¿Sabemos pactar? O La esperanza de los pactos

¿Sabemos pactar? O La esperanza de los pactos

“Todo parece imposible hasta que se ha hecho” – Nelson Mandela

El pasado 13 de junio se constituyeron finalmente los nuevos ayuntamientos. Tras tres semanas de auténtica incertidumbre, de intentos fallidos, incluso en algunos casos de auténticos “coitus interruptus”, cuando parecía el orgasmo del ascenso al poder se iba a alcanzar. Pero eso ya es pasado. Ahora toca hablar de futuro. Ya sabemos quiénes serán los encargados y encargadas de dirigir los designios de los más de ocho mil municipios de este país durante los próximos cuatro años. Tiempo nuevo en muchos sentidos.

Podría parecer que esta nueva situación ha hecho que la calma llegue al fin a la ciudadanía, que debe de centrarse en su día a día, mientras sus representantes, los que nosotros hemos elegido, se encargan de elevar los niveles de bienestar, utilizando esas fórmulas magistrales que cual remedio de botica nos vendieron para el 22 de marzo pasado. La verdad, sería precioso que la tranquilidad se hubiera instalado en la ciudadanía, pero no lo veo tan claro. El martes desayunando con un grupo de compañeros, gente de mediana edad, experiencia profesional importante, alto grado de formación, fue sorprenderte ver el tremendo nivel de expectación, y casi si apuramos de ansiedad que provoca la nueva realidad de la política municipal española. Realmente el desconcierto está asentado en la cabeza de gran parte de la ciudadanía. Lo nuevo, lo desconocido, siempre provoca cierto temor, cierto recelo, y en este caso, hay mucho de esto.

Esta es una realidad, que se puede constatar prestando atención a las conversaciones ajenas (esto es investigación, no cotilleo, que conste) en cualquier cafetería, bar, parada de buses, o cola del pan. Pero hoy querríamos hablar de otro tema, no menos interesante, y que para qué nos vamos a engañar, igualmente “X-file” para la mayoría de nosotros. Y es que de alguna manera hemos de depositar nuestras esperanzas en los programas. Los pactos han sido necesarios en la mayoría de los ayuntamientos españoles. La era de las dictaduras del rodillo de las mayorías absolutas parecen haber encontrado su fin. Ahora se abre una nueva realidad, y es la de gobernar en coalición. La de hacer pactos que supongan que tú y yo, que no vemos la política de la misma manera, e ideológicamente podemos incluso estar enfrentados, necesitamos llegar a un acuerdo, porque los municipios no se gobiernan solos. Me gusta pensar que ahora comienza el tiempo de la política de verdad, incluso de la POLÍTICA con mayúsculas, en el que nuestros representantes dejarán de pensar en clave partidista y comenzarán a hacerlo en clave de lo que realmente es mejor para la ciudadanía. Es el momento en el que la razón se debe de adueñar y en el que aquellos y aquellas que nos gobiernan deben de aprender a ser capaces de ponerse en la piel del que hasta ayer era oponente, pero que ahora es socio de gobierno. Es el tiempo en el que realmente hay que recurrir a la empatía como elemento que domine las relaciones entre los unos y los otros, entre los rojos, los azules, los verdes, los naranjas, los morados, los rosas, los todos…

Quiero pensar en positivo. Quiero creer que esto va a ser así, pese a que nuestra cultura y nuestra historia no hagan que las apuestas estén a favor de este planteamiento. En el ADN de los españoles, por lo que sea, la comprensión, la capacidad de compartir, el altruismo, y la grandeza, deben de estar presentes. Ahora es el momento de saber en qué porcentaje. Así que como no hay que ser derrotista, vamos a pensar que las cosas van a ir a mejor. El tiempo ya nos demostrará lo que es, o lo que no es, y de esta manera, podremos ir comprobando, si los próximos cuatro años realmente son para crecer o se convierte en un tiempo tirado al cubo de la basura de la evolución.

¿Y si antes de emprender nos formamos en Europa?

¿Y si antes de emprender nos formamos en Europa?

erasmus

“Un pesimista ve una calamidad en toda oportunidad. Un optimista ve una oportunidad en cada calamidad” – Winston Churchill

Esta semana queremos dirigirnos a todos aquellos emprendedores y emprendedoras, que tienen una idea de negocio que quisieran llevar a la práctica. Queremos contar nuevas posibilidades a los que por sus venas corre el ADN de empresa. Y también, por supuesto, a quiénes no se lo habían planteado antes, pero que hoy vista la situación, ven en el autoempleo la mejor salida para su situación laboral.

Lo cierto es que empezar con un proyecto empresarial es una aventura. Es una experiencia apasionante, que nos llena de excitación y que nos provoca la sensación de “mariposas en el estómago” al estilo de lo que dicen que se siente cuando te enamoras. Todo esto es muy bonito, apetece hacerlo sólo con pensarlo, pero está claro, que antes de enfrascarse en una aventura de semejante tamaño y por muy aventureros y pintureros que seamos, hay que estar preparados para ello. En otras ocasiones hemos hablando de estudios o análisis que era necesario hacerlos para antes de “abrir la persiana”, o también de cómo podíamos conseguir más fácilmente que el banco nos concediera un préstamo. Hoy queremos dar un giro a estas cuestiones, y nos planteamos la posibilidad de tener una experiencia previa en una empresa del sector, con una formación “in situ” y además en otro país, con lo enriquecedor que puede ser este plus de valor añadido. Reconozco que el no haber tenido una formación en el extranjero es una de esas “espinitas” que muchos tenemos clavada. Cierto es que hace unos años las posibilidades eran menores. Pero hoy son muchas las puertas que se abren a los jóvenes para poder conocer el sector en el que quieren trabajar, teniendo una experiencia profesional, de carácter totalmente práctico en una empresa que se dedique a aquello que piensan poner en marcha.

