El arte de hacer encuestas

El arte de hacer encuestas

Una de las consecuencias desastrosas que puede traer una jornada electoral como la vivida el 26 de junio, sin lugar a dudas, es la pérdida de confianza que se genera a nivel social, en las empresas y en los profesionales que nos dedicamos a la demoscopia. Es cierto, que hemos errado – nos metemos todos en el saco- y que además en esta ocasión de forma bastante estrepitosa. Evidentemente es imperioso hacer una autocrítica y una reflexión, pero no queremos que esto sirva para denostar una profesión tras la que hay ciencia y también, hay que decirlo arte, y que tiene como secreto del éxito el que se debe basar en la experiencia y en el buen hacer. Un buen hacer que debe de buscar nuevas fórmulas, o las viejas aplicadas de otra manera, para conseguir sobre todo la veracidad en la información necesaria.

Hace muchos años que damos clase, y llegado el momento de hablar de las encuestas, siempre hemos dicho a nuestros alumnos y alumnas, que un cuestionariojamás puede ser un mero listado de preguntas ya que debe de ser una herramienta diseñada para cumplir unos objetivos. Realmente el hacer un buen cuestionario, no puede ser nunca algo mecánico, sino que más bien todo lo contrario, es un arte”.

Un cuestionario útil para conseguir los objetivos propuestos con la investigación debe estar realizado por profesionales con la suficiente experiencia, y con solvencia técnica más que contrastada, además, hay que insertarlo en todo un proceso, que por muy cuantitativo que sea y por muy innovadores que queramos ser a la hora de recoger la información, utilizando las últimas tecnologías a nuestro alcance, sigue necesitando de un investigador o investigadora jefe, que sea quien “cuadre al milímetro todo”. Y para cuadrar todo al milímetro en un momento como el actual, antes de ponerse a diseñar el cuestionario, hay necesariamente, que hacer un trabajo previo, de tipo cualitativo, que nos permita desarrollarlo en clave de realidad y de identificación, para las personas que lo responderán después. Nos explicamos. El cuestionario tiene que ser reflejo del discurso de la calle, de su vocabulario, de sus preocupaciones, de lo que les importa y de lo que no les importa. Hay que abordar multitud de cuestiones, siendo capaces de llegar a los diferentes escenarios, para que así tenga sentido para quien lo responde y sobre todo que no le resulte un ataque. Por ello, dentro de esta autocrítica y revisión que tenemos que hacer, la primera sin lugar a dudas, está en que hemos de trabajar mucho más el diseño de los cuestionarios, que tiene que ajustarse más a la realidad y sobre todo a poder indagar en lo que realmente es importante, las emociones que son las que llevan a las personas finalmente a dar su voto a una u otra opción política. Tal vez sea el momento de indagar mucho más en las posibilidades de la neurociencia aplicada a este mundo.

Es por todo esto, por lo que no vale recurrir a bancos de preguntas de esos que existen en internet, o a cuestionarios de otras épocas que tengamos en nuestro propio banco… a la hora de plantearlas hay que ser muy conscientes de la realidad socioeconómica de cada momento, por ello, no puede ser el mismo cuestionario el que se aplique en junio de 2016, que el que se aplicó en diciembre de 2015, o el de 2011, sencilla y llanamente, porque la realidad, política, social y económica del país, no es la misma.

Otra cuestión de suma importancia es la muestra que se elige. El número de encuestas es fundamental, pero más importante aún es a quién se pregunta, por lo que la elección de las personas concretas que formarán parte de la muestra es uno de los elementos básicos para la consecución de los objetivos. Por ello las muestras deberán ajustarse a unos parámetros previamente establecidos (sexo, edad, lugar de residencia, nivel de estudios, etc.) y no deberemos de movernos de ahí, porque de esa manera aseguraremos los resultados, siempre evidentemente moviéndonos en los márgenes de error establecidos. Por ello el equipo de encuestación debe estar perfectamente formado, y profesionalizado.

Y hasta aquí cuestiones que podemos denominar generales y previas. Aunque el auténtico arte llega después, una vez que el trabajo de campo ya está hecho. En lo que se denomina la cocina de las encuestas. Aquí es donde realmente las empresas no nos la podemos jugar y donde necesitamos contar con la experiencia y la cualificación profesional de las personas encargadas de ejercer de masterchef.

