¿Sabemos pactar? O La esperanza de los pactos

¿Sabemos pactar? O La esperanza de los pactos

“Todo parece imposible hasta que se ha hecho” – Nelson Mandela

El pasado 13 de junio se constituyeron finalmente los nuevos ayuntamientos. Tras tres semanas de auténtica incertidumbre, de intentos fallidos, incluso en algunos casos de auténticos “coitus interruptus”, cuando parecía el orgasmo del ascenso al poder se iba a alcanzar. Pero eso ya es pasado. Ahora toca hablar de futuro. Ya sabemos quiénes serán los encargados y encargadas de dirigir los designios de los más de ocho mil municipios de este país durante los próximos cuatro años. Tiempo nuevo en muchos sentidos.

Podría parecer que esta nueva situación ha hecho que la calma llegue al fin a la ciudadanía, que debe de centrarse en su día a día, mientras sus representantes, los que nosotros hemos elegido, se encargan de elevar los niveles de bienestar, utilizando esas fórmulas magistrales que cual remedio de botica nos vendieron para el 22 de marzo pasado. La verdad, sería precioso que la tranquilidad se hubiera instalado en la ciudadanía, pero no lo veo tan claro. El martes desayunando con un grupo de compañeros, gente de mediana edad, experiencia profesional importante, alto grado de formación, fue sorprenderte ver el tremendo nivel de expectación, y casi si apuramos de ansiedad que provoca la nueva realidad de la política municipal española. Realmente el desconcierto está asentado en la cabeza de gran parte de la ciudadanía. Lo nuevo, lo desconocido, siempre provoca cierto temor, cierto recelo, y en este caso, hay mucho de esto.

Esta es una realidad, que se puede constatar prestando atención a las conversaciones ajenas (esto es investigación, no cotilleo, que conste) en cualquier cafetería, bar, parada de buses, o cola del pan. Pero hoy querríamos hablar de otro tema, no menos interesante, y que para qué nos vamos a engañar, igualmente “X-file” para la mayoría de nosotros. Y es que de alguna manera hemos de depositar nuestras esperanzas en los programas. Los pactos han sido necesarios en la mayoría de los ayuntamientos españoles. La era de las dictaduras del rodillo de las mayorías absolutas parecen haber encontrado su fin. Ahora se abre una nueva realidad, y es la de gobernar en coalición. La de hacer pactos que supongan que tú y yo, que no vemos la política de la misma manera, e ideológicamente podemos incluso estar enfrentados, necesitamos llegar a un acuerdo, porque los municipios no se gobiernan solos. Me gusta pensar que ahora comienza el tiempo de la política de verdad, incluso de la POLÍTICA con mayúsculas, en el que nuestros representantes dejarán de pensar en clave partidista y comenzarán a hacerlo en clave de lo que realmente es mejor para la ciudadanía. Es el momento en el que la razón se debe de adueñar y en el que aquellos y aquellas que nos gobiernan deben de aprender a ser capaces de ponerse en la piel del que hasta ayer era oponente, pero que ahora es socio de gobierno. Es el tiempo en el que realmente hay que recurrir a la empatía como elemento que domine las relaciones entre los unos y los otros, entre los rojos, los azules, los verdes, los naranjas, los morados, los rosas, los todos…

Quiero pensar en positivo. Quiero creer que esto va a ser así, pese a que nuestra cultura y nuestra historia no hagan que las apuestas estén a favor de este planteamiento. En el ADN de los españoles, por lo que sea, la comprensión, la capacidad de compartir, el altruismo, y la grandeza, deben de estar presentes. Ahora es el momento de saber en qué porcentaje. Así que como no hay que ser derrotista, vamos a pensar que las cosas van a ir a mejor. El tiempo ya nos demostrará lo que es, o lo que no es, y de esta manera, podremos ir comprobando, si los próximos cuatro años realmente son para crecer o se convierte en un tiempo tirado al cubo de la basura de la evolución.

IU, La participación en su ADN

IU, La participación en su ADN

«Nunca dudes que un pequeño grupo de ciudadanos comprometidos puede cambiar el mundo. De hecho, es lo único que lo ha logrado» – Margaret Mead, madre de la Antropología moderna

Esta semana nos acercamos a conocer la propuesta de Izquierda Unida para las elecciones municipales, y lo hacemos a través de la candidata a la alcaldía de Alhendín (municipio del cinturón de Granada), Victoria García Valenzuela, Vicky para los “muy allegados”. Nació en tierras del Nervión, pero es granadina, porque así lo eligió. Administrativa, cuarenta años, aguerrida, inquieta, y con una idea fija en su cabeza, presente durante toda la conversación, y a la que recurre una y otra vez, de forma más o menos consciente, la “Justicia Social”.