Uno de estos interesantes programas es el “Erasmus Jóvenes Emprendedores”. Sólo oir la palabra Erasmus es cierto que ya nos traslada a una experiencia internacional, ya que de sobra son conocidos los programas que llevan este nombre y que tienen como finalidad el intercambio de estudiantes dentro de Europa. Pues bien, no vamos desencaminados, porque la filosofía es la misma, pero en este caso está destinado a emprendedores y por supuesto también está financiado por la Unión Europea. Este programa ofrece la posibilidad de poder trabajar con un empresario experimentado, en otro país de la Unión, y así que el futuro emprendedor o emprendedora, pueda desarrollar capacidades y habilidades que le permitan a su vuelta, poner en marcha su negocio, llevar a la práctica su idea, con mayores posibilidades de éxito. Qué mejor que poder formarse al lado de alguien que trabaja en el mismo sector en el que se quiere insertar empresarialmente de quién se pueden aprender esos entresijos reales que no están en los libros, pero que son los que a la postre diferencian a la empresa de éxito de la que no lo consigue.

Somos muchos los que cuando decidimos iniciar nuestra aventura empresarial, nos habría gustado poder tener una oportunidad como esta. A este programa se pueden acoger no sólo aquellos residentes europeos que aún no han iniciado su negocio, sino que también quiénes tengan menos de tres años de experiencia profesional, y una gran noticia es que NO EXISTE LÍMITE DE EDAD. Lo importante es no tener una experiencia profesional de más de un trienio.

Os animamos a tener en cuenta esta posibilidad que se abre gracias a Europa, porque además puede servir para conseguir una importante red de contactos, realizando un buen netwoking internacional. La estancia además puede ser desde un mes, hasta un año. Así que para quién se anime. Mucha suerte, y sobre todo, sacad todo lo positivo de esta oportunidad. Los que ya llevamos muchos años en el mercado nos encantaría, pero no podemos.

Si queréis más información al respecto podéis consultar en www.erasmus-entrepreneurs.eu

¿Quién quieres ser?

¿Quién quieres ser?

Quién quieres ser

“Para ser irremplazable, uno debe buscar siempre ser diferente” – Coco Chanel

Hay momentos en la vida, en los que por una razón u otra te enfrentas a ti mismo, a lo que eres, confrontando con lo que puedes ser, o con lo que podrías haber sido. Cada uno tenemos una imagen de nosotros mismos, pensamos que somos originales, pensamos que somos buenos, pensamos que somos diferentes… Pero de verdad, ¿qué somos? ¿quién somos?

El otro día tuve ocasión de enfrentarme a esta realidad. Una reunión de antiguos compañeros de estudios puede dar para mucha reflexión. Sirve para pararse un momento, mirar hacia atrás y pensar en qué es lo que querías hacer, y compararlo con lo que has hecho en realidad. Sirve para analizar lo que pensábamos que podían hacer aquellos con los que compartíamos nuestra vida. Aquellos que en momentos se convirtieron en personas muy importantes para nosotros, pero que por unas cosas u otras, terminamos dejando que salieran de nuestra vida. O incluso a los que de una manera u otra, de forma activa, diciéndoles vete, o de forma pasiva, por no haberles dicho quédate, hemos hecho que no estén, hemos perdido su compañía, su aliento.

Ver a tus compañeros y compañeras, a quienes no has visto en veinte años, es enfrentarte a tu yo de entonces. El tiempo para todos se quedó en “pause” en ese momento.  Recibes cariño, de quién no lo hubieras esperado, energía positiva que te trasmiten personas a las que injustamente tu ego había borrado. Pero también es el momento de enfrentarte a dar respuestas a preguntas que ni tú te habías atrevido a plantearte. Es ese momento en el que cuando a modo del flashback de película, haces un repaso a lo que ha sido tu vida y de pronto, ves cómo se abren los ojos, y cómo te llega como un puñal la pregunta de alguien ¿pero no hiciste tal? Pero, ¿no hiciste cuál? De pronto ves en el rostro de quién te pregunta, como si de un espejo se tratara, que hubo un momento en el que te perdiste. Hubo un momento en el que te traicionaste. Eras una potencia concreta, que no se materializó en el acto que todos creían. Incluido tú mismo. De pronto te paralizas, y piensas, ¿cuándo dejé de querer ser yo?

Dicho así podría parecer que es una reflexión derrotista, llena de frustración, pero el mensaje que quiero trasmitir es totalmente diferente. Mejor darte cuenta ahora, que dentro de otros veinte años. Este es el mejor momento para darte cuenta de que lo que tú tienes, cualquiera lo puede tener, pero nadie puede ser tú. Por eso tienes que decidir no qué quieres ser, sino quién quieres ser. Y para ello, sólo debemos de mirar dentro de nosotros, y buscar nuestra pasión. No tenemos que compararnos con nadie, no tenemos que pensar en si somos mejor o peor que nadie, no. Sólo tenemos que levantar la cabeza, y recordar que simplemente somos nosotros mismos, y eso nadie lo puede superar.

Nunca es tarde para elegir ser tú. No utilices el tiempo como excusa. Recuerda que es mejor ser raro, ser diferente, a ser una copia, un clon de alguien, sin nada nuevo que aportar. Los condicionantes en nuestra contra pueden ser muchos, pero si realmente estamos seguros de lo que queremos, sólo cabe recordar que morimos cuando dejamos de soñar, porque pasamos a deambular en estado catatónico. Si abandonamos nuestros sueños, sí renunciamos, la vida deja de tener sentido, porque nos olvidamos de porqué luchamos.

Mira hacia atrás por un momento, y recuerda quién querías ser. Después mírate en el espejo y ve quién eres. Si no coincide, y no nos gusta lo que vemos, no hay que desesperar. No, para nada. Simplemente piensa qué hacer para ser quién de verdad quieres. Y cuando lo tengas claro (a ser posible no estar dándole vueltas hasta el día del juicio final) muévete y ponte a hacer todo lo necesario para que suceda

Las 8 preguntas que explican por qué la ciudadanía ha cambiado su voto

Las 8 preguntas que explican por qué la ciudadanía ha cambiado su voto

Se acerca el día 13 de junio, fecha en la que sí o sí se tendrán que constituir los ayuntamientos en todo nuestro país. 8.122 nuevas corporaciones locales estarán preparadas para comenzar a trabajar por los “intereses de la ciudadanía”, para conseguir que sus vecinos y vecinas vivan mejor. Estamos a menos de 72 horas de que los nuevos alcaldes, alcaldesas, concejales y concejalas se “invistan”. Esta semana hemos estado viendo como poco a poco, todas las corporaciones de nuestro país andan de despedidas. En los medios de comunicación y en las redes, aparecen fotos que nos muestran a políticos y políticas con rostros sonrientes, pareciendo grupos de estudiantes, que se van a graduar. Muchos de los que aparecen en estas instantáneas ya no volverán. Habrá quien esta situación la viva como un alivio, seguro que sí, y habrá quien no sepa que hacer a partir del lunes 15 de junio, ya que hay quien lleva tanto tiempo yendo al Consistorio (a su casa) que ahora va a necesitar terapia “reeducacional”, porque si no, seguramente que alguno o alguna será visto por conserjes y ujieres, intentando entrar en un despacho, que le perteneció, pero que ahora tiene nuevo inquilino, aunque tarde en desaparecer del ambiente del mismo, el aroma de su perfume.