Cuestiones a tener en cuenta:

  • El voto útil: este es un aspecto que siempre se tiene que barajar, pero mucho más en las últimas elecciones, debido al hartazgo que ha provocado en el electorado la situación de desgobierno, que ha durado más de 6 meses y que se ha querido evitar a toda costa, por lo que en muchos casos se impone lo práctico, a cualquier otra emoción o devoción.
  • El voto oculto: este es uno de los grandes caballos de batalla en todas las elecciones, pero en estas lo ha sido más, ya que existe cierta vergüenza social a manifestar públicamente que se va a votar a partidos que han tenido en sus filas escándalos, por lo que se tiende a decir que no se sabe a quién se votará, o que se hará en blanco o hasta la abstención. En algunos casos, incluso se suma al carro de la reputación, para “quedar bien”.
  • La reputación: en los procesos electorales y sobre todo en los últimos, el electorado se ha encontrado con partidos que llegaban “vírgenes” a la batalla política, por lo que se presentan impolutos y sin manchas, no como los “antiguos” que llegan con muchos motivos para callar. Esto también hace que haya personas que hayan manifestado en las encuestas, que iban a votar o en las que se hacen a pie de urna, que habían votado a alguno de estos partidos, para así sentirse socialmente más aceptado e incluido en lo “socialmente correcto” que es alejarse de las viejas guardias.

Sólo las personas de arraigados y profundos principios son las que manifiestan claramente su intención de voto, las que no se avergüenzan de reconocer a quién han votado, porque su nivel de identificación con unas siglas es total, por lo que es un orgullo manifestarse. Esta tipología hay que reconocer que cada vez es más escasa, sobre todo en lo que a los partidos tradicionales se refiere, lógicamente debido a los continuos casos de corrupción y de escándalos varios en los que se han visto inmersos. Es cierto que este tipo de votante es en la mayoría de los casos mayor de 40 años, y viene de haber vivido una experiencia vital muy arraigada con peso importante de los valores familiares, y con un nivel de identificación que pasa por haber tenido experiencias que incluso hayan podido marcar de forma personal o profesional, la elección política. En cuanto a los más jóvenes, también podemos encontrarnos con esta tipología, pero en este caso, fundamentalmente motivados en valores asociados a la emoción, a la necesidad de cambio y de sentirse pieza fundamental en la construcción de un nuevo modelo político y social, con el que sentirse más identificados.

Por todo esto, y teniendo en cuenta todo lo que hemos comentado, la cocina electoral, es sin lugar a dudas, alta cocina, sólo al alcance de los más expertos chefs. Por todo ello la reflexión que hay que hacer no es que las encuestas no sirven, no, ni mucho menos, la reflexión que tienen que hacer desde algunas empresas va más por el sentido de ¿en qué nos hemos equivocado? La estadística está contrastada, así que el error debe de haber venido por la forma, tal vez demasiado amateurizada de realizarla.

No obstante, nos gustaría terminar con una reflexión. Es cierto que tenemos mucho que mejorar, y que hay mucho por trabajar, vaya eso por delante. Ahora bien, sabemos que las encuestas a pie de urna realizadas para los medios de comunicación han fallado estrepitosamente, pero ¿qué pasa con las internas de los partidos, también han fallado, o esas sí que han acertado? Ahí lo dejamos. Hasta el próximo proceso electoral, que esperemos que sea el que corresponda en tiempo y forma, y que no nos veamos avocados a seguir en un estado de desgobierno absoluto.

Nadie me lo asegura, pero apuesto todo, por llegar.

Nadie me lo asegura, pero apuesto todo, por llegar.

Nadie te puede derrotar sino te das por vencido, Tú eres más grande que todos los obstáculos que pueden surgir en tu camino – anónimo

Hoy nos vais a permitir que el azucarillo tenga cierto regusto futbolero, y es que teniendo en cuenta que hoy ha debutado “La Roja», vigente bicampeona europea, queremos hacer una reflexión sobre lo que podemos y lo que no, sobre nuestros límites, sobre lo que somos capaces de hacer y lo que no nos atrevemos, a veces, ni tan siquiera a intentar.

Muchos de nosotros y nosotras tenemos edad para recordar a una España perdedora, no triunfadora, en prácticamente ningún deporte. Recordamos cómo en nuestra niñez, siendo muchas veces presa de la ilusión generada por los cómics, por las películas, por los dibus… esperábamos que nuestra armada, que nuestros atletas, que aquellas personas que se vestían y con nuestros colores, que representaban a nuestro país, y que se ponían la mano en el pecho cuando sonaba un himno, incomprensiblemente con una letra algos así como “chan, chan, chaaaaaannnnn channnnn” se trasnformaran en esos súper héroes que nos dieran alegrías, medallas, copas, victorias… lamentablemente no era así… éramos un país de perdedores y perdedoras.

