Siempre hacia adelante, aquí y ahora.

Siempre hacia adelante, aquí y ahora.

“No te rindas, por favor no cedas, aunque el frío queme, aunque el miedo muerda, aunque el sol se esconda, y calle el viento, hay fuego en tu alma, aún hay vida en tus sueños. Porque la vida y tuyo también el deseo, porque cada día es un comienzo nuevo, porque esta es la hora y el mejor momento” – Mario Benedetti

Probablemente en el recuerdo de muchos de nosotros está la famosa frase de Tagore, que esta semana encabeza este post. Recordamos,  aquellas postales de dibujos en tono pastel, con muñecos de ojos grandes, y con la frase escrita utilizando letras de molde. Con la inocencia de la adolescencia, la lectura que hacíamos de esta frase tenía un trasfondo muy idílico. Hoy queremos hacer otra lectura, desde un planteamiento mucho más maduro y sobre todo más práctico.

Muchas veces tendemos a centrarnos en todas aquellas cosas que no conseguimos, en los objetivos que no logramos. Esta actitud en general es negativa y nunca va a ser positiva para nosotros. Si nos quedamos anclados en lo que no hemos alcanzado, no seremos capaces de avanzar, no podremos crecer. Podemos utilizar lo no conseguido como auto excusa para no seguir trabajando. Nos podemos agarrar a esta situación, y utilizarla para lamernos las heridas, irnos a un rincón y dedicarnos a llorar por todo aquello que no hemos conseguido.

Es evidente que con esta actitud no se puede ir a ningún sitio y que no nos va a permitir crecer, ser mejores, y o bien volver a intentarlo, o incluso optar a nuevos propósitos. Esta actitud de vivir en el pasado, de lamentarnos, es castrante, y no nos sirve. Hemos de desecharla totalmente, porque es imposible avanzar con un lastre semejante.

Tampoco podemos dejar que las personas tóxicas que pueda haber a nuestro alrededor nos machaquen y nos martiricen y no nos dejen avanzar con su constante recordatorio, tal que “pepito grillo” de lo que no hemos conseguido, de dónde no hemos llegado. Hemos de saber decir NO, hemos de alejar a estas personas, por mucho que nos pueda doler la situación, ya que algunas veces, incluso personas que nos puedan querer, que nos aprecien, pueden caer en este “machaque” incluso, pensando en que lo hacen por nuestro bien, para “que no suframos”.

Ya lo hemos comentado desde esta ventana muchas veces, el no conseguir algo, el no alcanzar una meta, es decir, el sufrir un fracaso no tiene porqué ser ningún final. Todo lo contrario, puede ser el principio de una nueva aventura, de un camino diferente, de algo distinto, o simplemente el aprendizaje que nos haga repetir, pero de diferente manera, para así alcanzar la meta, esta vez desde otra perspectiva, haciendo cosas diferentes, yendo por sendas alternativas.

Como siempre hemos defendido desde nuestro dulce bastión azucarero, un error, un fallo, es simplemente eso, no supone para nada ningún final. No hay que rasgarse las vestiduras, ni quedarse anclado. Hay que indagar porqué se ha producido, pedir disculpas si es necesario, y seguir hacia adelante, poniendo en práctica lo aprendido, y sobre todo, sin perder la ilusión, sin perder las ganas, con la misma pasión, o incluso con más. Lo hemos dicho por activa y por pasiva, si te caes te levantas, no hay más. La “Teoría del Tentetieso”. La verdad es que no es fácil, pero tampoco imposible. Como hemos dicho muchas veces, hay que querer, hay que hacerlo y hay que ser constante. Esa es la auténtica fórmula del éxito. No hay más secreto.

Evidentemente no queremos engañar a nadie, fácil no es. Porque duele mucho cuando te caes, porque hace daño el que te zancadilleen, porque a veces te faltan las fuerzas, porque hay momentos que crees que no  vas a poder seguir, pero pese a todo, es importantísimo seguir, y seguir y seguir y no parar. Contra viento y marea, seguir haciendo, haciendo y haciendo. Es muy complicado, no nos engañemos, pero es posible, y en ello estamos. No desistáis.