La carrera hacia la desescalada
La carrera hacia la desescalada. Una contrarreloj sin freno en la lucha contra la pandemia económica.
El proceso de búsqueda de la nueva normalidad se ha acelerado. El paso a paso hacia la desescalada, se ha convertido en una carrera. El trato o truco en esta ocasión ha sido prudencia o economía, y dada la situación, se ha optado por el a toda máquina en un intento desesperado de evitar la catástrofe económica. Llevamos varias semanas diciéndolo. La pandemia sanitaria ha dejado paso a marchas forzadas a la empresarial, laboral, comercial, industrial… Las cifras de contagios, de bajas, y de altas han servido como excusa perfecta para acelerar el proceso, en una huida hacia delante que esperemos que nos lleve a buen puerto.
El turismo, la gallina de los huevos de oro que acelera la desescalada
El más estratégico de nuestros sectores, y el más tocado, el turístico, se ha sobrepuesto a los peores augurios y a todo ritmo va sumando reservas, aperturas y nuevas ilusiones. Todas las instituciones se han lanzado a las campañas de marketing y comunicación que animan a propios y a extraños a volver a vivir, y a disfrutar como nunca. Eso sí, recordando que nuestra nueva normalidad va acompañada de mascarillas, de guantes, de gel hidroalcohólico y de distanciamiento social.
Es muy importante que el turismo funcione, es un seguro para poder salir lo más indemnes posible, pero no es menos cierto que es importante no dar pasos en falso, no podríamos resistir un nuevo envite como el que hemos sufrido en estos últimos meses. Playas abiertas, locales de ocio nocturno, pubs y discotecas… todo en una vuelta que aún genera muchas incógnitas en cuanto a su desarrollo y a cómo va a ser realmente el nuevo día a día. Lo cierto es que nos plantea muchas dudas, ya que las improvisaciones están siendo más de las esperadas.
Una convivencia difícil entre centros comerciales y comercio de barrio. Fue, es y será con independencia de la desescalada.
En esta carrera hacia no sabemos muy bien dónde, medios de comunicación y redes sociales se han plagado de mensajes anunciando que los grandes centros comerciales han abierto ya, aunque con ciertas y lógicas limitaciones. De pronto las explanadas de sus aparcamientos se han llenado de coches. Miles de compradores y compradoras ávidas de encerrarse en las moles llenas de comercios y de centros de ocio y restauración se han lanzado a quemar sus tarjetas. Y cómo la memoria es débil, en muchos casos, hemos vuelto a dejar de lado a todos esos comercios y pequeños establecimientos que han estado a nuestro lado durante todo el confinamiento. Los hemos dejado de nuevo solos ante el peligro. Estas empresas son esenciales para mantener nuestra economía, para que nuestros barrios sigan con vida. No lo olvidemos.
El conocimiento de los clientes, la investigación de mercados, el marketing y la comunicación con los clientes, serán fundamentales para sobrevivir en la nueva normalidad.
Empresas y autónomos tenemos por delante un camino muy difícil y complicado, en el que además no debemos contar con la ayuda que pueda venir desde las instituciones. Necesitamos hacernos fuertes, conocer más que nunca las necesidades de nuestros consumidores y desarrollar campañas de marketing adecuadas, consiguiendo comunicarnos de una forma efectiva con ese mercado que es el único que nos puede ayudar a seguir vivos.