¡Haz tu propia revolución!

¡Haz tu propia revolución!

haz tu propia revolucion

“De nada servirán las revoluciones sociales y culturales, si primero no hay una revolución interior” – Krishnamurti

El mes de julio ha dejado para la historia dos de los mayores hitos en lo que a revoluciones se refiere. En 1776, el 4 de julio, en el Congreso de Filadelfia, las por entonces 13 colonias que existían en el norte de América, firmaron su declaración de independencia de Inglaterra, asumiendo el nombre de lo que realmente eran, los Estados Unidos de América, reconociendo en dicho documento, el principio de igualdad (aunque en ese momento cuando hablaban de que todos los hombres habían sido creados iguales, literalmente se referían sólo a hombres y además blancos, pero lo cierto es que supuso el primer paso en el tránsito hacia el mundo contemporáneo.

Otra de las grandes revoluciones que trajo el mes de julio, fue la más conocida de todas, sí la Revolución Francesa, aquella que puso de moda la guillotina, que quiso romper con el orden estamental establecido, y ofrecer una salida que implicara dignidad para los desarrapados (sans cullotes). Fue el día 14, del mes dedicado a Julio César, del año 1789.

Pues bien, estamos en ese séptimo mes del año. Registrando temperaturas de récord, y con constantes alertas debido al calor, y además seguro que muchos y muchas estáis de vacaciones, pero hoy queremos proponeros de comencéis una revolución. Pero no una revolución cualquiera. No una revolución que signifique asaltar bastillas, o declarar zonas de independencia. Os proponemos una revolución que cambien el mundo. Sí, así es. No estamos locos, que sabemos lo que queremos.

La primera condición para cambiar el mundo, es que cambiemos nosotros, y como decía, uno de los escritores más importantes de la historia, -y padre de la “no violencia” que luego tendría tanto peso en otro de los grandes revolucionarios de la historia, Ghandi-, León Tolstoi, “la única revolución válida es la que uno hace en su interior.

Si queremos que las cosas sean diferentes. Si queremos que al finalizar el verano el mundo en el que habitamos sea otro. Si pretendemos que nuestra vida personal, profesional, familiar cambien, no podemos esperar sentados a que se produzca un milagro. Lo hemos dicho muchas veces, sólo cabe una cosa, y es que pasemos a la acción. En alguna ocasión lo hemos mencionado en esta sección, y es que Honoré Balzac, nos lo dejó bastante claro, con una estableciendo una verdad que tiene tintes de universal “Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia”.

En nosotros está hacer que las cosas sean diferentes. No vale decir mañana. No vale pensar en que después lo haré. No, nada de eso sirve. Cambiemos nosotros y hagamos que el mundo se parezca más a lo que nos gustaría que fuera. Todo empieza por hacer, y por hacerlo aquí y ahora. El ayer no nos sirve, y el mañana no existe. Aprovecha estos días de calor. Estos días en los que parece que el tiempo se mueve a un ritmo diferente, en los que la luz nos hace ver las cosas con una claridad diferente y decide qué es lo que quieres. Y simplemente, haz tu propia revolución. Dejémosnos de excusas. Si quiero mejorar mi trabajo, tengo que empezar por ver en qué fallo y prepararme mejor. Si mi relación de pareja no funciona, tengo dos soluciones, o de verdad lo arreglo, o termino con ella, pero ni pierdo mi tiempo, ni se lo hago perder a nadie. Si quiero estar físicamente mejor, es fácil, empezar a tener una vida más sana, deporte (el que sea en función de mis gustos y posibilidades) y una dieta saludable.

Dejemos las excusas de lado. Olvidémonos del resto, hagamos nuestra propia revolución, que sólo puede comenzar por nuestro propio interior. Cambiaremos nosotros y cambiará nuestro mundo. No esperemos nada de nadie. No echemos la culpa a nadie. Empecemos por hacer y por dar, llegado el momento ya recibiremos, de una manera u otra. Y de verdad, se puede hacer.

Todo es posible, si realmente queremos y creemos en ello. Mira en tu interior, y decide cómo quieres vivir, y empieza desde ahora mismo a hacer lo necesario para que ocurra. No es fácil, pero tampoco es imposible. No seamos de ese tipo de personas que no empieza a andar un camino, porque cree que será incapaz de llegar hasta el final. Si no lo conseguimos que desde luego no sea por no habernos dejado la piel en el intento. Pensad que la recompensa no tiene precio, y que justifica todo el trabajo y todo el sacrificio. La recompensa final de esta revolución no es ni más ni menos que conseguir ser nosotros mismos de verdad. ¿Puede haber algo más bonito?

https://www.youtube.com/watch?v=bDBVD9KPHHU