Este es el momento en el que probablemente los que no van a volver se sentarán y reflexionarán. Se preguntarán qué es lo que han podido hacer para que aquellos vecinos y vecinas que un día depositaron su confianza en ellos y en ellas, ahora le hayan vuelto la espalda, en algunos casos “de una manera cruel”. Muchos se sentirán defraudados, incluso traicionados por una ciudadanía que no ha sabido entender sus “desvelos”. Y tal vez tengan razón, no se la vamos a quitar. Pero ¿esta es la pregunta que se deben de hacer? Desde nuestro modesto punto de vista, esta actitud no lleva a ninguna parte. El victimismo y autocomplacencia que estamos viendo en lideres y lideresas que “de pronto” han dejado de serlo, no es bueno, no es sano, y por supuesto no ayuda a la clase política a crecer.

Tal vez el planteamiento debiera ser otro. Las preguntas que tendrían que hacerse obviamente deberían ir por otros derroteros, que no supongan buscar la culpabilidad fuera, sino mirar hacia dentro, para ver qué es lo que realmente se ha hecho mal. Para poder analizar en qué se ha fallado, dónde han estado los errores y a partir de ahí reflexionar en clave de futuro.

La primera pregunta que cualquiera de estos ex representantes públicos debe de hacerse es ¿he hecho realmente todo lo que podía por mi ciudad, por mis vecinos? ¿lo he dado todo? Además, como este debe de ser un ejercicio interior, de autoencuestación, lo lógico sería que las respuestas fueran lo más sinceras posible, porque si no, realmente mejor es estarse quieto y seguir “llorando por las esquinas” al respecto de lo “malos” que son todos, y lo “poco que han comprendido los desvelos”. Si esta pregunta no es afirmativa, es mejor no seguir haciéndose más, pero por si alguien se atreve a pasar la “prueba de la verdad” le recomendamos que además responda a las siguientes cuestiones:

  • ¿he puesto por delante los intereses de la ciudadanía a los de mi formación política, o a los míos propios?
  • ¿he tomado decisiones en base a la justicia y a mis verdaderos principios, sin tener en cuenta ningún tipo de prejuicio ideológico, cultural, racial, etc.?
  • ¿he obrado de tal manera que haya podido beneficiarme personalmente o beneficiar a los míos?
  • ¿he actuado con contundencia ante la injusticia, el aprovechamiento, o la sinvergonzonería de propios y extraños, o he preferido mirar para otro lado?

En definitiva, ¿he escuchado a la ciudadanía?, o por el contrario ¿he actuado de forma despótica sintiéndome poseedor de la verdad absoluta, y del conocimiento universal?

Probablemente las respuestas a estas cuestiones servirán para explicar en la mayoría de los casos, qué es lo que ha ocurrido y porqué la ciudadanía ahora ha decidido dar su confianza a otros y a otras, a quienes, por cierto, modestamente les aconsejamos que periódicamente se vayan realizando estas preguntas, para de esta manera, no llevarse un “susto mortal”, en mayo de 2019. Recordadlo, porque quién avisa, no es traidor, como dice el sabio refranero español. Ya que al fin y al cabo, como hemos estado comentado esta semana, cada cual recoge lo que siembra, y por supuesto en el caso de los políticos, esta máxima universal no iba a ser diferente.

Suerte para todos, para los que se van y para los que llegan que no lo tienen nada fácil. Y mientras llega el día 13, en muchos municipios de España seguimos haciendo quinielas, porque realmente no tenemos ni la más remota idea de quién va a ser nuestro alcalde o alcaldesa. Por cierto ¿sabéis si las casas de apuestas están trabajando este tema?

¿Cómo tener clientes fieles?

¿Cómo tener clientes fieles?

satisfacción cliente

“Podemos escoger lo que vamos a sembrar, pero estamos obligados a cosechar aquello que plantamos” – Proverbio chino

Las empresas no podemos existir sin clientes. De hecho, cuando una empresa desaparece lo hace bien porque se quedó sin clientes, o bien porque nunca fue capaz de atraerlos. Sin lugar a dudas, el bien más preciado, la joya de la corona tanto de las grandes marcas, como de los modestos autónomos, no es otra cosa que el contar con consumidores que aseguren nuestra supervivencia.

Las empresas por tanto, independientemente de nuestro tamaño, estamos obligadas a hacer todos los esfuerzos necesarios para conseguir que los clientes nos vean, nos conozcan y sobre todo, que nos elijan. Para ello invertimos en imagen, en publicidad, en personal, en todo lo que sea necesario. Y por supuesto, finalmente encontramos el fruto a nuestro esfuerzo y al trabajo que realizamos para que lleguen hasta nosotros, para que en definitiva, nos compren. Este esfuerzo siempre merece la pena, ya que los clientes llegan y de esta manera la supervivencia de los negocios está asegurada. La inversión en tiempo y en recursos que hacemos puede ser titánica, y además exitosa, pero la cuestión es ¿qué hacemos para mantener a esos clientes que tanto nos ha costado atraer? Una vez que los consumidores nos han elegido ¿nos esforzamos todo lo necesario porque estén satisfechos? ¿hacemos que sean fieles nuestros clientes? La cruda realidad en muchos casos, es que las respuestas a estas preguntas son negativas. Invertimos mucho en atraer, en conseguir, y no invertimos nada o casi nada en mantener, cuando es más fácil que sigan con nosotros aquellos que nos han elegido, a que vengan nuevos. La pregunta lógica que cabe que nos hagamos no puede ser otra que ¿por qué? ¿por qué no mimamos a los que ya tenemos? ¿por qué no los hacemos felices para que de esa manera se conviertan en nuestros mejores vendedores?

