No llegas, si no lo intentas

No llegas, si no lo intentas

Todo está dentro de mí, y no hay jueces, y no hay fronteras, ni límites para mí – Henri Barbusse

Los seres humanos tenemos algo increíble y que a veces ni si quiera somos conscientes de ello, pero es lo que nos hace muchas veces ser grandes, seguir adelante. Esta semana queremos hacer una reflexión en cuanto a lo que podemos hacer y a lo que muchas veces terminamos haciendo. La diferencia entre uno y otro punto, la mayoría de las veces la ponemos nosotros mismos, y puede ser positiva o negativa, en función de nuestro convencimiento, nuestra fuerza de voluntad y nuestra capacidad de sacrificio y de superación.

Este fin de semana se disputaba en Boston el Campeonato del Mundo de Patinaje Artístico. Javier Fernández, es el único representante en la élite de este deporte que tenemos los españoles, ya había sido campeón en 2015 y era el máximo aspirante a alcanzar de nuevo lo más alto del podio, vista la temporada que estaba realizando. Su primera intervención, impecable como siempre, haciendo esos movimientos y esas piruetas que nos parecen fáciles y volando al ritmo de la música, sobre la pista de hielo. Cuando menos se esperaba… caída. En la retransmisión literalmente se dijo: “Javi ha perdido el oro”, y realmente así parecía. La lógica decía que en su segundo y definitivo programa debía de ir a asegurar la plata, a no arriesgar porque podía bajar aún otro peldaño más, e incluso, quedar fuera del podio. La razón decía que había que asegurar, la razón decía que había que no arriesgar… pero ¿quién sabía dónde estaba el límite de lo que Javier podía hacer? Cuando todo el mundo esperaba que el patinador hiciera lo normal, él decidió que su límite estaba muy por encima y entonces fue cuando maravilló al mundo consiguiendo, no sólo los 196 puntos y pico que necesitaba para superar al favorito, sino que consiguiendo nada más y nada menos que 216, la mejor puntuación de su historia. Javier nos ha dado una lección tremenda, recordándonos y demostrándonos que “el todo es posible” no es una frase hecha, es lo que hacen aquellas personas que de verdad quieren algo y están dispuestas a darlo todo y a dejarse la piel.

Puede que después de leer esto, pensemos, claro pero es que este hombre es un Campeón del Mundo. Claro y por eso lo es, porque no ha dejado de creer en sí mismo. Porque donde los demás han visto muros, él ha visto trampolines.

Cada uno de nosotros y nosotras se enfrenta a diario a retos, unos de mayor envergadura y otros de menor. A nuestra manera y en nuestro mundo también tenemos que ser campeones mundiales. Tenemos que ser campeones mundiales en darlo todo, campeones mundiales en seguir adelante, en ser buenos con las personas que nos quieren, en saber estar a la altura con quién nos necesita… Podemos ser campeones mundiales en tantas cosas…

Lo más importante para poder crecer y seguir ese camino que es la vida, es que no nos autolimitemos, que no nos creamos que porque otros no pudieron o no quisieron, nosotros tampoco podremos. Que no nos rindamos antes de intentarlo. Llevamos muchos meses hablando de este tema, y no nos cansaremos de seguir haciéndolo, porque lo triste no es llegar, lo triste es no hacerlo porque no lo hemos intentado, porque no creímos que pudiéramos, porque pensamos que era imposible o que era demasiado para nosotros. Si no llegamos, no importará, siempre que lo hayamos intentado. Muchas veces nos sorprendemos a nosotros mismos, porque hacemos cosas que jamás creímos que fuésemos capaces, pues sigamos haciéndolo así.

El poder de nuestra mente, y la capacidad de resistencia de nuestro cuerpo están mucho más allá de dónde pensamos. Por eso tantas veces ponemos el ejemplo de correr, porque nos sirve perfectamente para describir esa sensación inicial de no soy capaz y esa enorme satisfacción final cuando ves de lo que has sido capaz.

No lo olvides nunca, si no lo intentas no sabes si puedes o no… Así que déjate de buscar excusas, de ponerte límites y sencillamente, ¡¡¡salta!!! La recompensa de haberlo intentado, siempre merecerá la pena.

https://www.youtube.com/watch?v=yeFJuN6LfpA

 

Oro de valentía, Incienso de pasión e ilusión y Mirra de humildad.

Oro de valentía, Incienso de pasión e ilusión y Mirra de humildad.

