por grupo3estudios | May 11, 2015 | El Grial de tu Empresa
“Los que dicen que es imposible, no deberían molestar a los que lo están haciendo” – Albert Einstein
Si descartamos lo imposible, para el mago de la deducción, Sir Arthur Conan Doyle, lo que queda, es la verdad. Esta afirmación es valiente y acertada. La compartimos. Pero la cuestión que se plantea es: ¿qué es lo imposible? Esta es la gran cuestión. Lo que hoy nos parece imposible, ¿mañana nos lo seguirá pareciendo? ¿Quién decide lo que es imposible y lo que no? Estas cuestiones son sobre las que realmente nos gustaría reflexionar hoy.
Si buscamos la definición de imposible, nos encontramos con que es “aquello que no puede ser, ocurrir o realizarse», ¿pero esto es absoluto? ¿es inamovible? ¿es siempre así? Evidentemente la respuesta es NO. Durante milenios para la humanidad volar era una cuestión imposible. Para el hombre o mujer de los 80 del siglo XX, llevar en la mano un teléfono que nos permitiera llevar la oficina encima, era imposible. Para casi todos nosotros, hace unos años la misma existencia de Internet, y la revolución que ha supuesto, era algo imposible. Y sigamos, que un ser humano fuese capaz de saltar 10 metros sin ayuda de ningún artilugio, sólo con el impulso de sus propias piernas, era imposible, o que corriera 100 metros, en menos de 10 segundos, era imposible… los imposibles que han sido posibles a lo largo de la historia han sido muchísimos.
Así que la pregunta que volvemos a repetir es la misma, ¿qué es imposible? Además esta cuestión también la podemos llevar al terreno personal y/o al profesional, ¿qué consideramos imposible? Aquí es dónde vamos a pararnos a pensar. Dónde vamos a hacer un alto en el camino, y nos vamos a centrar.
¿Creemos que es imposible conseguir aquello que nos proponemos? ¿Creemos que es imposible conseguir nuestra felicidad? ¿Creemos q es imposible lograr nuestros objetivos profesionales? Simplemente lo creemos porque, ¿pensamos que no puede ocurrir, que no puede pasar? Sí esto es así, en muchos casos lo que estamos haciendo es buscar una excusa para no pelear por lo que queremos. Es una excusa por si finalmente no conseguimos llegar. Muchas veces recurrimos a ocultarnos tras esa catalogación de imposible, lo hacemos en un acto de pura cobardía, simplemente porque tenemos miedo, incluso de intentarlo. Tampoco queremos desde aquí decir que todo es posible para todo el mundo, hay pre-condicionantes para algunas cosas, pero para la gran mayoría, lo primero es que tenemos que querer y por supuesto, tenemos que trabajar por ello.
El problema muchas veces es que no somos capaces de identificar lo que realmente queremos, el lugar al que queremos llegar, o también puede ser que nos falte establecer cuál es el camino para lograrlo. A veces simplemente porque no tenemos las herramientas necesarias. En esta situación lo primero que tenemos que hacer es pararnos y realmente analizar todas estas cuestiones. Hace varias semanas hablábamos de lo útil que puede ser el realizarnos un DAFO personal que nos ayudará a buscar realmente nuestro camino. Que nos va a servir para tener claros nuestros objetivos, y por supuesto para establecer cuáles deben de ser los escalones a superar para llegar.
Este trabajo es duro y además hay que ser muy sinceros con nosotros mismos. Tenemos que estar dispuestos a realmente desnudarnos, emocionalmente hablando y ponernos frente al espejo, para que sin tapujos veamos nuestra propia realidad. Hay personas u ocasiones en los que podemos necesitar ayuda, y esto no es malo. No significa que seamos más débiles, ni que seamos menos que aquellos que lo pueden hacer por sí solos. En esos momentos no tenemos por qué avergonzarnos, podemos contar con una persona, un profesional que nos ayuda, un Coach, que para eso están. Nos pueden ayudar tanto a nivel profesional, como a nivel personal. Lo importante es que lo consigamos.