Las respuestas a estas preguntas a veces simplemente las encontramos en la falta de conciencia de este hecho por parte de responsables de empresas. Estamos tan plenamente convencidos de lo bueno que es nuestro producto, o de lo buenos profesionales que somos, que creemos que con conocernos, con probarnos, es suficiente, y seguimos esforzándonos por atraer a nuevos clientes, descuidando a los que ya tenemos. Este es un error muy habitual, pero a la vez es fácil de solventar. No podemos olvidar que necesitamos tener clientes satisfechos, ya que ellos serán los mejores agentes comerciales con los que podamos contar, y aquí recordamos esa máxima del marketing que dice que “un cliente satisfecho se lo comunica a tres, mientras que uno insatisfecho a once”. Por lo que el buen hacer se trasmite de forma aritmética, mientras que la “mala fama” lo hace de forma geométrica, exponencial.

Al igual que las personas, mejor dicho, mucho más que en el caso de las personas, las empresas también recogen lo que siembran. De tal manera que si somos capaces de mantener satisfecha, contenta, a nuestra clientela, la inversión a realizar en atraer a nuevos consumidores, cada vez tendrá que ser mucho menor. Ahora bien para poder darle realmente lo que quiere a un cliente, hay que saberlo, hay que conocerlo, hay que tener todos los datos posibles, y ahí es dónde tenemos que esforzarnos. El éxito de los pequeños comercios de proximidad, de los ultramarinos de barrio, radicaba en el conocimiento de lo que su clientela realmente quería. Aún recuerdo llegar a la tienda de la esquina y que el tendero me diera algo que yo no le había pedido, incluso que no tenía para pagarlo, y decir “llévatelo que es lo que le gusta a tu madre, ya me lo paga ella después”, y llegar con cierto miedo a casa, y que mamá dijera: ¡ahhh, qué bien!

Precisamente de eso se trata, de que demos a nuestros clientes lo que quieren, de que los tratemos como les gusta, y para ello nada mejor que establecer algún sistema de recogida de información sobre necesidades y de evaluación de la satisfacción. Hoy en día los medios a nuestro alcance nos lo ponen muy fácil y muy barato. Desde menos de 100 euros al mes (poco más de lo que nos cuesta un café al día) podemos disponer de esta información que haga que nuestros clientes estén satisfechos con nuestros productos o servicios, lo que hará que su nivel de fidelidad aumente, que además se conviertan en nuestros mejores vendedores y que de esta manera, nuestro nivel de clientela vaya creciendo cada vez con un coste menor, con un esfuerzo menor.

Hay muchas maneras de conseguir la fidelidad de los clientes, con posibilidades para todo tipo de empresas, e incluso de autónomos o autónomas, sólo hemos de quererlo y planteárnoslo como una inversión más de las que hacemos, porque realmente no es un gasto, ya que los gastos no generan retorno, mientras que las inversiones sí. Os animamos a preguntar, a informaos y así a crecer cada vez más, y por supuesto a un coste menor.

Somos un imán, atraemos lo que sentimos, lo que damos

Somos un imán, atraemos lo que sentimos, lo que damos

somos un iman

“Las cosas no se dicen, se hacen, porque al hacerlas se dicen solas” – Woody Allen

Esta semana vamos a reflexionar sobre lo que conseguimos con nuestros actos, con nuestro comportamiento. La mayoría de las personas somos egoístas por naturaleza y tendemos a esperar recibir algo diferente a lo que entregamos, o lo que es peor aún, queremos que nos den más de lo que nosotros mismos entregamos.

En nuestro refranero tenemos muchos ejemplos al respecto. Particularmente me gusta aquel de “quien siembra tormentas, recoge tempestades”. Hemos de pararnos a pensar en qué es lo que queremos de los demás, cómo queremos que nos traten, y a partir de ahí decidir qué es lo que vamos a hacer nosotros. No es justo pedir lo que nosotros no damos. No debemos exigir lo que no somos capaces de entregar. Aunque a veces se tarde en recoger la cosecha, lo cierto es que en el corto plazo o en el largo, tendremos aquello que hemos sembrado.

La pasada semana, estando en clase, con un grupo de alumnos de Dirección de Recursos Humanos, y comentando estas cuestiones, poníamos como ejemplo el boomerang. Recordemos que este artilugio, que particularmente recuerda al logo de una conocida marca deportiva, siempre vuelve. Lo lanzas, con mucha fuerza o con poca, y es un instrumento que está diseñado para retornar. Justo eso es lo que ocurre con nuestras acciones. Es por ello por lo que debemos ser conscientes de que nuestra actitud ante las cosas, ante los demás, en definitiva ante la vida, es nuestro boomerang que tarde o temprano volverá a nosotros. Pensar en qué es lo que queremos para nosotros mismos, es la mejor forma de tener claro, cómo comportarnos con respecto a los demás.

Seamos muy conscientes de lo que estamos trasladando al mundo con nuestro comportamiento. Quevedo decía que “la soberbia nunca baja de dónde sube, pero siempre cae de dónde subió”. La persona arrogante, prepotente, que mira al resto por encima del hombro, en el fondo lo que demuestra es ser débil, todo lo contrario a lo que pudiera parecer. La mayoría esconden tras este comportamiento grandes carencias, muchos miedos, y por supuesto, complejos de inferioridad. Quien necesita compararse con el resto para darse importancia, o para sentirse bien, no deja de ser “una pobre persona”. La fuerza de verdad, la que nos hace seguir adelante, enfrentarnos al mundo y afrontar los retos con gallardía, reside en la humildad. En saber tratar a todo el mundo con el mismo respeto y la misma educación. En valorarnos a nosotros mismos por lo que somos y hacemos, no por lo que tenemos, y mucho menos comparándonos con los demás. Este ejercicio no es fácil, porque desde pequeños, la forma de medirnos que en muchos casos nos han enseñado, es precisamente el compararse con otros. Pero esta actitud resulta muy pobre. Siempre recordaré aquello de “en el reino de los ciegos, el tuerto es el rey”. No te compares con nadie, sé tú mismo. Mejora por ti, no por los demás, compite contra ti, sólo de esta manera podrás llegar a tu máximo. Pero no te pierdas mirando constantemente a los lados, porque de esa manera, puede que no llegues a desarrollar tu potencial, y además hay que hacerlo desde la convicción de que sólo dando lo mejor de nosotros, podremos recibir lo bueno de los demás.