Queridos Reyes Magos de Oriente…

Empezamos 2016 con esa mágica carta que todos y todas hemos escrito alguna vez, incluso estamos quiénes seguimos haciéndolo, en el que hacemos nuestras peticiones a los magos que vienen siguiendo una estrella, para que nos traigan aquello que deseamos. Desde el grial hemos querido comenzar también así el año, escribiendo nuestra particular carta a los de Oriente, en la que vamos a pedir deseos, mezclándolos con propósitos… Estamos en los primeros días de un nuevo año, y lo que procede es precisamente eso, listas de deseos que se complementan con listas de propósitos.

En primer lugar a sus majestades de Oriente les vamos a pedir valentía. No sé si puede venir acompañada del oro, del incienso, o de la mirra, pero es muy necesaria. Afrontamos un nuevo año, en el que los cambios han de llegar. En el que es importante que sigamos asumiendo retos, para así poder seguir creciendo y para todo ello, la valentía es absolutamente necesaria. Valentía para saber decir sí. Valentía para perseguir nuestros sueños. Valentía para ser capaz de afrontar nuevos retos, de abrir nuevas puertas, de iniciar nuevos caminos.

También le vamos a pedir a esos tres barbudos que viajan en camello que nos traigan pasión e ilusión, porque sin la una y la otra difícilmente se puede avanzar y menos aún hacerlo disfrutando de lo que hay que disfrutar, del camino, del poco a poco, de cada paso que se da, de cada pequeña meta que se consigue, de cada obstáculo que se salta, cada muro que se derriba…

Otro de los regalos que querríamos que nos trajeran es la humildad. Es el condimento necesario para poder hacer frente a esos propósitos que nos planteamos de cara a este año que recién acabamos de estrenar. Engañosamente nos han enseñado a vivir creyendo que la arrogancia y la prepotencia es lo que nos hace fuertes, y nada más lejos de la realidad. Si hay algo que nos hace débiles es sinceramente el mostrarnos superiores a los demás, porque nos hará perder la capacidad de aprender de toda aquella persona que se acerque a nuestra vida, con la que nos crucemos en nuestro camino. La humildad nos permitirá aprender, conocer, valorar más al resto, y por supuesto nos dará el valor para pedir ayuda cuando la necesitemos y sobre todo para reconocer nuestras faltas, nuestros errores o nuestro desconocimiento. Esa humildad que tiene que venir por supuesto acompañada del agradecimiento para todas aquellas personas que siempre están, se las vea o no, y nos ayudan a seguir adelante.

Si sus majestades tienen a bien traernos estos regalos, estaremos más que en disposición de poder afrontar los propósitos que nos planteamos para 2016.

Queremos ser más constantes, lo importante no es empezar algo, lo importante es continuarlo, día a día, nos apetezca más o menos, nos proporciones más rédito o menos, pero seguir en el empeño.

Otro propósito fundamental es dejar a un lado la procrastinación. Las cosas se hacen cuando se tienen que hacer. Ese dicho tan, pero que tan español, que es consustancial a nuestra propia idiosincrasia, el “lo hago mañana, lo hago después” tiene que desaparecer de nuestra forma de ser, de nuestra forma de actuar. No más mañana, y mucho más ahora, en este momento,¡¡¡ ya!!!

Siguiente propósito, ser de verdad, buscar la autenticidad. Dejarnos guiar por lo que queremos ser, por lo que queremos vivir, y alejarnos de esos corsés que nos impiden ser lo que realmente somos y ser cómo realmente queremos ser. Abandonar lo pre-establecido, olvidándose del deber ser, y disfrutando mucho del es. Reivindiquemos el ser, el hacer, el ya, el ahora. Saltemos muros, abramos puertas, y vivamos, elijamos ser de carne y de hueso. Con arrugas, con michelines, con bolsas en los ojos, o por el contrario con cutis divinos, y cuerpos esculturales. Da igual, no importa, lo que realmente es importante, es que seamos de verdad, seamos nosotros mismos, y que elijamos nuestro camino, no el que nos imponen.

Y además, queridos reyes, ya que este año 2015 hemos sido tan buenos y tan buenas y pese a lo duro que ha sido nos hemos portado tan bien, si podéis traernos un poquito de suerte, un algo de dinerillo y un bastante de salud, nos alegraría mucho.

Gracias majestades, por supuesto encontraréis galletas y leche para vosotros y agua para vuestros sedientos camellos, allí donde siempre, para que podáis reponer fuerzas en una noche de trabajo que vale por todo un año.