El pistoletazo de salida

«La motivación es lo que te ayuda a empezar. El hábito te mantiene firme en tu camino«. Jim Rohn

A todos nos gustaría seguro ser personas absolutamente excepcionales, capaces de inventar algo, capaces de crear algo nuevo, capaces de descubrir alguna de esas cosas que aún están por encontrar, pero por suerte o por desgracia, la mayoría no somos genios.

Esta que es una verdad universal, por más que nos duela cuando en la niñez lo descubrimos, no debe de hacer que nos amilanemos, que nos acobardemos, que nos asustemos o lo que es peor que nos sirva de excusa para dejar de hacer cosas, para dejar de intentarlo. En definitiva el asumir nuestra “normalidad” no nos puede hacer caer en los brazos de la procrastinación, entendiendo que mañana siempre será mejor día que hoy para intentarlo.

El concepto de éxito tiene muchas aristas, y probablemente tantas definiciones como seres humanos. En otro momento nos dedicaremos a hablar largo y tendido por lo que consideramos o no éxito, pero hoy no es el tema de este post. Hoy vamos a asumir de forma genérica que el éxito es lograr “aquello que buscamos” y si lo orientamos al tema profesional, estaremos de acuerdo en considerar que éxito es conseguir cierto grado de reconocimiento y de bienestar a través de nuestro trabajo. En general asociamos éxito a personas que de alguna manera destacan en su ámbito profesional. Y sobre este tema es sobre el que queremos hoy reflexionar.

Jim Rohn, de quién cogemos hoy prestada la frase sobre la que trabajar, fue un empresario estadounidense, que aplicó conceptos propios del coaching empresarial, antes de que el mismísimo concepto, incluso, naciera. Este empresario y conferenciante, filósofo de los negocios, como a él mismo le gustaba autodenominarse,  que llegó de forma directa a más de 300 millones de personas, con sus seminarios y conferencias, nos quiso dejar claro que ante la realidad de que sólo existen muy pocas personas excepcionales, no podemos creer que esta sea la base única e intransferible del éxito. De hecho, su recomendación es que si queremos alcanzarlo, lo que tenemos que centrarnos es en hacer nuestro trabajo de la mejor forma posible. Lo extraordinario no tiene que ser lo que hacemos, sino que extraordinaria debe ser la forma de hacerlo.

Esto nos lleva a la convicción de que cualquier personas que se lo proponga puede alcanzar el éxito, porque aunque el componente suerte siempre será bienvenido, sólo a través del trabajo, sólo a través de no estar parados, sólo a través de esforzarnos, de intentarlo todas las veces que sea necesario lo podremos conseguir. Si queremos ser los mejores en algo, no basta con pensarlo, o desearlo, simplemente hay que ponerse manos a la obra, ponerse a trabajar. No hay excusas, sólo hay que mejorar si no somos aún lo suficientemente buenos. Hemos de mejorar nuestra formación, hemos de trabajar nuestras habilidades y hemos de actualizar nuestras herramientas de trabajo. El éxito está al alcance de cualquiera, pero hay que saber que no va a suceder porque sí, sino que hay que no dejar de intentarlo, trabajando, trabajando y trabajando.

Ojo, esto es un proceso, que en unos casos podrá ser más rápido y en otros necesitará de mucho tiempo. Durante este camino tendremos que hacer un ejercicio de autorreflexión importante, siendo absolutamente objetivos con nosotros mismos, para evaluar realmente nuestras posibilidades y ver qué es lo que necesitamos para conseguirlo y así trabajarlo. Si quiero trabajar en el extranjero, no basta con ser un gran profesional, tendré que dominar el idioma, y si no lo hago, está claro que en mi camino para conseguir el éxito que busco, estará el aprender o el perfeccionar este idioma para así realmente tener las herramientas que me permitan luchar por lo que busco y por lo que quiero.

No tenemos excusa, sólo tenemos que hacerlo, ponernos manos a la obra, y si realmente queremos el éxito en algún campo, trabajar para conseguir hacer esas cosas ordinarias, hacerlas de una forma extraordinaria. Si quieres el éxito, sólo existe un secreto, ponte a trabajar en ello. Busquemos en nuestro interior la motivación necesaria para conseguir el pistoletazo de salida y a partir de ahí, desarrollemos las rutinas que nos permitan lograrlo. No hay más secreto que ese.