Esta filosofía, esta manera de entender nuestro paso por la vida, podría parecer muy “mojigata”, pero no lo es. Es aplicable tanto al terreno profesional, como al terreno personal, y aunque a veces el boomerang tarda mucho en volver, no podemos olvidar que siempre, siempre lo hace. De camino, no está mal recordar, que las cosas se hacen, no se dicen, como decía Woody Allen. No basta con decir soy una persona humilde, hay que comportarse como tal. No es suficiente con decir, soy una persona justa. Para nada sirve ni no actúas con justicia hasta en los pequeños detalles. No debemos olvidar que hemos de elegir muy bien las semillas que queremos plantar, porque de ellas dependerán los frutos que después recojamos. Como me decían el otro día, “Somos un imán, atraemos lo que sentimos, lo que damos”. Así que no echemos la culpa a nadie porque todo depende de nosotros.

En busca de la alcaldía desconocida

En busca de la alcaldía desconocida

“Las elecciones, a veces, son la venganza del ciudadano. La papeleta es un puñal de papel.” – David Lloyd George

Han pasado ya diez días desde que la ciudadanía eligiéramos a nuestros nuevos representantes municipales. Las urnas en general, nos dejaron un panorama hasta ahora desconocido en nuestro país, ya que las mayorías absolutas, aunque no hayan desaparecido del todo, se han quedado reducidas a la mínima expresión, sobre todo en poblaciones de más de 20.000 habitantes. Esta situación hace que como se preveía comience una nueva etapa que debe de estar protagonizada por una nueva forma de hacer política, en la que irremediablemente los pactos son los que tienen que marcar las hojas de ruta a seguir, y sobre todo, son los que finalmente van a decidir quiénes van a ser los gobernantes y por supuesto quiénes van a ocupar las alcaldías. Hasta ahora hay una gran incertidumbre al respecto de quién finalmente será el alcalde o la alcaldesa en la gran mayoría de las capitales de provincia. Los nuevos actores, lógicamente se están dejando querer y aún no se han manifestado claramente en muchos casos. En lo que sin lugar a dudas sí que hemos de estar de acuerdo, es en que es un nuevo principio, y que por supuesto supone un cambio radical con respecto a lo que hasta ahora, mayoritariamente ha sido la política municipal.

En las semanas previas al 24 de mayo, por nuestro blog han pasado representantes de la mayoría de las fuerzas políticas, y muchos de ellos ahora son protagonistas absolutos del proceso. Aunque vamos a referirnos al caso de Granada, prácticamente las conclusiones y lo sucedido se puede trasladar a todas las capitales andaluzas y a gran parte de todas las de España, ya que aunque se hable a nivel municipal, en cierta manera, se trabaja en “modo consigna nacional”, porque no olvidemos que las generales que serán probablemente en noviembre, están en el punto de mira de todas las fuerzas políticas, por lo que las elecciones que hagan ahora, y a qué “compañeros de cama” se elija, será determinante a la hora de presentarse con mayor o menor credibilidad al nuevo proceso electoral.

Uno de los partidos “nuevos” que por primera vez competían a nivel municipal es VOX. No se presentaba de forma general en todos los municipios, ni tan siquiera en la mayoría, y sus resultados han sido bastante exiguos. En el caso de Granada, Ignacio Nogueras, el candidato a la alcaldía de la capital nazarí, tras conocerse los resultados nos decía que “el caos se ha instalado”. Para Nogueras, es necesario respetar los programas electorales y las ideas, y según él, esto es incompatible con los pactos. Considera que “la llave la tiene Ciudadanos, y este partido es el que al final va a decidir en muchos sitios, como Granada, quién gobierna o quién no”. Nogueras teme que este nuevo panorama pueda terminar en cuatro años perdidos para la mayoría de los municipios. También quiso aprovechar este espacio para agradecer a los cerca de 1000 votantes que han confiado en su opción en Granada capital.

UPyD, ha sido probablemente el gran damnificado en este proceso electoral, ya que a nivel general, ha perdido aproximadamente el 40% de sus votos. Mayte Olalla, que hasta el próximo día 13 sigue siendo concejala en funciones en el Ayuntamiento de la capital granadina cree que “la baja participación ha sido un palo tremendo, y que todas las fuerzas políticas deben revisar sus actuaciones, porque esto significa que algo se está haciendo mal”. A partir de ahora “el escenario que se abre supondrá un gran reto para los ayuntamientos, y por supuesto para el de Granada”. Olalla sale del consistorio nazarí con la satisfacción del trabajo realizado, con la convicción de haber hecho todo lo posible, recordando que el presupuesto inicial para la campaña con el que contaban era de 339 euros (finalmente 3140 con las donaciones), lo que desde luego no les ha ayudado a tener una gran presencia mediática, como la que sí han disfrutado otras fuerzas políticas.

Otra “víctima” en estas elecciones ha sido Izquierda Unida. En Granada ha perdido la mitad de su representación, volviendo a tener sólo un concejal. Aunque mo todo han sido malos resultados para esta formación. Con nosotros estuvo Victoria … que recordemos era la candidata por Alhendín, y en sus caso los resultados han sido un auténtico éxito. Vicky ha conseguido entrar en el ayuntamiento de la localidad del cinturón de Granada y devolver a este municipio la presencia de IU, que desde los años noventa no había vuelto a estar, por lo que para esta sevillana, granadina de adopción, ahora se abre una nueva etapa llena de ilusión y que afronta con muchas ganas. También quiso recordar que los resultados generales en la provincia han llevado a su formación a pasar de 4 alcaldías a 11 y a incrementar las concejalías, por lo que ahora IU debe centrarse en “responder a la gente que ha confiado en nosotros”.

