¡Elige seguir intentándolo!

¡Elige seguir intentándolo!

“A partir de cierto punto no hay retorno. Ese es el punto que hay que alcanzar” – Franz Kafka

Hoy planteamos una situación que suele ser más habitual de lo que creemos, aunque a veces se asocie mucho con cuestiones como por ejemplo el deporte. Nos referimos a ese momento en el que sabes que todas las probabilidades están en tu contra. A ese momento, en el que sabes que alcanzar tu meta, es casi imposible, por no decir directamente imposible. Ese instante en el que aquellos que son “sensatos” te dicen que mejor tus esfuerzos los vuelques en otra historia, que busques nuevas metas, nuevos caminos. Ese momento en el que sólo los locos son capaces de seguir creyendo. Esa situación en la que tu objetivo es tan importante, es lo que más quieres en tu vida, y sabes que aunque nadie crea en ti, en tus posibilidades, tú eres capaz. Y eres capaz porque tienes la mayor motivación del mundo. Porque quieres cumplir tu sueño. Porque nadie te puede decir que renuncies. Porque tú eres el dueño o la dueña, de tu vida, y tú decides, incluso hasta estrellarte contra la realidad, con la realidad de los “cuerdos”.

Pero es que mientras hay vida, hay esperanza. Mientras sientas ese tambor dentro de tu pecho que te dice, adelante, adelante, sigue, sigue, nunca tienes que parar de intentarlo. Que te tengas que arrepentir de lo que salió mal. Que tengas que lamentarte por no haberlo conseguido, pero nunca, nunca, que tengas que pensar en que no lo diste todo, en que no lo intentaste todo. No te escudes en el mundo de la sensatez. De aquellos y aquellas, sabios y sabias que te dicen que no vueles tan alto, porque la caída será tremenda, de aquellos que te dicen que es mejor que pongas los pies en la tierra. De todos y todas los que piden resignación. Aceptación.

Pues nosotros decimos que no. Que puede que la caída sea no grande, sino tremenda, y a lo mejor no puedas reponerte, ¿y qué? Pero, y si finalmente somos capaces de alcanzar nuestra meta, y si nuestro esfuerzo de alguna manera, tiene su recompensa, y si finalmente podemos decirle hola al mundo desde la cima de nuestra meta. Desde la felicidad de haber alcanzado nuestro sueño. Desde la plenitud de saber que tu esfuerzo, tu constancia, tu decisión, tu locura te ha llevado a dónde realmente querías ir.

Ojo, esto no significa que tengamos una visión idílica de la vida. Que creamos que los sueños siempre se consiguen, que las metas siempre se alcanzan. Para nada. Hay veces en las que simplemente, después de darlo todo, de dejarte la piel, por diferentes motivos, tienes que quedarte con la miel en los labios, o incluso con la hiel. Pero eso no va a hacer que nos convirtamos en avestruces, que esconden su cabecita. Eso no va a hacer que digamos como en la fábula de la zorra y las uvas, cuando no fue capaz de alcanzarlas que seguro que no estarían buenas. NOOOOO. Nadie es quién para dar consejos, cada cual tiene que vivir su propia vida, elegir su propio camino y luchar por alcanzar sus metas. Pero desde la mayor humildad y con el corazón en la mano, sí que queremos decíos que nadie puede ser quién protagonice vuestra vida, ni quien la dirija. El guión no está escrito, por lo que el final es incierto. Cuando se quiere algo de verdad, sólo cabe hacer una cosa, intentar alcanzarlo por todos los medios. Y si al final, por lo que sea no hemos podido llegar, que al menos no nos quede el resquemor de no haberlo dado todo, de no haberlo intentado todo. No te rindas. Está claro que esto no es fácil, y que evidentemente ponerlo sobre un papel es trivial. Lo duro es hacerlo. Cuando ya crees que no tiene sentido, cuando piensas que todo se ha perdido, volver a levantarse y seguir intentándolo. Claro que no es fácil, de hecho es muy duro, es horrible. Te duele todo, lo físico y lo psíquico. Tienes momentos de soledad, de agobio. Instantes en los que empiezas a dudar de si finalmente podrás o no. Pero si realmente quieres alcanzar tu meta. No dejes de intentarlo, nunca. Y por supuesto, pese a todo, nadie te garantiza que puedas lograrlo, pero al menos, te quedará el saber que ni siquiera tú te puedes recriminar ni lo más mínimo, porque lo intentaste de todas las maneras posibles.

Como se dice en el mundo del deporte, por muy mal que esté el tanteador, nunca bajes los brazos, nunca te rindas antes del pitido final. Lucha, lucha, lucha. Haz, haz y haz. Y recuerda que un ganador es un perdedor que no se rindió.

¿Qué ves en el futuro? ¿Lo inalcanzable? ¿Lo desconocido? ¿Una oportunidad? ¿Te vas a rendir?

Os dejamos por aquí este vídeo que alguna vez ya os hemos recomendado, pero ciertamente, se puede decir más alto, pero creo que es imposible hacerlo más claro. Disfrutadlo.

Momento para la reflexión

Momento para la reflexión

momento para la reflexionEl futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. – Víctor Hugo.

