¿Quién quieres ser?

¿Quién quieres ser?

Quién quieres ser

“Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente” – Coco Chanel

Hay momentos en la vida, en los que por una razón u otra te enfrentas a ti mismo, a lo que eres, confrontando con lo que puedes ser, o con lo que podrías haber sido. Cada uno tenemos una imagen de nosotros mismos, pensamos que somos originales, pensamos que somos buenos, pensamos que somos diferentes… Pero de verdad, ¿qué somos? ¿quién somos?

El otro día tuve ocasión de enfrentarme a esta realidad. Una reunión de antiguos compañeros de estudios puede dar para mucha reflexión. Sirve para pararse un momento, mirar hacia atrás y pensar en qué es lo que querías hacer, y compararlo con lo que has hecho en realidad. Sirve para analizar lo que pensábamos que podían hacer aquellos con los que compartíamos nuestra vida. Aquellos que en momentos se convirtieron en personas muy importantes para nosotros, pero que por unas cosas u otras, terminamos dejando que salieran de nuestra vida. O incluso a los que de una manera u otra, de forma activa, diciéndoles vete, o de forma pasiva, por no haberles dicho quédate, hemos hecho que no estén, hemos perdido su compañía, su aliento.

Ver a tus compañeros y compañeras, a quienes no has visto en veinte años, es enfrentarte a tu yo de entonces. El tiempo para todos se quedó en “pause” en ese momento.  Recibes cariño, de quién no lo hubieras esperado, energía positiva que te trasmiten personas a las que injustamente tu ego había borrado. Pero también es el momento de enfrentarte a dar respuestas a preguntas que ni tú te habías atrevido a plantearte. Es ese momento en el que cuando a modo del flashback de película, haces un repaso a lo que ha sido tu vida y de pronto, ves cómo se abren los ojos, y cómo te llega como un puñal la pregunta de alguien ¿pero no hiciste tal? Pero, ¿no hiciste cuál? De pronto ves en el rostro de quién te pregunta, como si de un espejo se tratara, que hubo un momento en el que te perdiste. Hubo un momento en el que te traicionaste. Eras una potencia concreta, que no se materializó en el acto que todos creían. Incluido tú mismo. De pronto te paralizas, y piensas, ¿cuándo dejé de querer ser yo?

Dicho así podría parecer que es una reflexión derrotista, llena de frustración, pero el mensaje que quiero trasmitir es totalmente diferente. Mejor darte cuenta ahora, que dentro de otros veinte años. Este es el mejor momento para darte cuenta de que lo que tú tienes, cualquiera lo puede tener, pero nadie puede ser tú. Por eso tienes que decidir no qué quieres ser, sino quién quieres ser. Y para ello, sólo debemos de mirar dentro de nosotros, y buscar nuestra pasión. No tenemos que compararnos con nadie, no tenemos que pensar en si somos mejor o peor que nadie, no. Sólo tenemos que levantar la cabeza, y recordar que simplemente somos nosotros mismos, y eso nadie lo puede superar.

Nunca es tarde para elegir ser tú. No utilices el tiempo como excusa. Recuerda que es mejor ser raro, ser diferente, a ser una copia, un clon de alguien, sin nada nuevo que aportar. Los condicionantes en nuestra contra pueden ser muchos, pero si realmente estamos seguros de lo que queremos, sólo cabe recordar que morimos cuando dejamos de soñar, porque pasamos a deambular en estado catatónico. Si abandonamos nuestros sueños, sí renunciamos, la vida deja de tener sentido, porque nos olvidamos de porqué luchamos.

Mira hacia atrás por un momento, y recuerda quién querías ser. Después mírate en el espejo y ve quién eres. Si no coincide, y no nos gusta lo que vemos, no hay que desesperar. No, para nada. Simplemente piensa qué hacer para ser quién de verdad quieres. Y cuando lo tengas claro (a ser posible no estar dándole vueltas hasta el día del juicio final) muévete y ponte a hacer todo lo necesario para que suceda