Nancy y la nueva mujer española.

Muñecas_Nancy

“Lo que se le dé a los niños, los niños lo darán a la sociedad” – Karl A. Menninger.

Hoy hemos querido buscar en “el baúl de los recuerdos”, y traer a nuestros días a una marca, que fue capaz de crear un juguete, icono absoluto para una generación de mujeres que hoy andan entre los treinta y los cuarenta y muchos, y que ha vivido una evolución paralela a la de las “hijas de la democracia”. Hablamos de Nancy. Puede que haya quién esté leyendo este post y no sepa quién es este tesoro de Famosa. Nancy es una muñeca que nacía a finales de los sesenta, en una España que estaba cambiando y que por cierto, por su importancia tendría que haber tenido un episodio especial en “Cuéntame”. En un momento en el que una mujer necesitaba la autorización de un hombre (padre, marido, hermano) para abrir una cuenta bancaria, trabajar, comprar una vivienda, etc, las muñecas eran las famosas “peponas”, y básicamente representaban a bebés, lo que incidía en el proceso de socialización de la mujer, que sobre todo, y ante todo, tenía que ser madre, esa era su principal función en esta vida, y para eso había venido al mundo.

En este ambiente rancio, y decadente Famosa, lanzó la versión española de la Barbie de Mattel. Una muñeca mucho más real en proporciones y en imagen que la rubia despapanante y antinatural americana, pero con una filosofía muy similar. Mostrar a las niñas un estilo de vida, ser el reflejo de una sociedad que estaba cambiando. Nancy, pese a su imagen poco españolizada, y más bien nórdica (aunque luego vendrían todas las versiones raciales habidas y por haber), y su aspecto de niña buena, demostraba rebeldía y sobre todo mostraba otras opciones posibles a los millones de niñas que empezaban a ver cómo España cambiaba, cómo se convertía en un país democrático y sobre todo, cómo el papel de la mujer empezaba a ser muy diferente. Nancy era enfermera, aunque en los ochenta ya fue doctora, pintora, maestra, empresaria… Si Nancy podía hacer todo eso, las niñas que jugaban con ella, empezaban a ver un modelo comportamental diferente al de las muñecas lloronas. El fenómeno que supuso Nancy (probablemente hoy con menos complejos en cuanto a lo que suponía ser española, la habrían llamado directamente Mari), fue tal que en sus primeros años de vida, en una época en la que los juguetes sólo llegaban a las casas en navidad, Famosa vendió más de 10 millones de unidades de esta niña buena, que en el fondo no era tan buena, y que trasmitía un “mensaje oculto” que muchos no quisieron ver tras su pelito rubio y sus ojos azules. Nancy nos decía a las niñas de esa época “tú puedes ser quién quieras, tú puedes ser quién decidas, no hay un camino establecido, tienes que andarlo tú”. Puede ser que el mensaje con pocos años no lo percibiéramos con esa nitidez, pero echando la vista atrás, nos damos cuenta de cómo poco a poco fue calando en nuestras mentes y fue ayudando a configurar el carácter de la generación de españolas a las que hoy nos toca sacar hacia adelante a este país.

Nancy pasó su mal momento en los años noventa. Las niñas crecimos y le dimos la espalda en nuestra arrogancia juvenil no queriendo reconocer lo que había hecho por nosotras, y cuánto nos había ayudado. Famosa pasó por un momento horrible, no entendió que era algo temporal el divorcio con Nancy, y quiso arreglar el desaguisado, lanzando un esperpento llamando Nancy Model, que no gustó ni a las mayores, ni a las nuevas generaciones. Afortunadamente la cordura volvió a partir del año 2000. Cuando esa generación nos reconciliamos con nosotras mismas, y cuando la maternidad empezó a hacer que se cambiara el chip y que se vieran con claridad meridiana, cosas que antes pasaban desapercibidas. En ese momento y “a petición de la afición” Famosa tuvo que hacer renacer a Nancy, el mismo modelo vintage de los setenta, que convive con una versión más actualizada que aunque está consiguiendo hacerse un hueco en el mercado, no alcanza el valor icónico de su antecesora, que además hoy es un fenómeno que se ha convertido en objeto y deseo de coleccionistas que al fin hemos sabido ver, que aunque haya quien no lo crea, Nancy ayudó al cambio social en España, ayudó a que una generación de mujeres normalizara actuaciones y comportamientos que hasta ese momento les habían sido prohibidos. Por tanto sirva este pequeño homenaje a ella, porque tal vez la infancia y la vida de muchas de nosotras, no habría sido igual si no hubiéramos tenido a nuestra guía, como compañera de juegos, si no hubiéramos tenido a nuestra Nancy.