Para terminar simplemente decir que no existen los imposibles, y mucho menos si son los demás los que nos los imponen. Echemos un minuto la mirada atrás, pensemos, y seguro que todos encontramos en nosotros mismos ejemplos de logros personales que hemos conseguido, y que a buen seguro, pensábamos que era imposible. Vaya mi ejemplo. Cuando era adolescente hacía salto de longitud. La primera vez que salté en un estadio de verdad, y no en una pista escolar, con un foso con medidas oficiales, al ver la distancia que había entre la tabla de salto y la arena (3,25 mts) pensé, es imposible llegar. Hasta entonces mi salto más largo había sido 3;33 mts. De todas formas lo intenté, y no sólo fue posible, sino que con 13 años conseguí saltar 4:70 mts. ¿Era imposible? Evidentemente no, era más que posible, lo que sucede es que a menudo, no conocemos nuestros propios límites, y nosotros mismos creemos que están muy por debajo de lo que en realidad están. Por experiencia, puedo asegurar que a todos los niveles, físico, mental, emocional, etc., nuestros límites están muy por encima de lo que creemos. Así que intentemos llegar a conocerlos. No nos quedemos simplemente en «es imposible».
https://www.youtube.com/watch?v=a5Z6g4n74bE
por grupo3estudios | Mar 24, 2015 | El Grial de tu Empresa
“Ya no estamos en la era de la información. Estamos en la era de la gestión de la información.” – Chris Hardwick
Está claro que emprender es una aventura. Y que por supuesto el componente de incertidumbre ante lo que puede suceder es un elemento presente, que además hace que «nos suba la bilirrubina». Son muchas las emociones que lleva aparejadas el poner en marcha un proyecto empresarial. Compartir esos momentos, y acompañar a las personas que emprenden es una de las mejores cosas que tiene este trabajo. Muchas son las decisiones que hay que tomar, muchos los aspectos a tener en cuenta. Poco a poco aquí vamos desgranándolas. Orientando en la necesidad de información, y en la utilización que de la misma hay que hacer.
Esta semana vamos a hablar de los estudios socioeconómicos, qué son y para qué sirven. La elección de un emplazamiento para un negocio puede venir determinada por diferentes motivos. Podemos encontrarnos con el caso de que tengamos un local en un sitio determinado, con lo que lo que tendremos que hacer es indagar acerca de cuál es el tipo de negocio que mejor puede encajar. O por contra, podemos tener nuestra idea de negocio y necesitamos encontrar el sitio adecuado, el que cumpla con las características más idóneas, para garantizar mínimamente el éxito del proyecto que se quiere emprender. El estudio socioeconómico es una fotografía del momento, una radiografía de la situación real de una zona en un tiempo concreto. Es sencillo, claro y muy útil.
Tanto en un caso, como en otro, será muy útil contar con información de carácter demográfico, social y económico que nos sirva para valorar de forma objetiva el interés que supone determinada zona para nuestro proyecto. Saber el tamaño de la población, su distribución por grupos de edad y sexo, la evolución de la pirámide de población, las nacionalidades presentes, el tamaño medio de la familia, el nivel de renta, el nivel de estudios, el tipo de viviendas que existen, así como sí son primera o segunda residencia, el número de ADSL en la zona, los vehículos, etc.
Así dicho podría parecer que esta información además de muy útil, resulta muy complicada de obtener. Aunque no es así. Es accesible y además gratuita, sólo hay que saber buscarla. Y para ello contamos con la ayuda inestimable de los servicios públicos estadísticos, que aunque es cierto que desde que llegara la crisis, han bajado su nivel de actualización de la información, aún siguen siendo una fuente fantástica.
A nivel estatal contamos con el INE (Instituto Nacional de Estadística), que tiene muchísimos datos del total de la población. Navegando en su página tendrás acceso, con un poquito de paciencia a toda esta información. Además de la información a nivel nacional del INE, contamos con los institutos autonómicos de estadística. En este sentido, si tienes la suerte de vivir en Andalucía o de pretender establecer tu empresa en territorio andaluz, cuentas con el SIMA. El Sistema de Información Multiterritorial de Andalucía pone a nuestra disposición una gran cantidad de información de forma fácil y accesible.En esta web encontraremos toda la información de carácter demográfico, económico y social de cualquiera de los municipios andaluces.
