El futuro tiene muchos nombres. Para los débiles es lo inalcanzable. Para los temerosos, lo desconocido. Para los valientes es la oportunidad. – Víctor Hugo.
Hay fechas que especialmente son para reflexionar. Fechas que nos hacen pararnos y mirar hacia atrás, e irremediablemente pensar en mañana. Uno de estos momentos es la Navidad y el final de año. Está claro que este no es el que estamos viviendo hoy, cuando nos derretimos soportando los más de 40 grados de esta histórica ola de calor. Así que de fun, fun, fun y uvas y campanadas no es momento, no hablamos de esto. La otra fecha propicia para los viajes introspectivos es el cumpleaños, y en esa sí estamos.
Saber que ha pasado un año más en nuestra vida nos hace reflexionar sobre si lo hemos aprovechado o no. Si ha sido un año perdido o si por contra ha sido un año en el que hemos crecido, hemos aprendido, hemos sido mejores. Aunque hay que hacerlo con valentía, y estando preparados para asumir lo que de verdad nos encontremos al enfrentarnos a este viaje. Nos paramos y vemos qué ha sido lo mejor y lo peor. Si hemos cumplido o no algunos de nuestros propósitos, si hemos sido capaces de hacer algo por acercarnos a nuestros sueños.
En particular, este último año ha sido muy complicado. Doloroso en muchos aspectos. Muchas caretas se han caído, y sobre todo de quiénes menos podríamos esperar. Pero también este es el año del nuevo comienzo. Prefiero pensar que es el año cero. Es el momento de un resurgir, o mejor dicho de un nuevo comenzar, el momento de ser de verdad, de no esconderse, de estar y de hacer. A partir de ahora sin buscar excusas, sin buscar culpables, sólo asumiendo las consecuencias de las decisiones propias, de las acciones. Viviendo el momento, haciendo lo que de verdad sea coherente con el propio planteamiento vital, y no haciendo por parecer mejor, por la notoriedad, o por el reconocimiento, ya que esto sólo serviría para engordar al ego sino simplemente haciendo para realmente alcanzar los objetivos personales y profesionales.
En definitiva, como dice nuestro azucarillo de esta semana, pese a todo lo que hayan podido deparar los últimos 365 días, teniendo en cuenta a quiénes ya no están en nuestra vida, y dando las gracias a quiénes han aparecido para ayudarnos y tal vez hasta para dar coherencia a nuestra existencia, no tenemos que mirar hacia atrás con ira. Lo pasado, pasado ya está, y no hay que perder energías con enfados o rabias incontroladas por cómo fueron las cosas. Tan sólo asumir los errores, recordando que son la mejor fuente de aprendizaje que existe. Así aprendiendo de ellos, e intentando no volver a cometerlos, aunque ya sabemos que el hombre (y por ende la mujer) es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. Siguiendo con la enseñanza de Thurker, que es a quién hemos decidido seguir esta semana, tampoco hemos de mirar el futuro con miedo. Sentir miedo por lo que nos pueda sobrevenir mañana es la mejor manera de acobardarnos y no hacer nada. El mañana llegará queramos o no, porque el tiempo es inexorable y ni tan siquiera la muerte lo para. Por ello, no hay que atenazarse. La mejor manera de enfrentarse al mañana es haciendo en el hoy. Como dice Thurker mirando alrededor con atención. Es decir trabajando en el aquí y el ahora. Esforzándonos y viviendo el momento, con coherencia, con esfuerzo, pensando sólo en clave de presente, en hacer lo mejor posible las cosas, tanto a nivel personal como profesional, dejándonos guiar por la humildad, y marcando unos objetivos realistas pero que nos hagan crecer, no tenemos que temer al mañana.
De esta manera para afrontar con valentía el futuro, sólo tenemos que no caer en la vanidad de las ínfulas de grandeza, y cada día hacer y hacer para así conseguir acercarnos a nuestros sueños, y que se conviertan en realidad. Pero si nos sentamos a esperar, mirando al cielo, soñando con las estrellas y pidiendo a los dioses, entonces sí es mejor que empecemos a temblar, porque de ninguna de las maneras tendremos ni el más pequeño control sobre ese mañana al que con razón, deberemos de temer.
A todo esto, feliz cumpleaños a todos y todas las que en estos días sumáis uno más, y sólo una recomendación que la voy a vivir en carnes propias (desde la convicción de no ser nadie para dar consejos) no dejéis de hacer, de hacer, de hacer. Vivid el momento, dándolo todo y olvidad padecer por el mañana, porque es algo que no podemos evitar que llegue, aprendamos a que todo mañana sea siempre un hoy. Es mejor pensar que no somos el resultado de un pasado, sino la causa de un futuro que se fragua en un hoy. No lo olvidemos.
Y en estos días, por favor, intentad encontrar un rinconcito fresco, porque estos calores son insoportables.