Entonces no lo entendíamos, porque pensaábamos que en el deporte había seres extraordinarios, con súper poderes, capaces de hacer cosas humanamente imposibles. Después empezamos a ser conscientes de que no, no es así, ni mucho menos. En el mundo del deporte, como en el de cualquier otra disciplina, trabajo, o incluso hasta en el propio terreno más íntimo y personal, las cosas no pasan porque sí, no suceden de forma divina, nadie tiene una varita mágica que te haga ser especial. Tras cualquier logro, tras las medallas, las copas de Europa, los mundiales, los todo, sólo hay una cosa: trabajo, trabajo, trabajo y después más trabajo. Hay infinidad de horas de sacrificio, de poco descanso, de dolor. Hay mucha disciplina, mucha constancia, mucho hacer mientras el resto del mundo disfruta. Mucho caerse y levantarse. Mucho sufrimiento, y mucha superación. Creer en lo que se desea, y sobre todo quererlo de verdad y buscarlo.

No sirven las palabras, no sirven los deseos, no sirven las buenas intenciones… suman, claro está, pero no sirven. Sólo hay una cosaque pueda garantizar el que tengamos posibilidad de alcanzar el éxito, porque ojo, el cheque en blanco no existe, todo ese trabajo, esfuerzo, sufrimiento, disciplina, dolor, todo, todo, todo eso, no garantizan nada. Nadie puede decir y desde aquí tampoco lo vamos a hacer, quesi te dejas la piel luchando por lo que crees, peleando por alcanzar tu sueño, por llegar a tu meta, por conseguir tus objetivos, lo vas a conseguir. Eso no lo sabe nadie. La fórmula del éxito infalible, del logro absolutamente cierto, al igual que la de la eterna juventud, no existe.

Lo que sí podemos decir, y hasta gritar es que si no haces todas estas cosas, si no lo peleas con todas tus fuerzas, si no te dejas el alma, la piel y todo lo que tienes en intentarlo, entonces está claro que no lo vas a conseguir. No sabemos lo que al final hace que lleguemos o no, pero sí tenemos muy claro lo que NO lo hace. Si dejo de creer, si me canso, si no sigo, si cualquier excusa es buena para postergar, para posponer, entonces, está claro que cada momento restará y que todo lo que haya hecho hasta ese instante dejará de tener valor… porque sencilla y llanamente, me estaré rindiendo.

Siguiendo con el símil deportivo, en España hasta que no se tomó en serio el tema del Deporte y se empezó a desarrollar un programa que muchos y muchas recordaréis “Objetivo 92” con la intención de potenciar el deporte base, no empezaron a lograrse auténticas hazañas deportivas.

Hoy desde la perspectiva de haber conseguido en los últimos ocho años, dos Campeonatos de Europa de Selecciones y un Mundial de Fútbol… aquel país que era eliminado en primera ronda, por no hablar de los enormes éxitos en otras disciplinas deportivas, ya que estamos en modo “on fútbol”, tenemos que rendirnos a la evidencia de que el trabajo da sus frutos.

No queremos engañar a nadie, no queremos decir que es fácil. No lo es. Es muy duro. Hay muchas veces que quieres tirar la toalla, que te cansas de levantarte, de siempre ir cuesta arriba, de tener que ir tirando de lastres que pesan el doble que nuestros cuerpos… pero repetimos lo que hemos dicho cientos de veces… sólo con el esfuerzo, con el deseo real, con la total convicción y con la absoluta constancia, si no llegamos, al menos sabremos que lo dimos todo.

Sí, sí podemos… pasar por el aro de Europa.

Sí, sí podemos… pasar por el aro de Europa.

“Europa no se hará de una vez, ni en una obra de conjunto: se hará gracias a realizaciones concretas, que creen en primer lugar una solidaridad de hecho” – Robert Schumann

Que la situación del pueblo griego es lamentable, es algo en lo que todos estamos de acuerdo. Que por supuesto es doloroso vivir lo que están viviendo griegos y griegas, por supuesto, pero ¿hasta dónde esta situación les otorga patente de corso para jugar con sus propias reglas? Sinceramente, y aunque sea duro, no vale hacer de su capa un sayo. No vale imponer “pulpo como animal de compañía”.

