¿De qué está hecho un emprendedor?

Una de las cosas más complicadas en la vida es saber qué es lo que se quiere. Normalmente el primer paso, el que es más fácil es al menos ser conscientes de lo que no se quiere, y así tener un punto de partida. Tal vez no sepamos dónde queremos ir, pero al menos sí debemos de tener claro, el lugar al que no queremos llegar.

Este es un proceso esencial en el mundo de la empresa. Si hace unos días hablábamos de la importancia de tener una marca personal y de saber venderse, o de la necesidad de hacer un análisis DAFO sobre nosotros mismos como profesionales con el que tomar conciencia de cuáles son nuestros puntos fuertes y nuestros puntos débiles, así como de las oportunidades que nos brinda el entorno, conociendo por supuesto las zancadillas que nos puede poner, está claro que lo mismo hay que hacer con la empresa si ya existe, o con nuestro proyecto, si es que estamos en proceso de emprendimiento.

La situación general en la que nos encontramos sobre todo las pequeñas empresas, las micropymes y los autónomos, es muy complicada, no vamos a decir lo contrario, pero también es cierto que esta es la realidad en la que estamos y es el partido que nos ha tocado jugar. Tal vez el césped no esté en su mejor momento, encima llueve, y además tenemos lesiones, pero es aquí y ahora cuando tenemos que jugar. Es como el torneo del K.O., tienes una oportunidad, y lo tienes que dar todo, te tienes que vaciar en el intento porque si no, volverás a casa con las manos vacías, y siempre recordarás que una vez estuviste a punto de hacerlo, y echarás la culpa a la mala suerte, o al arbitraje, pero en lo más profundo de ti, sabrás que podías haber corrido más, que podías haber dado ese último pase, que no tenías que haberte parado, pero que no lo hiciste. Tal vez te faltó motivación  o no la supiste encontrar, o simplemente te faltó decisión, o lo que es peor, no creíste en que pudieras hacerlo y dejaste de intentarlo.

Sacar adelante un proyecto empresarial es muy, muy duro. Si alguien espera hacerse de oro en dos días, o dar un pelotazo, que se dedique a jugar al póker, pero que no monte una empresa. La persona que es de verdad emprendedora, lo primero que tiene que tener claro es que con tu proyecto pasa como con los hijos, que una vez que nacen, ya dejas de ser tú para pasar a ser el papá o la mamá de “alguien”. Cuando montas una empresa, ocurre lo mismo, dejas de ser tú mismo, y te conviertes en la persona responsable de sacar ese proyecto adelante, y al igual que no existen días y noches, ni festivos y diarios, cuando un bebé viene a este mundo, no existen tampoco para seguir adelante. Creer en el proyecto, y estar dispuesto a dejarse la piel por sacarlo adelante es condición sine qua non, para meterse en esta aventura. Si no se está en disposición de ponerlo en la cima de nuestra escala de prioridades, entonces es mejor que nos dediquemos a otra cosa.

Pero si lo hacemos, si lo damos todo, el nivel de satisfacción que tendremos al ver que las cosas van saliendo, no se puede comparar con nada, y por supuesto, no nos estamos refiriendo tan sólo al tema económico. Además, cuando se da todo por un proyecto, si no sale como esperamos, siempre sabremos que lo hemos dado todo, aprenderemos de los errores y nos levantaremos para volver a intentarlo. Esa es la materia prima de la que están hechas las personas emprendedoras. Evidentemente en ese proceso se pueden buscar aliados y se puede buscar ayuda, tampoco hay que ser Gary Cooper en “Sólo ante el peligro”. Ahí es dónde desde GRUPO3 siempre estaremos, para acompañaros en ese camino, que conocemos perfectamente, porque al igual que vosotros, lo estamos recorriendo, y en él llevamos ya más de 20 años. No es fácil, pero aquí seguimos, porque cuando se quiere, se puede.