Vamos Granada, formación en la que estaban PODEMOS y EQUO, aunque realmente es un partido ciudadanista, también concurría en estos comicios por primera vez. Esta formación ha conseguido 3 concejalías, y Romu Benítez, que formaba parte de esta lista, y que estuvo con nosotros para presentarnos su programa, hacía también una valoración al respecto, considerando que han cumplido sus principales objetivos, ya que según Benítez “llegábamos a estas elecciones con el objetivo de romper la mayoría absoluta del Partido Popular, que duraba ya 12 años, y además buscando estar presentes en el consistorio para poder participar en la toma de decisiones y ambos objetivos se han cumplido, por lo que desde Vamos Granada, la valoración que hacemos de los resultados electorales es muy positiva”. Este partido, que tiene una forma muy diferente de entender cómo se deben de hacer las cosas, afronta también con mucha ilusión, la nueva etapa. Avisan de su intención de propiciar que no haya un nuevo gobierno de Pepe Torres, pero a la vez quieren dejar claro que no van a entrar a formar parte de un posible “gobierno de izquierdas”.

Uno de los grandes vencedores de estas elecciones, y además considerado “llave” en muchos de los municipios de nuestro país, y en muchos de los “emblemáticos”, es sin lugar a dudas Ciudadanos. Con nosotros estuvo Luis Miguel Rodríguez, y también nos recibió para valorar los resultados. En el caso concreto de Granada, existía un gran descontento con la campaña directa en contra del candidato, Luis Salvador, que había hecho el PP, por la que el propio alcalde en funciones, Pepe Torres, pidió la pasada semana disculpas públicas. Para Luismi esta campaña había restado votos a su formación y también al propio PP, propiciando que la participación fuera finalmente menor de la esperada. Para Rodoríguez lo más gratificante para su formación ha sido “que se ha acabado con el rodillo de la mayoría”. Aún no se puede avanzar cuál va a ser el signo del voto de esta “llave”, aunque lo que sí se nos asegura es que no va a formar parte de ningún gobierno, sino que van a trabajar para llevar la trasparencia al consistorio y para que cada decisión deba de ser consensuada. “Ciudadanos no va a dar un cheque en blanco a ninguna formación, a cambio de ningún asiento”.

El gran perdedor, de estas elecciones, sin lugar a dudas es el Partido Popular, que tras 12 años de gobierno municipal ha visto como perdía la mayoría absoluta, dejando en el camino además a cinco concejales con respecto a las elecciones anteriores. Nos sentábamos con Antonio Granados, -hasta ahora concejal de deportes, número 12 de la lista, y el primero de los integrantes de la candidatura del PP que finalmente no ha conseguido acta- quien hace una valoración autocrítica de los resultados obtenidos por su formación. Es consciente de que “los ciudadanos han hablado y han castigado a nivel nacional a su partido. No es un tema particular de Granada, sino generalizado, por lo que cree que “en la dirección nacional del Partido Popular hay que reflexionar, no siendo autocompasivo o autocomplaciente, sino que hay que oír a la ciudadanía y a lo que han querido trasmitir. Es necesario que los líderes se remanguen y tomen el pulso a lo que está pasando, tomando las decisiones que sean necesarias, y sobre todo oyendo lo que la ciudadanía ha dejado claro con estos comicios”. Granados también aprovechaba para agradecer a todas aquellas personas del mundo del deporte que en estos días se han puesto en contacto con él para agradecerle el trabajo desarrollado durante estos cuatro años.

Y finalmente, también hablábamos con Paco Cuenca, cabeza de lista de los socialistas granadinos, y que aspira a ser alcalde de Granada, liderando una coalición progresista que desbanque a la actual corporación. Cuenca, que ha mantenido los mismos concejales con los que partía, ocho, considera que Granada ha hablado, se ha manifestado y que la mayoría de los granadinos y granadinas quiere un cambio en la alcaldía, por lo que él se propone como esa alternativa, liderando un nuevo proyecto de ciudad, basado en consensos y sobre todo, en la creación de empleo y hasta el día 13 que se constituirán los nuevos ayuntamientos, va a seguir trabajando para que así sea.

Fuera como fuese, el sábado de la próxima semana, San Antonio de Padua, según el santoral, día 13 de junio, definitivamente las incógnitas quedarán desveladas. ¿Cuáles son vuestras apuestas?

Debemos aprender del fracaso.

Debemos aprender del fracaso.

nuevo comienzo

El fracaso es una gran oportunidad para empezar otra vez con más inteligencia – Henry Ford

La pasada semana, estando en clase con los alumnos del Master de Gestión de la Moda de la Escuela de Comunicación y Marketing (ESCO), hablábamos de los éxitos empresariales de las marcas que se podían utilizar como ejemplo y analizábamos qué era lo que había detrás de estos proyectos que estábamos convirtiendo en ejemplos del buen hacer empresarial, en un sector tan complicado como es el de la Moda.

El debate fue muy interesante. En general se coincidió bastante en la elección de aquellas marcas que nos parecían referentes, aunque lo más interesante del debate, para el post de hoy, no fueron estos nombres (otro día hablaremos de este tema), lo más interesante fue la discusión que entablamos en torno al éxito y al fracaso. Las conclusiones a las que llegamos, fueron muy interesantes y por eso hoy queremos compartirlas en este espacio que dedicamos a hablar del mundo de la empresa y del emprendimiento.

Hay culturas, como la anglosajona en las que realmente se entiende el fracaso, y por supuesto el empresarial, como parte del proceso de aprendizaje, y simplemente como un paso lógico más en la consolidación de las personas emprendedoras, como empresarios y empresarias de verdad. De hecho para ser considerado realmente un hombre o mujer de negocios, se debe de contar con al menos algún fiasco a las espaldas. Esto hace que el miedo al fracaso, y sobre todo las consecuencias del mismo, sean mucho menores en países como por ejemplo, Estados Unidos. Esta concepción del mundo de los negocios, por tanto, hace que las personas emprendedoras se arriesguen, con mucho menos miedo, y sobre todo, que si una vez les fuera mal, no serán penalizados socialmente, ni económicamente, ni lo que puede ser más importante, entrarán en las listas negras de las entidades financieras. El no tener ese lastre y ese peso encima, propicia el que la gente se lance a hacer realidad sus proyectos empresariales, lo que lleva a que hayan podido llevarse a la práctica grandes ideas de negocios, que es muy probable que en nuestra órbita, hubieran terminado durmiendo en el sueño de los justos.