Victoria llega a Izquierda Unida, tras su paso por SOS-Racismo Granada, lo que la llevó a participar en el Foro Social, dónde conoció a Manuel Morales, Delegado en Granada, de Turismo Comercio y Fomento en el anterior gobierno de la Junta de Andalucía, y que por aquellos entonces, era un “joven” concejal del Ayuntamiento de Granada. Victoria reconoce que este encuentro fue muy impactante para ella y que el discurso de “Manolo la enamoró”. Finalmente Morales la fichó, y de esta manera entra en Izquierda Unida en 2007. Hasta ese momento había sido votante intermitente de IU, pero tanto el discurso de Morales, como el ambiente del partido en Granada, la terminó enganchando, llegándole sobre todo la honradez que vio en esta formación. No quiere hablar por todo su partido, sólo por la parte que ella conoce, por Granada, dónde pese a los años pasados, a Victoria le sigue llamando la atención no sólo la honradez, sino el altruismo de sus compañeros y compañeras, que “no buscan para nada ningún beneficio propio”. Gente que pone su trabajo, a cambio de nada, sólo por principios.

Victoria considera que si tiene que resumir lo que identifica a IU, por encima de cualquier otra cosa, sería la defensa de los Derechos Humanos (haciendo especial hincapié en la justicia social y la igualdad), la coherencia y la defensa de lo público. Y a la hora de distinguir a su formación del resto que concurren a las próximas municipales, lo tiene clarísimo, la gran diferencia es LA PARTICIPACIÓN. Un ejemplo clarísimo de hasta qué punto las decisiones de IU se toman sobre la base de que todo el mundo puede participar, lo supone el que para entrar a formar parte del gobierno andaluz, se hiciera un referéndum entre las bases para que tomaran la decisión de si hacerlo, o no. Como anécdota, se refiere a la primera asamblea provincial a la que asistió, en la que preguntó inocentemente si ella podía preguntar lo que quisiera, y decir lo que quisiera, para gran sorpresa de sus compañeros y compañeras, que poco menos le respondieron que de qué clase de campo de concentración venía. Para Victoria que todo el mundo pueda participar, con participación real, no ficticia, es una característica que define a su partido, como a ningún otro. Para ella sólo IU realmente es una formación en la que todo el mundo puede participar.

Todo el mundo es consciente que PODEMOS se ha nutrido de muchos militantes, simpatizantes, votantes, etc., de IU. Para Victoria las diferencias reales entre su partido y el partido que dirige Pablo Iglesias, radican en primer lugar, en cuanto al sistema de participación interna, que es PODEMOS, es una cosa como muy abierta, pero a la postre menos real. Y a nivel ideológico, que es dónde están las diferencias reales, es dónde está el quid de la cuestión. IU es un partido de izquierdas, con un posicionamiento claro ante todos los temas, mientras que PODEMOS, aunque parezca lo contrario, no tiene un planteamiento de izquierdas, e ideológicamente no se ha querido posicionar en los temas realmente importantes. Antes de las europeas, sí que estaban a la izquierda de IU, pero tras las elecciones, cuando ven que su caladero de votos puede ser mucho más amplio, en ese momento empiezan a cambiar el discurso, porque saltan por encima de IU, para pelear el voto al PSOE, e incluso al PP. “Ellos no tienen un planteamiento, ellos son la gente, ellos no tienen, ni defienden intereses de clase, ni unos principios ideológicos, ahora mismo no los tienen”. Para Victoria el día de la abdicación de Juan Carlos I, cuando todos los partidos de izquierda reales salieron a pedir un referéndum y PODEMOS en ese momento en el que había que retratarse, se desmarcó.

Las clave real del programa electoral general de IU para las próximas elecciones municipales radica en el convencimiento de que se terminó la política antigua, y que por ello se necesita gente diferente, que vea la política de otra manera y que quiera trabajar de otra manera, distanciándose del comportamiento rancio que hasta ahora existe. La política municipal se tiene que basar en la necesidad de generar alianzas y estas alianzas con quien realmente se tienen que hacer es con la ciudadanía, con los vecinos. Se acabó la política consumo, dónde la gente no quería participar, sólo que le resolvieran sus problemas. Ahora hay que enseñar y obligar a la ciudadanía a que participen, para lo que hay que generar los mecanismos necesarios para que esto sea posible, para que de verdad sea una realidad. Para Victoria ya hay municipios en los que están funcionando diversas modalidades, por lo que hay que ir a un modelo en el que las decisiones se consensuen con los vecinos, pero de una manera real. En los municipios pequeños es más fácil, pero en los más grandes se puede hacer a través de las juntas de distrito que tienen que ser auténticas plataformas de participación ciudadana activa. Es consciente que esto también requiere de un importante grado de concienciación, de información, de transparencia, y hasta de formación de la propia ciudadanía. Un proceso de educación en democracia, para que asuman su papel y lo ejerzan.