Pero si necesitamos la información a nivel menor, incluso a nivel de sección censal, será mejor que entremos en el banco de datos. Desde aquí tendremos a nuestro alcance de forma sencilla toda la información que podemos necesitar. Un emprendedor o emprendedora no tiene excusas para no contar con esta valiosísima información. Puede optar por contar con ayuda profesional, o puede hacerlo de forma personal. Pero lo importante es analizarla y estudiarla antes de tomar la decisión. Es gratuita, y es especial, así que tenla en cuenta. La semana que viene veremos un ejemplo concreto de estudio real, para que así podamos hacernos una idea de qué es de lo que estamos hablando.
por grupo3estudios | Mar 23, 2015 | El Grial de tu Empresa
“No existe falta de tiempo, existe falta de interés. Porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes se vuelve sábado, y un momento se vuelve oportunidad».
Eso ya lo haré mañana. No tengo tiempo de hacerlo ahora. No puedo quedar. Nos vemos en otro momento. Cuando empiece el próximo año. Cuando lleguen las vacaciones. Cuando… cuando… cuando… no puedo, no tengo tiempo, después lo hago. Todas estas palabras, todas estas cuestiones, seguro que no nos son para muchos extrañas. En nuestras vidas tenemos muchos pendientes que postergamos. Voy a dejar de fumar. Voy a ponerme a dieta. Voy a empezar a hacer deporte. Voy a aprender inglés. Voy a llamar a… Etc. Etc. Etc.
Hay tantas cosas que no podemos, tantas cosas para las que no encontramos nunca tiempo, tantas cosas que en definitiva no queremos hacer. O no nos atrevemos a hacer. Hay tantos «mañanas» que nunca llegan. Hace muchos años tuve ocasión de enfrentarme a la realidad de uno de los pecados capitales de los españoles, a que me lo espetaran a la cara. Vino a casa de intercambio una chica inglesa. Cuando le preguntábamos que si quería comer de esto o de aquello, ella siempre decía mañana, mañana, mañana. Justo cuando se volvía a Inglaterra, después de pasar casi un mes en casa, le pregunté ¿por qué no pruebas esto antes de irte, que te quedas ya sin tiempo para hacerlo? Y entonces me enfrentó con una realidad que hasta ese momento no había querido ver. Me explicó literalmente: «Mi profesor me dijo que cuando los españoles no quieren hacer algo siempre dicen mañana, mañana, y eso realmente significa nunca». La primera reacción fue enfadarme, y acordarme de los hijos de la Gran Bretaña, pero la siguiente fue pensar fríamente y asumir que decía la verdad.
Años después sabemos que ese tipo de comportamiento, que parece ser está en el ADN de los hispanos, tiene un nombre específico. Se llama procrastinación. «Palabro» desconocido para mucha gente, como significante, pero no por significado, ya que forma parte de nuestra propia existencia.
Procrastinar significa postergar, posponer y supone la acción o el hábito, tan nuestro, de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, y sustituirlas por hacer otras otras más irrelevantes y probablemente más agradables. La acción que se pospone, por lo que sea, se percibe como abrumadora, desafiante, inquietante, peligrosa, difícil, tediosa o aburrida. Esto significa que buscamos una autojustificación para posponer aquello que sabemos que tenemos que hacer, a un futuro sine die, idealizado, en el que lo importante se supedita a lo urgente, y en el que creemos que para ese ya lo haré, tendremos la ayuda de la diosa fortuna, o la divina inspiración. Pero la realidad es que no nos llega. A veces ni tan siquiera, simplemente lo fácil, se hace, lo difícil se pospone. Así esta palabra que nos puede resultar extraña, tiene un sinónimo que tal vez nos sea más común. Esta es vaguear. Somos de vaguear. Aunque en muchas ocasiones el problema real radica en que ni siquiera somos conscientes de que somos procrastinadores. Lo primero es asumir que tenemos un problema y que debemos cambiar nuestra actitud. Tomar conciencia de que realmente tenemos un problema que queremos resolver.
La procrastinación cuando es simplemente una actitud vital, y no es síntoma de algún tipo de problema, como puede ser una depresión, tiene sólo una «forma de cura», y esta es la acción. Hacer, hacer, hacer. No buscar excusas, no perdernos en argumentaciones. Sólo empezar a hacer. Dar el primer pasito, y después el siguiente, y a continuación otro. No podemos hacerlo todo de golpe, ni lo debemos pretender, porque como no es posible, lo único que nos ocurrirá es que nos generará ansiedad en primer término y frustración en segundo por no conseguirlo. Así pues, la forma de romper con la procrastinación es comenzar a hacer, y no parar. Priorizar por importancia real todo lo que tenemos que hacer e ir haciendo. Sin prisa, pero sin pausa. A nivel práctico, el anotar las cosas que tenemos que hacer a diario, fijándonos objetivos realistas e ir tachando lo que vamos haciendo, ayuda a luchar contra este mal endémico y además nos produce cierta satisfacción y nos va animando, el ver cómo cada día van desapareciendo cosas de nuestra lista.