En el otro extremo, en el de los países mediterráneos, es dónde lamentablemente nos encontramos españolitos y españolitas. Vivimos en una cultura en la que el estar pendiente de lo que hace el resto, con la intención de criticar y despotricar, se convierte en deporte nacional. Hacer escarnio público de la desgracia ajena, dar charlas magistrales acerca de cómo debería haber actuado o no (lo más gracioso, lo hace gente que nunca ha hecho nada, y que no ha movido un dedo), y proclamarse sustentadores de la razón absoluta, es lo que parece alimentar a muchos y a muchas, que por suerte o por desgracia, nunca hicieron nada.

Con este panorama, poco propicio al aliento y a la comprensión, la idea de que nuestro negocio no funcione, se convierte en una de las principales barreras con las que nos encontramos a la hora de llevar a cabo nuestros proyectos, ya que el error (fracaso, cierre, etc) no se entiende como algo lógico, que forma parte de la vida de las empresas, sino que se convierte en una losa difícil de levantar y superar. La propia sociedad hace que nos produzca vergüenza el reconocer que las cosas no nos han ido todo lo bien que esperábamos. Y en vez de aprender de lo que no hemos hecho bien, o de lo que podemos mejorar, lo que hacemos es cerrarnos en el fracaso, avergonzarnos y rechazar la idea en muchos casos de volver a intentarlo “por no tener que volver a pasar por lo mismo”. Ahí es dónde radica nuestro principal fallo. Digo nuestro principal fallo, ya que como empresarios y empresarias, o autónomos o emprendedores, el miedo al fracaso, al escarnio público que muchas veces se produce, y a que nos ninguneen por no haber podido salir adelante, se convierte en el principal hándicap para precisamente, llegar a buen puerto.

La herramienta con la que contamos para luchar contra esta realidad no es otra que la convicción, el creer en nuestro proyecto, el convencimiento de que hay que darlo todo para conseguirlo. Nuestra motivación para recorrer el camino, es nuestra mayor arma. Y si no sale a la primera, ya saldrá a la segunda, o a la tercera, o a la que haga falta. Con la fuerza necesaria siempre seremos capaces de levantarnos una vez más de las que caigamos. Y con respecto a los demás “que les den, ande yo caliente, riase la gente”.

Para recordar que esto es una realidad, Os dejamos por aquí dos enlaces a soyentrepeneur.com y nubelo.com interesantes, en los que podemos ver qué grandes empresarios y empresarias, partieron de fracasos estrepitosos. Por mencionar sólo algunos nombres: Ford, Walt Disney, Steve Jobs, J.K. Rowling, Oprah Winfrey o Mary Kay Ash.

https://www.youtube.com/watch?v=OBpv7QqN8Mg

Duros finales, traen esperanzadores comienzos

Duros finales, traen esperanzadores comienzos

duros finales

«Todos los triunfos nacen cuando nos atrevemos a comenzar» – Eugene Ware

A veces las cosas no salen como queríamos. Hay ocasiones en las que por motivos varios, la vida nos pone ante lo que parece el final del camino. Las puertas están cerradas y las aldabas tan altas, que ni siquiera alcanzamos a tocarlas. Damos saltitos intentando llegar, para hacer resonar el manubrio y así soñamos con la posibilidad de que se nos abra la puerta que nos lleve a la felicidad. Pero la realidad no es así. Los milagros rara vez se producen, y atendiendo a la probabilidad, que la suerte nos golpee tampoco es fácil. Así que cuando estamos al borde del precipicio, ¿qué debemos de hacer? ¿Saltar al vacío? ¿Pasear por el borde jugueteando con la posibilidad de caernos? ¿Sentarnos a llorar y a esperar que alguien venga a salvarnos?

Vayamos paso a paso. Cuando las cosas se complican y se nos ponen muy cuesta arriba, tanto, tanto, que creemos que no lo vamos a poder soportar, lo primero que hemos de hacer, es analizar la situación de la forma más objetiva (ya sé que es muy difícil, pero se puede hacer, lo dice alguien que lo ha hecho), y empezar a tomar las decisiones oportunas, siendo conscientes de que un error no es un fracaso, sino que es fuente de aprendizaje. Pero al mismo tiempo con la humildad suficiente como para realmente ser capaces de sacar ese aprendizaje, del error cometido. En las situaciones límite es dónde realmente aflora nuestra auténtica naturaleza, dónde nos mostramos tal cual somos, nos quitamos la careta. Y ahí es dónde tenemos que dar la talla. Haber fallado no supone ser un perdedor, simplemente significa que no se ha conseguido el objetivo, pero no hay porqué darse por vencido. La gran decisión que hay que afrontar es el aprender de los errores y tomar las decisiones que sean necesarias para revertir la situación. No podemos quedarnos esperando a que milagrosamente la situación cambie sola. O a que venga una especie de salvador o de súper héroe que nos solucione nuestro problema. Hemos de actuar. Dar un paso hacia delante y hacer todo aquello que sea necesario.

El final de un sueño, de un proyecto, puede parecer estar ahí, acechando, pero irremediablemente no tiene porqué serlo. Lo que parecen finales, pueden ser comienzos. Cuando nos encontremos en esta situación es cuando tendremos que decidir qué es lo que realmente queremos. Y si de verdad, creemos en nuestro proyecto, en nuestro sueño, si realmente es nuestra pasión, sólo podremos hacer una cosa, no tirar la toalla. Ese es el momento de la valentía, de tomar las decisiones necesarias, y de ser consecuente con ellas, y así seguir adelante. Hay que querer, hay que creer y sobre todo, hay que hacer. Remangarse y dejarse la piel en el intento. Poner todo lo que tenemos para conseguirlo. Sólo así tendremos una oportunidad, porque, ¿es fácil? No, para nada. Es muy difícil, y muy duro, y por ello hay que estar plenamente convencido y quererlo con todas nuestras fuerzas, para hacer los sacrificios que sean necesarios, ya que no olvidemos que una elección siempre supone optar por una vida y dejar otra.