Hay fechas que especialmente son para reflexionar. Fechas que nos hacen pararnos y mirar hacia atrás, e irremediablemente pensar en mañana. Uno de estos momentos es la Navidad y el final de año. Está claro que este no es el que estamos viviendo hoy, cuando nos derretimos soportando los más de 40 grados de esta histórica ola de calor. Así que de fun, fun, fun y uvas y campanadas no es momento, no hablamos de esto. La otra fecha propicia para los viajes introspectivos es el cumpleaños, y en esa sí estamos.

Saber que ha pasado un año más en nuestra vida nos hace reflexionar sobre si lo hemos aprovechado o no. Si ha sido un año perdido o si por contra ha sido un año en el que hemos crecido, hemos aprendido, hemos sido mejores. Aunque hay que hacerlo con valentía, y estando preparados para asumir lo que de verdad nos encontremos al enfrentarnos a este viaje. Nos paramos y vemos qué ha sido lo mejor y lo peor. Si hemos cumplido o no algunos de nuestros propósitos, si hemos sido capaces de hacer algo por acercarnos a nuestros sueños.

En particular, este último año ha sido muy complicado. Doloroso en muchos aspectos. Muchas caretas se han caído, y sobre todo de quiénes menos podríamos esperar. Pero también este es el año del nuevo comienzo. Prefiero pensar que es el año cero. Es el momento de un resurgir, o mejor dicho de un nuevo comenzar, el momento de ser de verdad, de no esconderse, de estar y de hacer. A partir de ahora sin buscar excusas, sin buscar culpables, sólo asumiendo las consecuencias de las decisiones propias, de las acciones. Viviendo el momento, haciendo lo que de verdad sea coherente con el propio planteamiento vital, y no haciendo por parecer mejor, por la notoriedad, o por el reconocimiento, ya que esto sólo serviría para engordar al ego sino simplemente haciendo para realmente alcanzar los objetivos personales y profesionales.

En definitiva, como dice nuestro azucarillo de esta semana, pese a todo lo que hayan podido deparar los últimos 365 días, teniendo en cuenta a quiénes ya no están en nuestra vida, y dando las gracias a quiénes han aparecido para ayudarnos y tal vez hasta para dar coherencia a nuestra existencia, no tenemos que mirar hacia atrás con ira. Lo pasado, pasado ya está, y no hay que perder energías con enfados o rabias incontroladas por cómo fueron las cosas. Tan sólo asumir los errores, recordando que son la mejor fuente de aprendizaje que existe. Así aprendiendo de ellos, e intentando no volver a cometerlos, aunque ya sabemos que el hombre (y por ende la mujer) es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Siguiendo con la enseñanza de Thurker, que es a quién hemos decidido seguir esta semana, tampoco hemos de mirar el futuro con miedo. Sentir miedo por lo que nos pueda sobrevenir mañana es la mejor manera de acobardarnos y no hacer nada. El mañana llegará queramos o no, porque el tiempo es inexorable y ni tan siquiera la muerte lo para. Por ello, no hay que atenazarse. La mejor manera de enfrentarse al mañana es haciendo en el hoy. Como dice Thurker mirando alrededor con atención. Es decir trabajando en el aquí y el ahora. Esforzándonos y viviendo el momento, con coherencia, con esfuerzo, pensando sólo en clave de presente, en hacer lo mejor posible las cosas, tanto a nivel personal como profesional, dejándonos guiar por la humildad, y marcando unos objetivos realistas pero que nos hagan crecer, no tenemos que temer al mañana.

De esta manera para afrontar con valentía el futuro, sólo tenemos que no caer en la vanidad de las ínfulas de grandeza, y cada día hacer y hacer para así conseguir acercarnos a nuestros sueños, y que se conviertan en realidad. Pero si nos sentamos a esperar, mirando al cielo, soñando con las estrellas y pidiendo a los dioses, entonces sí es mejor que empecemos a temblar, porque de ninguna de las maneras tendremos ni el más pequeño control sobre ese mañana al que con razón, deberemos de temer.

A todo esto, feliz cumpleaños a todos y todas las que en estos días sumáis uno más, y sólo una recomendación que la voy a vivir en carnes propias (desde la convicción de no ser nadie para dar consejos) no dejéis de hacer, de hacer, de hacer. Vivid el momento, dándolo todo y olvidad padecer por el mañana, porque es algo que no podemos evitar que llegue, aprendamos a que todo mañana sea siempre un hoy. Es mejor pensar que no somos el resultado de un pasado, sino la causa de un futuro que se fragua en un hoy. No lo olvidemos.

Y en estos días, por favor, intentad encontrar un rinconcito fresco, porque estos calores son insoportables.

“Lo obvio acaba siendo algo excepcional”

“Lo obvio acaba siendo algo excepcional”

“No existe nada en el mundo más poderoso que una idea a la que le ha llegado su tiempo” – Víctor Hugo.