Cuando se toma la decisión de pertenecer a un club, o a cualquier tipo de asociación, sea cual fuere, se aceptan las reglas del juego, todas, y si no se comparten, si hay cosas que no convencen, sencilla y llanamente, «hasta luego, Lucas». Es decir, o no se entra, o si ya se está dentro, se abandona. Eso es lo que Grecia, y sobre todo sus dirigentes deben de tener claro. Si no quieren seguir las reglas del juego de la Unión Europea, deben de decidir salir. No vale estar querer estar sólo para las maduras y querer romper la baraja en las duras. Tanto que se apela a la “justicia”, pues sinceramente, esta actitud, no es justa para el resto de la ciudadanía de la Unión.

Por supuesto que estamos totalmente a favor de la soberanía popular de los ciudadanos, de que puedan decidir cómo quieren vivir, y de qué manera, faltaría más, pero ¿esto es lo que está pasando en Grecia? Desde el más absoluto respeto, ¿por qué el sufrimiento griego es más doloroso o importante que el de portugueses, irlandeses o españoles? Para nosotros, la respuesta es obvia, no lo es, porque todos los ciudadanos europeos somos igual de importantes.

Cuando en un ataque de populismo, aunque cargado de buenas intenciones, cosas que no vamos a poner en duda, Tsipras a la cabeza de Syriza, se lanzó a su referéndum en favor del NO a las exigencias europeas, ¿qué pretendía? ¿Jugar con las esperanzas y las ilusiones de un pueblo que está asfixiado económicamente y que no ve salida viable a su desesperación? ¿Hacer una demostración de fuerza a Europa? ¿Intentar enseñar el camino de la verdad a otros miembros de la Unión?

La verdad, ni lo entendí, ni lo entiendo, ni lo entenderé. Después de la «escenificación teatral» del referéndum, la realidad es que Grecia, con sus mandatarios a la cabeza, ha tenido que plegarse a las exigencias de Europa, que si cabe, requieren un nivel de austeridad y restricción mayor de lo que hasta ahora los helenos habían soportado.

Modestamente la actitud de los responsables griegos es muy reprochable, por varios motivos. En primer lugar porque han jugado con sus ciudadanos, haciéndoles creer que tenían una posición de poder en las negociaciones que realmente era inexistente. En segundo lugar porque la frustración popular es ahora mucho mayor, lo que está ayudando a radicalizar posturas tanto dentro de las fronteras griegas, como fuera. En tercer lugar, porque adoptar esa postura arrogante con respecto a los ciudadanos de otros países rescatados (Irlanda, Portugal) o casi rescatados (España), dando un plus de importancia a sus sacrificios, y haciendo que su situación esté por encima de la de los otros ciudadanos, no es de recibo.

No es menos cierto que la situación con Grecia, y la posible «Grexit» ha puesto en un brete al total de la Unión Europea, pero esto no significa que se haya flexibilizado la postura general, o que se haya sucumbido al que desde muchos ámbitos se consideraba un chantaje. Tsipras ha tenido q volver a Atenas con un paquete de medidas, que además de ser extremadamente duras, son innegociables, y pese a todo ello, las garantías de salir del estado de «desastre económico» griego, no son totales. Al final el intento del primer ministro griego de intentar convertir al pulpo en animal de compañía, no ha funcionado. Y además, por supuesto, la telenovela sigue, y aún es de final incierto…

La propuesta de rescate que Tsipras, que cada vez se aleja más de su propio partido, Syriza, ha tenido que defender, y que finalmente ha sido aprobada por el parlamento griego, dista mucho de su programa electoral, y los 32 votos en contra de sus propios colegas de partido, es un ejemplo del arduo camino que tiene el mandatario griego por delante. Pero ahora, “show must go on”, el proceso debe continuar. El paquete de medidas que tiene que imponer el gobierno ahora es muy duro, y será muy difícil de salir adelante.

Desde la modestia, y desde la visión de una única Europa, el señor Alexis Tsipras, ha hecho un ejercicio de responsabilidad, y ha puesto al Estado por encima de cualquier ideología. Al final, hoy por hoy, el Leviatán se tiene que seguir manteniendo. Tal vez mañana tengamos otro modelo que sea válido, pero hoy aún, por gracia o desgracia, no existe.

Suerte para los griegos, y mucha paciencia. Lo que les espera no es nada fácil.

Nancy y la nueva mujer española.

Nancy y la nueva mujer española.

Muñecas_Nancy

“Lo que se le dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad” – Karl A. Menninger.