A vueltas con los resultados electorales

A vueltas con los resultados electorales

Cuando justo hace una semana de las elecciones al Parlamento Europeo, aún seguimos hablando de lo que han deparado, y sobre todo, de las reacciones que han provocado, que para algunos analistas incluso han tenido relación con la abdicación del Rey, en el día de hoy, 2 junio de 2014. Cuestiones sucesorias al margen, y centrándonos en las elecciones, unos parecen haber tomado más nota que otros, aunque aquí no vamos a entrar en este tipo de valoraciones, aquí lo que queremos es hacer una llamada de atención a cerca de una obviedad, y es que la forma de hacer campañas y de llegar al electorado, tiene que cambiar.

Resulta paradójico que los partidos políticos quieran seguir haciendo las cosas igual que hace más de un siglo. Grandes mítines, inversiones astronómicas en cartelería, cartas indiscriminadas a todo el electorado, etc. La pregunta que hay que plantearse es ¿hasta que punto es rentable políticamente hablando este tipo de inversión?

Desde nuestro punto de vista, la respuesta es más que clara: NO LO ES. El cambio en la sociedad, las nuevas formas de comunicación y de interacción con el electorado han cambiado, y no nos estamos refiriendo sólo a que haya políticos modernos que utilicen Twitter o Facebook, o que se hayan hecho amantes de los famosos “selfies”, no, ni mucho menos. A lo que nos estamos refiriendo es a que realmente los responsables de los partidos tienen que ser conscientes de que lo que necesitan es menos publicidad y más estrategia, y, para trabajar sobre la base de estrategias reales, no les queda otra que realmente tener información del electorado, de lo que les preocupa, de cómo se expresan, de cómo se informan, de qué les resulta creíble, etc. Recorrer barrios, y hacer paseíllos, puede estar muy bien, pero desde luego se muestra insuficiente para “coger el pulso a la calle, a la ciudadanía”.

Los partidos políticos deben de cambiar su forma de trabajar, y sobre todo, su forma de comunicarse con la sociedad, estableciendo un sistema que les permita recoger información constante sobre motivaciones e intereses de la ciudadanía. Sacar eslóganes en período electoral, al estilo de venta de un detergente, pudo tener su impacto hace unas décadas, pero está claro que hoy, no convencen, ni motivan a nadie.

Es necesario que los partidos trabajen para volver a ilusionar a una población que está más que harta de todo y de todos. Con problemas reales en su vida cotidiana para los que parece no haber cabida, tan sólo y de forma panfletaria, en una campaña y sólo con el objetivo mercantilista de conseguir un voto, olvidando todo lo dicho el día después de unas elecciones y cambiando los “digos” por “diegos”. Recuperar la confianza no es una tarea sencilla, ni algo que se pueda conseguir de la noche a la mañana, son demasiados los cadáveres que todos tienen en sus armarios, pero lo que no es menos cierto, que el no empezar a cambiar ya las cosas y los comportamientos, va a llevar a que simplemente el divorcio política – ciudadanos sea cada vez mayor, generando un caldo de cultivo que sólo será proclive a cierto tipo de populismo.

La forma de hablar, las cuestiones a tratar, y en definitiva el mensaje que deben lanzar, no se puede decidir en los despachos, tiene que salir de lo que realmente preocupa a la ciudadanía, y de eso es de lo que se deben de ocupar los políticos. Estas elecciones, han puesto de manifiesto que la gente necesita que se hable de sus problemas, de las cuestiones que realmente les interesan y les afectan en su día a día, y para eso, es necesario conocer cuáles son. Quizás desde las cúpulas dirigentes tendrían que plantearse que las inversiones deben de ir encaminadas a CONOCER realmente al electorado, y que pancartas, banderas, y demás “parafernalias”, tienen que pasar a un segundo plano. La información real y veraz, es lo que debe de primar, sólo así se podrá articular un discurso y sobre todo un programa electoral que recoja el sentir auténtico de la calle. Ahora más que nunca es el momento de la política inteligente.