando sea la noche y nos quedemos a solas con nosotros mismos en la soledad de nuestra cama, podremos cerrar los ojos con tranquilidad, sabiendo que lo hemos dado todo y que no nos hemos quedado con nada… eso sí que es vivir, eso sí que es, querer…