Podríamos coger los programas electorales de los diferentes partidos, y contar qué es lo que propone cada una de las fuerzas políticas, al menos las de mayor nivel de representación, para los próximos comicios municipales. Podríamos hacer un análisis muy concienzudo y politológico intentado hacer algún descubrimiento brillante, y por supuesto que sería más interesante. Pero en la filosofía del Grial, está el basarse en experiencias, en contar desde lo que se ha vivido, desde lo que se ha sentido, o desde lo que se ha hecho, por ello, la opción que hemos tomado, es hablar de las principales opciones que los ciudadanos tenemos a la hora de elegir nuestros próximos ayuntamientos, desde esta perspectiva, la de hablar de lo vivido. Y cómo no pertenecemos a ninguna formación política, hemos creído que la mejor manera era contarlo desde la experiencia de aquellos que sí lo están viviendo, que sí lo están haciendo, aunque necesariamente no tienen porqué ser primeros espadas. Esta semana comenzamos esta sección con la Experiencia Ciudadanos de Luis Miguel Rodríguez Garzón. Granadino, periodista de “los de antes” que ha estado 40 años en IDEAL, y que ahora en la tercera fase de su vida, ahora que ya no tiene que bregar en las guerras de una redacción, se ha ilusionado con un proyecto que se llama “Ciudadanos”. Él mismo reconoce que para una vez que se interesa por la política “va y acierta”. Él no tenía ninguna “necesidad”, más allá de la de querer que las cosas cambien, que España cambie. Cierra la lista a las municipales en Granada Capital.

Ciudadanos está siendo un fenómeno, y eso a estas alturas es algo en lo que expertos y no tan expertos estamos de acuerdo. Pero ¿qué tiene este partido “que a tanta gente le mola”? Luis Miguel, no lo duda. Es un partido que nace de la misma ciudadanía, que surge como un movimiento ciudadano, una plataforma ciudadana en la que sencillamente se cobijan personas de diferente edad, formación, posición social, religión, profesión, etc. Es la respuesta para una parte de la sociedad, que se sentía errante en el voto, que votaba más por estar en contra de… que por estar a favor de… Y sobre todo con algo en común, gente que quiere hacer, gente que ya no quiere seguir siendo espectador y “protestador pasivo”. Gente muy diferente que llega a la misma conclusión “algo habrá que hacer”. Además, en el caso de Luis Miguel, que sentía mucha simpatía por el líder a nivel nacional, por Albert Rivera, su encuentro lleno de “feeling” con Luis Salvador, el que es candidato a la alcaldía de Granada, hizo que no lo dudara. Entra en “una casa en la que existe el pleno convencimiento de que cualquiera puede hacer” independientemente de lo que sea, de lo que tenga. El primer reto al que tuvieron que enfrentarse fueron las elecciones europeas, que suponen el principio del nuevo tiempo.

Para Luis Miguel, las tres palabras que definen lo que él siente que es Ciudadanos son: Honestidad; Futuro; e Ilusión. Para nuestro protagonista, es un partido honesto, que tiene futuro para sí mismo y para España, y además tiene capacidad para ilusionar, como demuestra la cantidad de gente que está encontrando su sitio en esta formación. Considera que a diferencia de PODEMOS que ha aglutinado a gente con muy diferentes necesidades, planteamientos y puntos de vista, mientras que eso no ocurre con Ciudadanos. Para él esto es lo que explica las dinámicas encontradas que ahora mismo, en lo que a intención de voto se refiere, están experimentando ambas “revoluciones”.

En cuanto al tan traído y llevado tema de los posibles pactos, ya que el escenario bipartidista todos intuimos que va a desaparecer, Luis Miguel no titubea, y de alguna manera retoma el famoso “programa, programa, programa” de Julio Anguita. Están dispuestos a pactar con cualquiera, porque el tema no es con quién pactar, sino sobre qué pactar. Siempre que los pactos sirvan para mejorar la situación y para luchar contra cuestiones como la corrupción, o el paro, Ciudadanos, estará dispuesto, porque por delante de las siglas, están las personas.

Ciudadanos estatutariamente es un partido que se define de izquierdas, aunque lo cierto es que el eje izquierda – derecha, para este partido es sencillamente una concepción añeja, lo importante es hacer cosas, independientemente de las ideologías, que hoy además se parecen mucho.

Para Luis Miguel Ciudadanos supone el “triunfo de la razón”, en el sentido de que sólo propone cosas lógicas, cosas no extraordinarias, simplemente cosas que se pueden hacer. Aunque para él lo que lo hace sentirse más orgulloso de formar parte de este partido, en el que está dispuesto a hacer lo que le manden, es saber que el día de mañana, cuando sea una formación mucho más importante de lo que es ahora, su hijo y sus nietos puedan decir, mi padre, mi abuelo, estuvo en los comienzos.

Trasmite ilusión ver cómo una persona que podría dedicarse a viajar y leer (dos de sus pasiones) o simplemente a la vida contemplativa, se ha volcado en un proyecto político nuevo, al que ha llegado como un adolescente que se va de fiesta por primera vez. Independientemente de la ideología o del partido en el que se milite, creo que todos queremos que aquellas personas que aspiran a gobernarnos, sientan esa pasión por lo que hacen.

Gracias, Luismi.