Ánimo, a luchar contra la procrastinación. No hay secreto, sólo fuerza de voluntad, trabajo y constancia. Esa es la misteriosa fórmula que está dentro de las posibilidades de cualquiera. Cierto es que para ello la primera decisión clara a tomar debe ser «quiero». Y una vez que eso lo tengamos claro, buscar nuestra fuente de motivación particular, para que nos guíe en ese camino, sobre todo, de la constancia. A partir de ahí, si yo puedo, tú puedes, sólo debes de hacerlo.
Como dice nuestro azucarillo de hoy: «No existe falta de tiempo, existe falta de interés. Porque cuando la gente realmente quiere, la madrugada se vuelve día, el martes se vuelve sábado, y un momento se vuelve oportunidad».
https://www.youtube.com/watch?v=KE6SIOBnHdo
por grupo3estudios | Mar 2, 2015 | El Grial de tu Empresa, Empresa, Empresa y Emprendimiento
Una de las cosas más complicadas en la vida es saber qué es lo que se quiere. Normalmente el primer paso, el que es más fácil es al menos ser conscientes de lo que no se quiere, y así tener un punto de partida. Tal vez no sepamos dónde queremos ir, pero al menos sí debemos de tener claro, el lugar al que no queremos llegar.
Este es un proceso esencial en el mundo de la empresa. Si hace unos días hablábamos de la importancia de tener una marca personal y de saber venderse, o de la necesidad de hacer un análisis DAFO sobre nosotros mismos como profesionales con el que tomar conciencia de cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, así como de las oportunidades que nos brinda el entorno, conociendo por supuesto las zancadillas que nos puede poner, está claro que lo mismo hay que hacer con la empresa si ya existe, o con nuestro proyecto, si es que estamos en proceso de emprendimiento.
La situación general en la que nos encontramos sobre todo las pequeñas empresas, las micropymes y los autónomos, es muy complicada, no vamos a decir lo contrario, pero también es cierto que esta es la realidad en la que estamos y es el partido que nos ha tocado jugar. Tal vez el césped no esté en su mejor momento, encima llueve, y además tenemos lesiones, pero es aquí y ahora cuando tenemos que jugar. Es como el torneo del K.O., tienes una oportunidad, y lo tienes que dar todo, te tienes que vaciar en el intento porque si no, volverás a casa con las manos vacías, y siempre recordarás que una vez estuviste a punto de hacerlo, y echarás la culpa a la mala suerte, o al arbitraje, pero en lo más profundo de ti, sabrás que podías haber corrido más, que podías haber dado ese último pase, que no tenías que haberte parado, pero que no lo hiciste. Tal vez te faltó motivación o no la supiste encontrar, o simplemente te faltó decisión, o lo que es peor, no creíste en que pudieras hacerlo y dejaste de intentarlo.
Sacar adelante un proyecto empresarial es muy, muy duro. Si alguien espera hacerse de oro en dos días, o dar un pelotazo, que se dedique a jugar al póker, pero que no monte una empresa. La persona que es de verdad emprendedora, lo primero que tiene que tener claro es que con tu proyecto pasa como con los hijos, que una vez que nacen, ya dejas de ser tú para pasar a ser el papá o la mamá de “alguien”. Cuando montas una empresa, ocurre lo mismo, dejas de ser tú mismo, y te conviertes en la persona responsable de sacar ese proyecto adelante, y al igual que no existen días y noches, ni festivos y diarios, cuando un bebé viene a este mundo, no existen tampoco para seguir adelante. Creer en el proyecto, y estar dispuesto a dejarse la piel por sacarlo adelante es condición sine qua non, para meterse en esta aventura. Si no se está en disposición de ponerlo en la cima de nuestra escala de prioridades, entonces es mejor que nos dediquemos a otra cosa.