Hoy hemos querido buscar en “el baúl de los recuerdos”, y traer a nuestros días a una marca, que fue capaz de crear un juguete, icono absoluto para una generación de mujeres que hoy andan entre los treinta y los cuarenta y muchos, y que ha vivido una evolución paralela a la de las “hijas de la democracia”. Hablamos de Nancy. Puede que haya quién esté leyendo este post y no sepa quién es este tesoro de Famosa. Nancy es una muñeca que nacía a finales de los sesenta, en una España que estaba cambiando y que por cierto, por su importancia tendría que haber tenido un episodio especial en “Cuéntame”. En un momento en el que una mujer necesitaba la autorización de un hombre (padre, marido, hermano) para abrir una cuenta bancaria, trabajar, comprar una vivienda, etc, las muñecas eran las famosas “peponas”, y básicamente representaban a bebés, lo que incidía en el proceso de socialización de la mujer, que sobre todo, y ante todo, tenía que ser madre, esa era su principal función en esta vida, y para eso había venido al mundo.

En este ambiente rancio, y decadente Famosa, lanzó la versión española de la Barbie de Mattel. Una muñeca mucho más real en proporciones y en imagen que la rubia despapanante y antinatural americana, pero con una filosofía muy similar. Mostrar a las niñas un estilo de vida, ser el reflejo de una sociedad que estaba cambiando. Nancy, pese a su imagen poco españolizada, y más bien nórdica (aunque luego vendrían todas las versiones raciales habidas y por haber), y su aspecto de niña buena, demostraba rebeldía y sobre todo mostraba otras opciones posibles a los millones de niñas que empezaban a ver cómo España cambiaba, cómo se convertía en un país democrático y sobre todo, cómo el papel de la mujer empezaba a ser muy diferente. Nancy era enfermera, aunque en los ochenta ya fue doctora, pintora, maestra, empresaria… Si Nancy podía hacer todo eso, las niñas que jugaban con ella, empezaban a ver un modelo comportamental diferente al de las muñecas lloronas. El fenómeno que supuso Nancy (probablemente hoy con menos complejos en cuanto a lo que suponía ser española, la habrían llamado directamente Mari), fue tal que en sus primeros años de vida, en una época en la que los juguetes sólo llegaban a las casas en navidad, Famosa vendió más de 10 millones de unidades de esta niña buena, que en el fondo no era tan buena, y que trasmitía un “mensaje oculto” que muchos no quisieron ver tras su pelito rubio y sus ojos azules. Nancy nos decía a las niñas de esa época “tú puedes ser quién quieras, tú puedes ser quién decidas, no hay un camino establecido, tienes que andarlo tú”. Puede ser que el mensaje con pocos años no lo percibiéramos con esa nitidez, pero echando la vista atrás, nos damos cuenta de cómo poco a poco fue calando en nuestras mentes y fue ayudando a configurar el carácter de la generación de españolas a las que hoy nos toca sacar hacia adelante a este país.

Nancy pasó su mal momento en los años noventa. Las niñas crecimos y le dimos la espalda en nuestra arrogancia juvenil no queriendo reconocer lo que había hecho por nosotras, y cuánto nos había ayudado. Famosa pasó por un momento horrible, no entendió que era algo temporal el divorcio con Nancy, y quiso arreglar el desaguisado, lanzando un esperpento llamando Nancy Model, que no gustó ni a las mayores, ni a las nuevas generaciones. Afortunadamente la cordura volvió a partir del año 2000. Cuando esa generación nos reconciliamos con nosotras mismas, y cuando la maternidad empezó a hacer que se cambiara el chip y que se vieran con claridad meridiana, cosas que antes pasaban desapercibidas. En ese momento y “a petición de la afición” Famosa tuvo que hacer renacer a Nancy, el mismo modelo vintage de los setenta, que convive con una versión más actualizada que aunque está consiguiendo hacerse un hueco en el mercado, no alcanza el valor icónico de su antecesora, que además hoy es un fenómeno que se ha convertido en objeto y deseo de coleccionistas que al fin hemos sabido ver, que aunque haya quien no lo crea, Nancy ayudó al cambio social en España, ayudó a que una generación de mujeres normalizara actuaciones y comportamientos que hasta ese momento les habían sido prohibidos. Por tanto sirva este pequeño homenaje a ella, porque tal vez la infancia y la vida de muchas de nosotras, no habría sido igual si no hubiéramos tenido a nuestra guía, como compañera de juegos, si no hubiéramos tenido a nuestra Nancy.