Trabajar duro, hacer las renuncias necesarias, tomar las decisiones oportunas, ¿nos va a asegurar el éxito? Lamentablemente no. Ni siquiera hacer lo correcto y de la mejor manera posible nos va a asegurar que consigamos nuestros objetivos. Pero esta es también la emoción de la vida, la apuesta que hemos de hacer. Y en todo este camino, en toda esta lucha hay una cuestión necesaria. Algo fundamental para nosotros, y es que como no sabemos cómo va a ser el final del camino, hemos de disfrutar, aprender, gozar, y sacarle el máximo partido al camino en sí mismo. Si me obsesiono con el final, no sacaré el necesario aprendizaje de todo el proceso. Y al final, lo que cuenta de verdad, no es el que consigamos los objetivos, el éxito, el triunfo, sino todo lo que hemos hecho para conseguirlo. Lo que hemos trabajado, peleado.  Cuál ha sido nuestra actitud. Si hemos sido humildes, respetuosos, con todos aquellos rivales que aparecían en la senda. Si hemos aprendido de lo que nos ha ido sucediendo y lo hemos interiorizando para ser mejores, para aprender más. Eso es lo realmente importante en la vida.

Al final el sentido de todo no es otro que vivir con un propósito que nos apasione. Darlo todo por conseguirlo, no dejándonos nada en el tintero, siendo capaces de ir aprendiendo de los tropezones que vamos dando, siendo agradecidos con esas personas que vamos encontrando y que de palabra u obra nos van ayudando, incluso en muchos casos marcando, cual maestros que nos enseñan. De aquí nace la fuerza del querer es poder, siempre por supuesto que vaya acompañado del hacer. Al final, como dice un proverbio chino, simplemente se trata de que si nos caemos siete veces, tenemos que levantarnos ocho, y punto.

Para todas aquellas personas que estamos en esa lucha complicada, que nos estamos dejando la piel por conseguir que nuestra pasión siga viva, sólo decirles, que mucha suerte, y que pocas satisfacciones son tan fuertes como la de saber que se ha dado todo, que se ha intentado hasta la extenuación. Así no se fracasa nunca, porque al menos, se aprende. Buena semana y buen nuevo mes.

https://www.youtube.com/watch?v=ii9tpjBr5Lc

Empresari@, para y toma aire.

Empresari@, para y toma aire.

empresario

“Un fracaso dura lo que tardas en olvidarlo, así que tú decides si hacerlo permanente o no”

La vida en una empresa, sobre todo en las pequeñas y en las micros, que para qué nos vamos a engañar, son la mayoría en este país, normalmente es cualquier cosa, menos un remanso de paz y tranquilidad. Al igual pasa con los aguerridos autónomos y autónomas. Ir por la mañana a trabajar se parece mucho a “ir a la batalla”, ya que cada día tenemos que librar una, para al final poder ir ganando la guerra, y ganar la guerra no significa otra cosa que seguir vivos. Seguir abiertos, seguir prestando nuestros servicios, seguir pagando nuestros impuestos, y por supuesto, seguir pagando el “recibo del autónomo”, recordad, que bajo ningún concepto se puede dejar de pagar, o los maleficios del averno caerán sobre quién cometa tal osadía.

Quienes viven en esta pelea continua saben perfectamente de lo que estamos hablando. De lo difícil que es seguir adelante y del poco consuelo que solemos encontrar, entre aquellos que tienen el poder de intentar hacernos las cosas un poco más fáciles y llevaderas. El cambio político que se está produciendo en estos tiempos, esa nueva forma de hacer política que reclamamos la ciudadanía y sobre todo, los nuevos actores que están empezando a tener no ya un papel secundario, sino incluso portagónico en el teatro de nuestras vidas, debería de ser más sensible con la realidad de los valientes y valientas, que pese a todo, cada día salen de sus casas para darlo todo, aún conscientes de que el futuro es incierto y de que si mañana tienen que echar el cierre, probablemente la única recompensa que tengan sea una mano puesta por delante y otra puesta por detrás.

Esta es la realidad, no hay que adoptar una postura autocompasiva que no llevaría a ningún sitio, se trata de ser conscientes de que este es el hábitat en el que nos debemos de mover y prepararse para sobrevivir de la mejor manera posible. Pero mientras estamos luchando contra la marabunta, en muchas ocasiones, nos enredamos en la pelea y eso hace que nos perdamos. Hay una necesidad que muy pocas veces nos paramos a satisfacer, y es precisamente la de detenernos para tomar conciencia de dónde estamos y sobre todo para decidir hacia dónde queremos ir. La vorágine diaria hace que estemos siempre apagando fuegos. Que nuestros días transcurran pendientes de lo urgente. No nos queda otra, porque además, normalmente, autónomos y responsables de pequeñas empresas, hacemos el trabajo de varias personas, y necesitaríamos ser como la diosa hindú Durga, y tener ocho brazos, para poder dar a vasto con todo el trabajo que normalmente se nos suele amontonar. O bien, que los días pasaran de 24 a 48 horas. Esto también ayudaría. Pero como nada de esto es posible, es muy necesario que nos paremos para reflexionar, para tomar aire, y para ver realmente hacia dónde vamos. Lo urgente debe de ser resuelto, es verdad. Pero a veces nos impide dedicarnos a lo importante, y en muchas ocasiones ahí radica el principio del fin. La crónica de una muerte anunciada, empieza precisamente cuando no dejas de apagar fuegos. Cuando el ser bombero de tu propia empresa, se come todo tu tiempo y no puedes pararte a dedicarte de lo realmente importante, que es decidir hacia dónde quieres ir, cómo lo vas a hacer y sobre todo, a ponerte a hacerlo.

Somos conscientes de la dificultad que entraña el día a día. Pero por experiencia propia, hay que pararse, que tomar aire, que mirar dónde se está, y que decidir hacia dónde se quiere ir, y a partir de ahí empezar a andar el camino. Dejarse llevar de un lado a otro, mientras andamos de la ceca a la meca, intentando tapar agujeros, al final nos puede llevar a caer en un inmenso hoyo. Así que hagamos el esfuerzo, y tomemos decisiones, que nos lleven realmente a alcanzar los objetivos que sí o sí debemos marcarnos. Nadie puede encontrar su destino, si no sabe cuál es, sino sabe a dónde va. Así que para, así cogerás fuerzas para llegar a dónde tú quieras, no a dónde te lleven.