Pero si lo hacemos, si lo damos todo, el nivel de satisfacción que tendremos al ver que las cosas van saliendo, no se puede comparar con nada, y por supuesto, no nos estamos refiriendo tan sólo al tema económico. Además, cuando se da todo por un proyecto, si no sale como esperamos, siempre sabremos que lo hemos dado todo, aprenderemos de los errores y nos levantaremos para volver a intentarlo. Esa es la materia prima de la que están hechas las personas emprendedoras. Evidentemente en ese proceso se pueden buscar aliados y se puede buscar ayuda, tampoco hay que ser Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”. Ahí es dónde desde GRUPO3 siempre estaremos, para acompañaros en ese camino, que conocemos perfectamente, porque al igual que vosotros, lo estamos recorriendo, y en él llevamos ya más de 20 años. No es fácil, pero aquí seguimos, porque cuando se quiere, se puede.
por grupo3estudios | Feb 26, 2015 | El Grial de tu Empresa, Empresa y Emprendimiento, Marketeando
Motivación es una palabra que forma parte de nuestro día a día. Si nos vamos al diccionario a buscar el significado formal de la palabra, nos encontramos con que la Real Academia de la Lengua la define como “Ensayo mental preparatorio de una acción para animar o animarse a ejecutarla con interés y diligencia”. Esta es una definición muy teórica, pero a la que podríamos denominar “poco motivante”. Si seguimos indagando, nos encontramos con que se considera motivación a la “cosa que anima a una persona a actuar o a realizar algo”. Esta concepción al menos, es más práctica. Pero si estuvieras en una entrevista de trabajo, o con un cliente, y te preguntaran ¿qué motivación tienes para seguir con este proyecto?, os habéis parado a pensar, ¿qué es lo que diríais?
Tal vez alguien que lea este post, no tenga que ponerse en situación, porque ya se haya tenido que enfrentar a responder a esta pregunta, pero sí que podría pensar en qué fue lo que respondió, y analizarlo.
Si los coches andan con combustible, las Tablets con baterías de litio, las batidoras con electricidad, los seres humanos funcionamos con motivación. Por eso es tan importante que tengamos claro qué es lo que realmente nos motiva, qué es lo que hace que merezca la pena un trabajo, qué es lo que hace que no nos importe el tiempo que tengamos que dedicarle a un proyecto. La respuesta obvia sería la motivación. Pero realmente la motivación, es saber el porqué, el para qué, el por quién, o incluso, siendo sinceros, el por cuánto. Es importante que seamos capaces de responder a estas preguntas para nosotros mismos. Que tengamos el valor de saber y de aceptar qué es lo que realmente nos motiva, para así saber dónde hemos de buscar.
Por si puede servir de punto de partida, y sin ánimo de ser retóricos, ni de dar consejos a nadie, pero sí de ayudar en ese proceso de autoconocimiento que debe de llevarnos a mejorar nuestro branding personal y a conseguir nuestros objetivos profesionales, hablaremos de nuestra concepción de la motivación.
La auténtica motivación, la que te lleva a hacer lo que haga falta por conseguir algo, lo que sea, se sustenta en dos columnas hercúleas, el hacer y el sentir. Nos tiene que poner lo que hacemos, y nos tiene que poner lo que sentimos, mientras lo hacemos. Tenemos que buscar qué es lo que en el caso particular de cada uno de nosotros hace que seamos capaces de generar dopamina (hormona responsable del placer) y endorfina (hormona responsable de la felicidad). No hay fórmulas magistrales, no hay varitas mágicas, hay proceso de búsqueda y de conocimiento de nosotros mismos, por supuesto, de forma honesta. Asumiendo qué es lo que realmente nos motiva, aceptándolo y después buscándolo. Es un proceso en el que hay que invertir tiempo, pero en el que la recompensa por supuesto, merece la pena.
Al final, siempre debemos de recordar que la mayor de las satisfacciones que tiene el ser humano, independientemente de lo que le guste o le deje de gustar, es la emocional, a la que ojo, no hay porqué llegar de forma “espiritual”, no confundamos, a esta recompensa emocional, también se puede llegar, de forma “material”. Sólo tenemos que atrevernos a reconocer qué es lo que nos lleva a esa recompensa emocional, que hace que lo que cueste llegar, merezca la pena. En ese momento tendremos muy claro, qué es lo que nos motiva.
El movimiento se demuestra andando, y una imagen vale más que mil palabras. Esperamos que lo disfrutéis y sobre todo que reflexionéis.